
El director catalán de cine Àlex Lora CEDIDA
Àlex Lora, camino del Oscar: "El sistema te vende la posibilidad de cambio y no es más que una pancarta, una mentira"
El director de cine catalán está nominado a los premios Gaudí y Goya, tras arrasar en Sundance y otros festivales cinematográficos
Después de que Segundo Premio, de Isaki Lacuesta, se cayera de la carrera de los Oscar, las esperanzas catalanas siguen vivas. No es que El 47 tenga un mercado en Estados Unidos, sino que hay un catalán que vive allí que con su último cortometraje no ha dejado de recoger premios y la candidatura e incluso el Oscar al mejor cortometraje de ficción podría ser uno de ellos.
Se trata de Àlex Lora, un conocido realizador que se estrenó hace tres años en el largo con Unicornios, pero que ha seguido explorando su narrativa y su cine en el corto. El pasado 2024 regresó al festival de Sundance para presentar La gran obra y, una vez más, triunfó.
La gran obra
El título se ajusta perfectamente al corto. Se trata de una pieza de orfebrería en la que, en poco más de 20 minutos, el cineasta catalán enfrenta al espectador con su interior más oscuro. Aquel que siente miedo por el otro y aquel que siempre se las da de bueno quedan aquí cuestionados.
La historia parte cuando una familia acomodada quiere deshacerse de un televisor y, en el desguace, se encuentran a dos personas racializadas con ganas de ayudarles a deshacerse de todo lo que les haga falta. La desconfianza del pater familias y la confianza absoluta de la mujer van a desmoronarse en cada una de las escenas de esta especie de Parásitos a la española rodada en Estados Unidos que, por el momento, está nominada a los Goya y a los Gaudí.
- ¿De dónde sale esta idea?
- De Lluís Quílez, productor y coguionista del cortometraje. Él llega con el concepto, a través de una experiencia personal. Parte de la reflexión de hasta qué punto nosotros ayudamos por ayudar o ayudamos para ayudarnos a nosotros mismos. Asimismo, plantea hasta qué punto se deja ayudar el que está siendo ayudado o si también intenta sacar beneficio. Eso, sumado al tema de los prejuicios de cada uno, se empieza a gestar como motor del proyecto.
- A partir de ahí, con Alfonso Amador, que es un buen amigo mío con el que hemos coescrito varios guiones y demás, escribí una primera versión de 29 páginas, que tras una revisión dejo en 18 y a partir de ahí se rueda al corto.
- ¿Eso quiere decir que puede haber largo?
- No creo, pero inspirado puede ser.
- Daba la sensación, por eso de la versión inicial más larga.
- O sea, hacer un largometraje del corto, no. Porque también cada uno tiene sus proyectos y no vamos a estirar ciertas cosas. Pero a nivel de tema y de tono, estoy trabajando en un proyecto que puede tener connotaciones con este corto, como podría tener con Parásitos o con otras películas.

El director de cine Àlex Lora FESTIVAL DE MÁLAGA
- Gracias por mencionarlo, porque en cierta manera, uno ve el corto y lo relaciona con 'Parásitos'. Sobre todo, por la incomodidad que se genera en el espectador.
- Bueno, entiendo la referencia por el tema de la mansión, pero a nivel de tono igual tenga más que ver con Haneke. Es el cine que a uno le gusta y en el corto prueba cosas. Pero el acercamiento, al tener un mensaje social, quería que tuviera un aire de cine suspense o de thriller psicológico.
- Mi objetivo era que la película, en el fondo, sucediera en la cabeza del espectador. Y hacerlo con técnicas muy simples, de anticipación, de crear expectativas, vas haciendo plannings que a lo mejor, hasta que se resuelven, van generando dudas en el espectador y planteen la duda de quiénes son los buenos y los malos. Al final son trucos super simples, pero efectivos.
- Más allá de las referencias externas, también tiene conexión con otras películas suyas. En 'El cuarto reino' había referencias al tema de la inmigración y en 'Unicornios', a esta sociedad capitalista, de consumo y de adquisición. ¿Diría que su tema, su sello es prestar atención o poner el foco en estas fallas de la sociedad?
