Los cuerpos de seguridad rechazan el perro robot polémico en EEUU
Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil descartan la incorporación del aparato, mientras los expertos dudan sobre el encaje legal de la creación de Boston Dynamics
2 noviembre, 2021 00:00La idea de un perro policía robótico no convence a los cuerpos de seguridad españoles. Spot, el ingenio canino desarrollado por la multinacional estadounidense Boston Dynamics, ha despertado cierto rechazo en los Mossos d’Esquadra, la Policía Nacional y la Guardia Civil tras los problemas que generó su implementación en Nueva York.
Pese a ello, la compañía de software Plain Concepts, que desarrollará en España las aplicaciones informáticas del robot, asegura que Spot también puede apoyar el trabajo de los agentes. Pero ninguna institución contactada por Crónica Global confía en la incorporación inminente del aparato.
Rechazo unánime
Un portavoz de la Guardia Civil ha declarado que no se baraja su uso ni en la comunidad autónoma ni tampoco a nivel nacional. La misma respuesta llega desde los Mossos: no hay ningún plan para sumar Spot a su patrulla canina.
Fuentes de la Policía Nacional afirman que “ni es un tema que esté encima de la mesa ni se prevé”. Por el momento, el mayor avance tecnológico del cuerpo es el uso de drones con capacidad para transportar personas.
Fiasco en Nueva York
La reacción contraria de todos los cuerpos llega tras el fiasco de la prueba piloto desarrollada por parte de la policía neoyorquina. Su introducción en barrios conflictivos, ya de por sí con antipatía hacia los uniformados, produjo una sensación de extrañeza e incluso pánico entre los ciudadanos.
Un portavoz de la alcaldía de Nueva York declaró que el dispositivo era "espeluznante y alienante". Las dudas sobre la privacidad de las imágenes grabadas por Spot y las críticas sobre su coste --más de 60.000 euros por unidad-- obligaron a devolver al animal metalizado al almacén.
Un robot adaptable
Pese a ello, Plain Concepts reivindica el empleo del aparato en situaciones peligrosas para la actividad humana. ”En catástrofes naturales como la reciente ocurrida en el volcán de La Palma, Spot puede ser de gran utilidad para tomar muestras evitando poner en peligro la vida de un bombero. En Chernóbil ya fue usado para medir la radiación de la zona de exclusión”, destaca un portavoz de la compañía.
“Este robot es apropiado para su uso en tareas de inspección en fábricas garantizando la seguridad de las instalaciones para los trabajadores, también es útil en minas, sistemas de alcantarillado, zonas volcánicas… en definitiva, zonas peligrosas para un ser humano”, añade. Por otro lado, la tecnológica ha integrado las gafas de realidad mixa HoloLens 2 como herramienta que dota al sector industrial del telecontrol gestual de cuadrúpedos, impulsando el proceso de transición hacia la industria 4.0.
Privacidad, la “prueba de fuego”
Pero la desarrolladora pasa de puntillas sobre uno de los principales conflictos generados por Spot en EEUU: la protección de los datos personales. La letrada Eva Estévez analiza la posible implementación del perro-robot en España a la luz de la legislación vigente.
Para empezar, la abogada explica que la ley europea es mucho más garantista que la estadounidense en cuanto a la protección de datos y a la privacidad de los ciudadanos. Por ello, los perros-robot tendrían que pasar una prueba de fuego antes de patrullar las calles españolas.
Más invasivo que una cámara
Primero, serían sometidos a una evaluación de impacto para determinar si la tecnología que utilizan es proporcional al objetivo que se persigue y si esto podría suponer un perjuicio para los derechos y libertades de los ciudadanos. No obstante, para la abogada esto es muy relativo y puede ser interpretable.
Si el resultado derivado de esta evaluación es un riesgo muy alto para la privacidad, la Agencia Española de Protección de Datos debe autorizar su uso. Es más: los registros visuales obtenidos por Spot difieren de otros métodos de grabación, como las cámaras que “registran puntos de interés público, vehículos o al conjunto de los peatones”. En el caso del perro policía, dice, “se trataría de un método mucho más invasivo para la privacidad”. Podría ser comparable al reconocimiento facial de China, que aquí aún no está permitido.
Debate abierto
Pero hay visiones contrarias. Sergio Juan Creix, profesor de derecho en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), cree que la utilización de los perros-robot no difiere sustancialmente del uso de las cámaras públicas a diferencia, dice, del factor sorpresa. “Es algo inesperado, mientras que la gente sabe dónde están ubicadas las cámaras estáticas y con qué propósito”.
Sobre la posibilidad de implementarlo en España, aunque no es taxativo, no lo ve factible a corto plazo. El hecho de que se haya probado en países como Holanda tampoco abre la puerta a una aplicación inmediata. Puede que se trate de un testeo. “Para criticar, hay que conocer”. No obstante, coincide con Estévez en que para su utilización sería necesaria una base legal. “Lo importante no es tanto el dispositivo, sino su uso”, apostilla el experto.
Cobertura legal
Según el profesor, una ley debería regular la utilización de estas herramientas. Aún así, en lo relativo a grabar conversaciones privadas, supondría una vulneración del derecho al secreto de las conversaciones. “Para intervenir una conversación, es necesaria una autorización judicial”.
Sobre la polémica del reconocimiento facial, dice, “a la gente le asusta un futuro en el que las máquinas te reconozcan por la calle”. Sin embargo, es una realidad que ya ha llegado para quedarse. “Ya lo han utilizado empresas como Mercadona, no es nada nuevo”, concluye.
¿Una quimera?
Por el momento la implementación de estos perros resulta una quimera. “Lo veo útil para controlar infraestructuras críticas o en situaciones en las que hay una gran aglomeración de personas, en un contexto de terrorismo, por ejemplo, para identificar el rostro de alguien en concreto sin que otra persona corra un riesgo”, expone. Pero no lo ve útil como compañero de patrulla.
Alicia Casals, profesora de robótica en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), resume así su visión sobre el futuro del aparato: "Más allá de su operabilidad y funcionalidad, si se quiere poner este robot en la calle interaccionando con las personas hay que tener en cuenta la aceptabilidad del usuario". "Entre el factor nuevo que supone su aparición y la desconfianza brutal hacia la policía que hay actualmente, las personas deben entender por qué se usa este robot, sobre todo cuando se está pensando en aplicaciones de vigilancia", concluye.