Ni móviles, ni gadgets ni startups. La gran protagonista de la semana grande del Mobile World Congress (MWC) ha sido este año la agenda industrial de las telecos. Grupos como Telefónica, Orange, T-Mobile y Vodafone han convertido el evento mundial en un ariete contra las plataformas de contenidos. Una lucha que viene de lejos pero que se ha reavivado debido a las importantes inversiones que deben acometer las operadoras y que quieren que sufraguen, en parte, corporaciones como Google, Apple y Netflix.
La andanada de las compañías de telecomunicaciones no ha cogido desprevenido a nadie. A la postre, GSMA es una patronal que representa a los operadores de redes móviles. Pero ha sorprendido que se haya convertido (casi) en el monotema de esta edición. Hasta el punto de opacar el debate sobre las novedades en telefonía y deslucir las marcianadas que en las recientes ediciones habían merecido la atención (y risas) de los visitantes. Seguramente porque la industria se resentía del zarpazo del Covid y había paralizado sus inversiones.
Dardo a Netflix
El comisario europeo de mercado interior, Thierry Breton, ya había calentado la feria al lanzar cuatro días antes de su inicio una consulta pública para valorar la aprobación de un peaje conocido ya como una tasa Google bis. De hecho, el propio Breton, que participó en la sesión inaugural, intentó templar gaitas entre ambos polos enfrentados.
Pero de nada sirvió. Desde la conferencia inaugural del presidente de Telefónica y de GSMA, José María Álvarez-Pallete, la demanda estuvo clara: quienes se beneficien de los 'hierros' de las telecos, llámese banda ancha o 5G, también deben colaborar en su mantenimiento y despliegue. El discurso, aún así, no ha sido unidireccional. En la tercera jornada, el co-director general de Netflix, Greg Peters, dio la réplica a las operadoras defendiendo el compromiso inversor de plataformas de streaming como el gigante estadounidense.
Nuevos móviles
Esta pugna también se coló en las intervenciones institucionales y, según otros observadores, centró buena parte de las conversaciones del programa ministerial del MWC. Lo cual no obsta para reconocer los lanzamientos anunciados por las marcas de telefonía, que han vuelto a ser uno de los puntos centrales del evento.
Las firmas chinas han copado las presentaciones de móviles. Realme ha apostado por el smartphone que se carga en solo diez minutos, Honor se ha volcado en la triple cámara de su teléfono y Oppo se ha acercado al gaming con su terminal autorefrigerado. También ha habido novedades como el reloj inteligente de Huawei o la tableta 3D de ZTE.
Con asiáticos y rusos
Todos estos ingredientes han devuelto al congreso su posición tradicional como plaza de networking de negocios intercontinental. Como auguró Crónica Global, la cifra final de 88.500 asistentes ha quedado por debajo del récord histórico, pero por encima de lo esperado. Tras el Mobile marcadamente atlántico del año pasado, la presencia asiática ha vuelto con fuerza y se ha mantenido la rusa.
Una vez concluido el evento, dos puntos están claros: la proliferación de plataformas de transmisión libre --OTT en la jerga del sector-- incrementará el tráfico de la red global, que transita hacia territorio desconocido con las sonidos de sirena de la Web 3.0. A esto hay que sumar las promesas de servicios innovadores que traerá consigo el 5G SA, es decir, el modelo que no comparte frecuencias con 3G ni 4G. En cualquier caso, las telecos han escenificado con acierto una controversia que gravitará desde ahora sobre cualquier discusión tecnológica.