Hay una empresa catalana que va ganando fuerza en el ámbito de la impresión 3D. Se llama BCN3D Technologies, tiene la sede en Castelldefels (Barcelona) y ha cautivado a grandes multinacionales de la talla de Seat y Nissan. Aunque nació en el seno de la Fundació CIM de la Universitat Politécnica de Catalunya (UPC), sus líderes decidieron volar por libre en 2019 y crear una spin-off. Pero ¿cuál es la historia de esta empresa novel y de sus impulsores?
Su CTO o director de tecnología, Eric Pallarés, recibió a Crónica Global en lo que el equipo llama “la granja”. Se trata de una habitación con varias de sus impresoras 3D que permite conocer a simple vista lo que ha evolucionado su concepto de impresora y lo que son capaces de hacer.
Una spin-off universitaria
Bajo el amparo de la Fundació CIM, Xavier Martínez, el CEO de BCN3D Technologies, y Pallarés, presentaron en 2015 su primera impresora 3D, a la que bautizaron como Sigma. “Comenzamos a comercializarla en 2016 con usos muy distintos, desde prototipado, a pruebas de concepto, ayudas visuales, maquetas, etc. Y los sectores en los que podía encajar eran varios, como el healthcare, la automoción o estudios de arquitectura”, detalla Pallarés. Su precio, inferior a los 2.500 euros, se fijó “un poco por debajo” del de la competencia.
Pero no contentos con una máquina en el mercado, un año después, en 2017, decidieron lanzar otra impresora de escritorio a la que llamaron Sigmax. “Empezamos a recibir solicitudes de una máquina más grande y pensamos que la mejor manera de satisfacer esa demanda era creando una impresora con una mayor anchura. Nos dimos cuenta de que, mecánicamente hablando, la pieza impresa se comporta mejor cuando tiene una base más amplia y no en alto”, detalla el CTO de esta spin-off. Aunque el incremento de tamaño también comportaba un aumento de precio. La Sigmax se comercializa con un precio por debajo de los 4.000 euros, pero supera en más de 1.000 euros el coste de su antecesora.
Grandes clientes de varios sectores
Con estas dos máquinas, esta joven empresa ha conquistado no sólo a Seat y Nissan, sino también a BMW, al Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, a la empresa de calzado Camper e incluso a la NASA. Pero el momento álgido, hasta ahora, de estos jóvenes llegó en 2019, cuando recibieron una inversión de 2,7 millones de euros. “Quien lideró la ronda de financiación fue el CEO de la química BASF, junto con JME Ventures, propiedad de José Manuel Entrecanales y Victoria Venture”, recuerda Pallarés.
Así, con este impulso decidieron añadir un miembro más a su familia de impresoras 3D. Se llama Epsilon y llegará a los primeros clientes en unos días. “Todas las máquinas Epsilon fabricadas de aquí a finales de marzo ya están vendidas y asignadas. Tenemos más de un millón de euros de facturación asegurado”, asegura Pallarés. Cada Epsilon cuesta 6.995 euros.
Planes para 2020
Se trata de una impresora cubierta que mejora el proceso de impresión ya que se realiza en un entorno controlado que admite temperaturas más altas y, por consiguiente, el uso de plásticos más sensibles al entorno. Está a medio camino entre una impresora de escritorio y una industrial grande. Asimismo, el equipo de BCN3D Technologies trabaja en crear su propia plataforma cloud de gestión de impresión que llegará con las Epsilon. “En un entorno de industria 4.0 tiene más sentido que desde una estación de trabajo o de control se pueda enviar un archivo a la impresora y facilitar un entorno colaborativo para que la máquina sea un recurso compartido”, señala Pallarés.
Sin embargo, el equipo de esta spin-off, como es consciente de que este mercado se mueve muy rápido, y que “cada año muere una empresa relevante”, hay que lanzar novedades cada año. “Siempre hemos sido una empresa con vocación de desarrollar nuevos productos, aunque sea una actualización de alguna máquina ya existente, y la idea es seguir este año esa tendencia. Siempre hay que hacer ruido con novedades y de una manera u otra lo haremos este 2020”, concluye Pallarés.