“En Barcelona tardaremos a relanzar el servicio unas dos o tres semanas, mientras que en Madrid ya estamos manos a la obra”, detalla Toni Riera, director general de la firma de patinetes eléctricos Bird en España y Portugal. Y el motivo es muy claro. En Barcelona, tal y como subraya Riera, la compañía no puede aparcar los patinetes en espacios públicos, lo que obliga a usar párkings y espacios de coworking para su estacionamiento.
“Eso supone un menor uso del servicio, ya que la gente tiene que ir a buscar el patinete para sacarlo de vuelta a la calle. Tenemos ahora mismo unos 2.000 patinetes sin usar porque sólo podemos operar en Barcelona con una flota pequeña”, matiza. Por ello, la compañía de patinetes eléctricos solicita al ayuntamiento que lidera Ada Colau que "acelere la legislación", ahora que el aforo del transporte público está limitado para evitar el riesgo de contagios por Covid-19.
Se reduce la competencia en Madrid
De la misma manera, Guillem Pages, director general y uno de los fundadores de Reby, tiene previsto operar en la capital madrileña, cuanto antes, con una flota de unos 100 patinetes en el centro. “La actividad en Barcelona, sin embargo, no se reanudará hasta dentro de unas semanas. El ayuntamiento es bastante restrictivo. Pero en otras ciudades como Madrid y Zaragoza, donde ya hay unos protocolos de desinfección y actuación fijados, volveremos antes”, añade.
Según Pages, hasta ahora, había muchas empresas operando en la capital madrileña, pero varias han dejado de funcionar y la competencia se ha reducido, lo que supone un buen momento para hacerse fuerte en la ciudad.
De la reticencia, al beneplácito
Ambas compañías tienen ganas de reanudar la actividad tras dos meses de parón. Y, en ese sentido, confiesan estar en conversaciones con varios ayuntamientos para que los patinetes eléctricos se conviertan en otro medio de transporte más y reducir el uso de los coches.
“Antes del coronavirus, algunos ayuntamientos se mostraban más reticentes y no tenían mucha prisa por implantar estos servicios, sin embargo la situación ahora ha cambiado y estamos en conversaciones con varias administraciones y consistorios como el Tarragona, algunos del área metropolitana de Barcelona --L’Hospitalet y El Prat de Llobregat-- y de Madrid, así como con la administración de Sevilla”, subraya Pages.
Dada la situación excepcional actual, las ciudades españolas están mucho más receptivas con la idea de dar al usuario una alternativa sostenible, más allá del transporte público. Por ello, algunas ya han optado por el bloqueo de calles centrales o la habilitación de más carriles para bicicletas y patinetes.
Dos meses de inactividad
Las compañías de patinetes eléctricos se han visto obligadas, como muchas otras, a parar la actividad de un día para otro. Así, en el caso de Reby, cuya facturación en el 2019 superó los tres millones de euros, ha tenido que aplicar un ERTE a gran parte de la plantilla --sólo en Barcelona tiene más de 50 trabajadores--, pero prevé que los empleados vayan incorporándose paulatinamente a sus puestos de trabajo a medida que el servicio se retome en algunas ciudades españolas y se abra paso en otras.
Mientras, al grupo Bird la crisis lo pilló, por suerte, con una ronda de financiación de 350 millones de dólares recién cerrada, lo que ha favorecido el mantenimiento de todo plantilla en España, que en su caso está compuesta por unas 35 personas entre Madrid y Barcelona.
Protocolos de desinfección
En cualquier caso, cuando ambas compañías reanuden su actividad en España los procesos de desinfección y limpieza tendrán que seguirse a rajatabla. Y lo saben. “Cada día tendremos que proceder a una desinfección absoluta de los patinetes y, en nuestro caso, vamos a repartir guantes a la gran mayoría de usuarios, así como advertirles a través de nuestra app del uso obligatorio de los mismos”, explica Riera.
En el caso de Bird, la firma ha diseñado un protocolo a nivel interno, para todo su equipo, y externo, para los usuarios, que ha compartido con los ayuntamientos. Así, todos los patinetes que vayan al almacén cada noche serán desinfectados, al mismo tiempo que el equipo encargado de gestionar la flota irá limpiándola a a lo largo del día. “Vamos a solicitar a los usuarios, además, que se pongan el casco con la mascarilla”, concluye Pages.