Las baterías de los móviles han evolucionado tanto como los propios dispositivos. De hecho, es uno de los puntos más importantes a la hora de tomar una decisión de compra y es, también, donde más siguen flaqueando la mayoría de modelos. Los usuarios demandan baterías más duraderas. Sin embargo, a duras penas se consigue llegar a 24 horas completas con un solo ciclo. Pero la solución, al menos de momento, parece estar en otro lado.
Aunque los mAh (miliamperios) han ido creciendo al mismo tiempo que el cuerpo de los smartphones, pasando de los que apenas llegaban a las 2.000 mAh a rozar ya los 4.500 mAh en algunos terminales, el sistema de carga parece ser la clave para mejorar el apartado de la autonomía de un móvil. Conceptos como inalámbrica, reversible, SuperCharge o Dash Charge deben ser conocidos por los usuarios si estos quieren alargar la vida útil de sus dispositivos.
A mayor consumo, más miliamperios
En los primeros smartphones, incluso en aquellos dispositivos que solo servían para llamar y recibir SMS, no era necesario disponer de mucha capacidad y, por ello, con apenas 1.500 mAh tenían capacidad suficiente para aguantar hasta una semana sin pasar por el cargador. Esto se debía a que el uso que se hacía de los teléfonos móviles no suponía, ni de lejos, el consumo que requieren actualmente para poder funcionar y llegar, a duras penas, a un día completo.
Por eso, los miliamperios han crecido, pero no es el único dato en el que se deben fijar los usuarios. La optimización del software o la eficiencia de los procesadores son claves para conseguir una mayor duración, más allá del dato de los miliamperios que, aunque es un buen indicador para saber si la batería del móvil va a durar más o menos, no es el único factor que entra en juego. Asimismo, los sistemas de carga también son importantes.
Carga rápida
Los fabricantes están apostando por implementar estos sistemas en sus dispositivos móviles. Estas tecnologías suelen ser propietarias, es decir, desarrolladas por la propia empresa o por terceros que colaboran con ellos para dar una respuesta a esa necesidad imperiosa de cargar la batería más rápidamente. Junto con los mAh, actualmente también se indican los W. Por ejemplo, las últimas noticias dicen que Xiaomi ya tiene lista una Super Charge Turbo a 100W que podría dar una energía de 4.000 mAh en 17 minutos.
Las más conocidas que ya están disponibles en el mercado son la SuperCharge de Huawei a 40W, que llega a los 4.000 mAh en 60 minutos, la Super VOOC de Oppo a 50W, con 3.500 mAh en 35 minutos, o la Warp Charge de OnePlus a 30W, que alcanza los 3.800 mAh en 60 minutos. Pero, además del ciclo completo, también optimizan el proceso, favoreciendo que la mayor parte de la carga recaiga en los primeros minutos. De este modo, ante cualquier urgencia, se puede tener un buen porcentaje de carga con apenas diez minutos conectado a la corriente.
Carga inalámbrica
Otro estándar que ha surgido en los últimos años es el de la carga inalámbrica. La mayoría de los fabricantes han optado por la tecnología Qi, que permite dar energía a los dispositivos electrónicos tan solo apoyando su superficie sobre un cargador compatible.
La carga inalámbrica tiene como ventaja la ausencia de cables, pero su mayor desventaja es que aún no llega a la velocidad que estos alcanzan. Por ejemplo, uno de los fabricantes que más velocidad consigue es Huawei, que ha incorporado en su Huawei Mate 30 Pro una carga inalámbrica a 27W, mientras que por cable llega a los 40W.
Carga reversible o inversa
La gran sorpresa del último año en materia de carga de batería es la opción reversible o inversa, que permite utilizar el dispositivo principal (en este caso el smartphone) como powerbank para dar energía a otros móviles o dispositivos.
Para utilizarlo, el dispositivo emisor de energía debe contar con este sistema y el usuario habilitarlo en el menú de 'Ajustes'. Por su parte, el dispositivo receptor debe contar con carga inalámbrica, que es la tecnología mediante la cual se transmite esta energía.