- Es algo que me interesa. Yo tiendo hacia el cine social. También vengo de los documentales y tengo una discapacidad. Por eso, a veces, cuando abordo un proyecto pienso qué es lo que no funciona, desde el punto de vista de la inhabilidad de algo. Ese, para mí, puede ser como un motor. Antes no era del todo consciente de ello, pero sigues haciendo cortometrajes y ves que, a lo mejor, quizás aquí hay un deseo de ver que nada es perfecto y entonces yo no me siento tan imperfecto.
- Más allá de eso, el sistema es algo increíble. Increíble por lo complejo que es, a veces por lo macabro, lo perverso, que puede llegar a ser. Y para mí La gran obra es el sistema capitalista, que es tan perverso y a la vez tan perfecto que, incluso con todos sus fallos, es muy difícil acabar con él, incluso está programado para perpetuarse.
- Y cuando miras cómo está el mundo y echas un poco de mano a la historia y las diferentes opciones que ha habido y por qué no funcionaron y ni funcionan, ves que todo está tan intrincado a las miserias del ser humano, que es imposible cambiarlo, de alguna manera. O nos cambiamos nosotros o no va a cambiar el sistema. Eso me interesa.

Daniel Grao en una escena de 'La gran obra'
- Uno también piensa eso. Si todo lo que les pasa a estos personajes de 'La gran obra' es porque son así y si lo son más por culpa de este sistema que han aceptado y lo tienen tan integrado, que ya actúan así.
- Bueno, es que al final, aunque el sistema te vende la posibilidad de cambio, no es más que una pancarta. Es mentira. O la posibilidad es muy pequeña.
- Y a medida que te vas haciendo más mayor, quizás tiendes más a la practicidad, estás un poco más desanimado. Esto es lo que le pasa al padre, porque sabe quién tiene el poder y que los pobres van a seguir siendo pobres y los ricos. Y los pobres, pues mira, a ver si podemos llegar a ser clase media baja con suerte. Pero lo normal es que no suceda. Subir en las escaleras sociales es algo muy complicado, aunque el sistema nos venda que existe eso. Al final es un poco lo del caballo y la zanahoria, te ponen la zanahoria delante y tu piensas que vas a poder subir un peldaño, pero lo que estás haciendo es seguir la zanahoria mientras estás llevando un carro detrás. Con eso hay que tener cuidado.
- De eso también hablaba Unicornios. En el fondo, te empujan a ser hiperproductivos, siempre hay que estar haciendo algo, pones tu identidad en lugares que no son firmes. Si tú te presentas siempre diciendo, yo soy Àlex Lora, soy director de cine y le doy importancia al director de cine, ¿qué pasa cuando ya no puedo dirigir películas o no me den más dinero o no quiero hacerlo? ¿Ya no soy Àlex Lora?
- Poner la identidad en lugares que se merecen, es un trabajo consciente. Porque si no el sistema te empuja a poner tu identidad en lugares que tienen que ver con lo efímero, con el intercambio, con la compra-venta.
- Lo dice usted, que esta en el epicentro de todo, en Estados Unidos. No sé cómo se vive eso
- Bueno, es que allí lo vives. Y lo vives pensando que eres un inmigrante, pero que yo soy europeo, al final. Y aun así, hay cosas que las sufres. Y estando allí te das cuenta de la animalada que es el sistema y empiezas a ser conscientes.
- En Odysseus gambit ya hablaba de la gente que se cae por las costuras del sistema, que también tiene agujeros ahí y de como el peso de la cultura, a veces, ya no tiene cabida en el sistema capitalista. Como hicimos con La butaca del padre. Y, poco a poco, empiezas a ser consciente de que esos temas te interesan. Pero es que es brutal, hay a veces es un sálvese quien pueda.
- Yo no digo que España sea el mejor país del mundo y, al final yo vivo en Nueva York con mi familia, pero eso es la selva. Si tú te pones enfermo y no tienes seguro médico, ir a hacer una visita te cuesta 200 pavos. Una niñera son 1.500 pavos al mes, ¡por niño!
- Eso sin hablar del consumismo. Aquí todo es de usar y tirar y, si se rompe algo, es mejor ir a por algo nuevo.

