La publicidad en YouTube de las tiendas de ropa y complementos online es más complicada: son nombradas una y otra vez por las vloggeras más enfocadas a tendencias, y es difícil saber cuándo el producto ha sido comprado por gusto o regalado para su difusión.
Y lo mismo ocurre con los espectáculos: macrofestivales de música, obras de teatro, etcétera, a los que varios youtubers asisten al unísono, sin que sepamos si es que son así de amigos o les han pagado la entrada a cambio de aparecer en sus vlogs.
Es difícil distinguir
En este contexto, se hace difícil no sospechar de las recomendaciones de películas, videojuegos, libros o nuevos canales de entretenimiento online de reciente aparición, como el que Yellow Mellow (898.000 suscriptores) ha nombrado hasta tres veces en sus vídeos esta semana.
En cualquier caso, parece claro que --uno--, de momento los jóvenes sólo son target para azúcar, alcohol, cosmética y ocio; dos, las marcas siguen encontrando la manera de mezclarse con los contenidos; y, tres, la publicidad en YouTube no tiene, ni mucho menos, las horas contadas, sobre todo teniendo en cuenta el inminente lanzamiento europeo de YouTube Red, la versión sin anuncios que la plataforma pondrá a disposición de los usuarios por una módica cantidad al mes (9,99 dólares en Estados Unidos).