El mundo de la tecnología ha hecho que cada vez sea más fácil obtener información de una persona determinada: de un hijo, un novio, un futuro empleado o de un presunto terrorista. Internet ha abierto un mundo de nuevas posibilidades en el que los gigantes tecnológicos tienen por primera vez en sus manos más información de sus clientes de la que nunca antes podrían haber imaginado.
La negativa de Apple de descifrar el lenguaje encriptado de los dispositivos Apple con el fin de acceder al iPhone del terrorista Syed Rizwan Farook, autor de la masacre en San Bernardino (Estados Unidos), ha reabierto el debate entre el derecho del Estado a proteger a sus ciudadanos, y el derecho de los ciudadanos a su privacidad.
Seguridad versus privacidad
La alta seguridad de estos teléfonos es justamente lo que quieren los usuarios que compran un dispositivo iPhone. Pero tanto Google como Facebook o Apple acaban acumulando millones de datos de sus usuarios y, a menudo, saben más que el mismo Estado sobre los ciudadanos, y no siempre colaboran con él para averiguar crímenes o potenciales actos delictivos.
En sus bases de datos pueden almacenarse informaciones privilegiadas que, aunque sea de forma involuntaria, pueden favorecer a los delincuentes a la hora de llevar a cabo sus atentados.
¿Campaña de márketing?
Dan Abrams, analista legal, explicaba este miércoles en la cadena Abc News que la tecnología que utilizan estos dispositivos es tan avanzada que “para ofrecer la asistencia que el Gobierno necesita, Apple tiene que literalmente crear de cero un nuevo sistema para acceder en los teléfonos”.
El dilema que señala el CEO de la compañía, Tim Cook, es que esto puede sentar un precedente en el que todo lo que se ha construido para proteger la seguridad y la privacidad del usuario quede en nada. Es una pugna entre el derecho del Gobierno a conseguir información para sus investigaciones y la privacidad de los usuarios. De aquí la mención al caso Snowden y su denuncia sobra la vigilancia masiva de la agencia NSA sobre los ciudadanos estadounidenses.
La cuestión de que Apple, entrando en el móvil del terrorista de San Bernardino, acabara sustituyendo a un juez en la fase de investigación tiene sentido si se acepta la idea de que son las empresas privadas, y no las instituciones, las entidades encargadas de salvaguardar la seguridad y privacidad. Tampoco es lo mismo entrar en el móvil de una persona que en los de todos los ciudadanos.
Apple no accede a esa información
Con el sistema iOs, Apple hizo de la seguridad y la impenetrabilidad el principal emblema de su marca respecto a otros sistemas, como Android, considerado más vulnerable por los virus informáticos. Y con el iPhone 5, Apple declaró que no podía penetrar en los secretos de sus usuarios con el fin de desmarcarse de competidores como Google, acusado en las redes sociales de ejercer un control excesivo sobre todos los navegadores en su buscador.
El FBI ya criticó en el pasado a la compañía de Cupertino por el alto grado de impenetrabilidad del iPhone y el hecho de que el ISIS aprovecha el lenguaje encubierto de muchas aplicaciones y plataformas para comunicarse y llevar a cabo sus ataques. Y es que Apple, con su sistema de seguridad, podría indirectamente favorecer a quien decide delinquir.