El director de cine Àlex Lora en Sundance CEDIDA
- Y eso pasa aun más, imagino, cuando uno está en una posición de privilegio, como a la familia protagonista de la cinta. Que, además, en el caso de ella no sabemos si ayuda de buena voluntad.
- Hay que preguntarse si ella lo hace por ayudar o por sentirse bien con ella misma. Son cosas diferentes. Al final, son una pareja de progres ricos, que no saben si votar Podemos o al PP, porque los últimos defienden sus privilegios económicos y lo primero es de cara a la galería. Por eso uno no sabe si la ayuda es de cara a la galería o sincero.
- Y eso también pasa al revés. Que es cuando más me sorprende. Cuando veo a gente de clase obrera, trabajadores o de clase media-baja y demás, que podríamos estar luchándola y se dejan convencer por ideales ya sean nacionalistas o guiados por miedos, y que, a lo mejor hacen 1.300 pavos al mes y son gente de derechas, que lo que acaban haciendo es defender, con sus votos, los intereses de los muy muy ricos, de quienes los explotan.
- Lo que quiero decir es que hay gente rica que, por la galería o lo que sea hacen ciertas obras, pero a la hora de votar velan por sus intereses económicos, sin embargo, luego hay parte de la clase obrera que acaba votando a partidos que no defienden sus intereses económicos, que simplemente defienden sus intereses emocionales o religiosos. Y al final del día sólo hay una realidad: la del sistema económico y capitalista en el que vivimos. El resto son pantomimas, pero nos toman el pelo.
- Más allá del contenido, está la forma en que usted graba. En 'La gran obra' hay mucho plano cenital que resulta muy significativo.
- Bueno, así como algunos cineastas tienen un estilo muy característico, yo voy probando. Intento adecuar el estilo al contenido. Cuando hicimos El cuarto reino, nos propusimos hacer planos cartesianos, luego haces lo que puedes. Te pones unas reglas para que a nivel visual tenga su consistencia. Yo La gran obra la pensé un poco como una partida de ajedrez y la casa es el tablero. Así, con estas geometrías que tiene la casa empiezas a ver divisiones. Y comienzas a pensar que puede tener que ver con la división de clases y, al final, piensas que todos son fractales, que lo que se repite en pequeña escala ya está en lo macro.
- E igual con la música. Que imaginas en esta partida de ajedrez y piensas en el reloj Fisher. Y piensas que un tambor una percusión continua, podía dar el suspense que buscaba para crear en el espectador esa sensación de thriller.

La casa de 'La gran obra'
- Mientras no haces otra cosa que cine social. Lo que pasa que fuera de los estándares, a veces algo denostados. ¿Cree que el cine social puede tener una mayor importancia a través de modos menos obvios?
- Cada uno encuentra sus maneras. A mí, en verdad lo que más me gusta es la ciencia ficción y las distopias, que pueden ser muchísimo más políticas que Los lunes al sol. A mí me interesa eso y ojalá algún día pueda hacer eso. Hacer algo que no tiene tanto que ver y que haya un mensaje.
- ¿Y por qué decidió volver al corto cuando ya debutó en el largo?
- Para mí todo es cine. Pero bueno, antes ya me decían que porqué hacía cortos de ficción si empecé con documentales. Pero luego hice híbridos, volví al documental, hice un largo. En Europa se entiende mucho más, pero en Estados Unidos te encasillan y eso es problemático. Tienes que ir con cuidado porque es difícil salirte de ahí. Y si les dices que quieres hacer una cosa de Marte no lo entiende.
- Al final, te das cuenta también de que este es un negocio lleno de inseguridades. Lo entiendo porque al final tiene mucho riesgo, cuesta mucho dinero, y si sale mal todo se va a tomar por saco. En Europa tenemos la suerte de que gracias a las subvenciones, cuando se empieza a rodar una película, ya se sabe que todo va a estar cubierto, incluso la distribución. Aquí, al no tener eso prefieren que hagas algo que ya ha funcionado.
- Bueno, pero es casi un hijo de Sundance. ¿Cómo vive también eso?
- Bueno, final las tres veces son las que se ven, pero he tenido un montón de negativas. