España tiene un ecosistema de startups cada vez más potente (en número). La emprendeduría, en nuestro país, toma forma y se fortalece. De hecho, desde 2014 el número de emprededores españoles ha crecido.
Sin embargo, ese panorma también cuenta con una realidad menos positiva. Según el barómetro de emprendimiento de 2019 del Ministerio de Economía y Empresa, la vida media de las startups en España supera, aunque no por mucho, los dos años y en Europa se sitúa en los 2,4 años. La dinámica de creación y destrucción de empresas emergentes en España es de las más elevadas dentro de las grandes economías europeas.
El emprendimiento como una salida a la crisis
Esa corta vida, además, quedó también reflejada en el Mapa de Emprendimiento de 20128 publicado por Spain Startup-South Summit. Una de las conclusiones de este encuentro fue que apenas el 5% de las startups españolas sobreviven hasta los cinco años y un 15% no supera ni los 12 meses de vida.
El motivo del boom de las startups en España se debe, en palabras de Enric Serradell-López, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la universidad UOC, a que "el autoempleo ha sido para muchos la única solución para poder incorporarse al mercado laboral ante un entorno de crisis económica, elevadas tasas de paro y muchos problemas para encontrar una ocupación de calidad".
El modelo de Silicon Valley
Además, cuando un español emprende tiene en mente el modelo de Silicon Valley y sus grandes historias de éxito. "Todos los países están intentando copiar el modelo de Silicon Valley y es inevitable que se busquen referencias en las empresas que han triunfado", detalla Serradell.
No obstante, intentar imitar o copiar un ecosistema como el que hay en la bahía San Francisco en España entraña, también, ciertos peligros y riesgos. "Los aspectos culturales son muy importantes. Una de las principales características de la cultura emprendedora en Estados Unidos es la cultura del reconocimiento al fracaso. En España iniciar y cerrar proyectos fracasados es una señal de debilidad. En cambio, en Estados Unidos demuestra que se tiene un perfil dinámico e innovador que suma positivamente en el currículum", concluye Serradell.