La nube es ese lugar etéreo, que no se sabe muy bien dónde está exactamente, pero que ha terminado por imponerse como solución de almacenamiento. Lejos quedaron esos días en los guardar la información era un quebradero de cabeza o requería de la utilización de discos duros externos. Ahora es muy sencillo hacer una copia de seguridad de todos los datos importantes de cualquier usuario y que los tenga disponibles en cualquier dispositivo.
Sin embargo, aún existen algunos usuarios que por desconocimiento se muestran reacios a subir sus archivos personales a la nube. En esta guía se intentará aclarar los mitos que rodean a la nube y explicar cómo se puede hacer para tener una copia de seguridad lo más actualizada posible de todos los datos.
¿Qué es la nube?
La nube no es más que una red de servidores interconectados que permiten que la información subida a ellos se divida en partes y se encripte. Por este motivo son mucho más seguros que los tradicionales discos duros (a los que cualquiera podría acceder en caso de pérdida). Además, la ventaja de dividir la información es que, si un servidor se avería, el resto puede seguir soportando la descarga de esos archivos (al contrario que si se rompe el disco duro externo).
Por otro lado, la nube ofrece una capa de protección extra para la información personal, dado que los grandes servicios, como los que ofrece Google con su Drive o Apple con iCloud, incorporan uno de los sistemas más seguros: la identificación en dos pasos. Esto quiere decir que, para iniciar sesión, no basta sólo con la clave de usuario, sino que requiere una segunda confirmación, generalmente con un código que se envía al teléfono móvil.
¿Qué datos merece la pena guardar?
Aunque este primer punto es muy relativo, pues cada usuario tiene su propia visión de qué es imprescindible para él, la realidad es que hay cuatro grandes parcelas que casi todos calificarían como muy importantes: información personal (libreta de contactos, calendarios, etc.), multimedia (fotografías y vídeos), correos electrónicos y documentos de trabajo. En estas áreas estaría incluido casi todo lo que merece la pena conservar.
Usuarios mirando un ordenador portátil / UNSPLASH
Es por eso por lo que los fabricantes de software han apostado por que este tipo de información sea la más fácil de conservar en la nube. Por ejemplo, en el caso de Google, la compañía ofrece un servicio que comprime mínimamente las imágenes del usuario, pero a cambio permite la subida ilimitada de este tipo de elementos. En el caso de Apple, iCloud sincroniza de manera autómatica las fotografías en teléfono, ordenador y tablet.
¿Cómo subir los archivos a la nube?
La respuesta es muy sencilla: con cualquiera de los planes de almacenamiento que ofrecen las principales compañías tecnológicas. Los más usados son los de Google Drive, iCloud de Apple o OneDrive de Microsoft. Son bastante económicos y permiten disponer de la información o datos que se suban a estos servidores en cualquier momento y desde cualquier dispositivo.
En el caso de los contactos del teléfono móvil, los calendarios o los correos electrónicos, la mayoría de fabricantes de smartphones también ofrecen copias de seguridad gratuitas para que, en el caso de cambiar de terminal, sea mucho más sencillo para el usuario migrar toda su información personal.
El presente está en la nube
Como se puede ver, todas las grandes compañías tecnológicas trabajan con sistemas en la nube. Éste es el presente de la informática, dado que supone una gran solución al problema del almacenamiento y de la seguridad de la información para los usuarios.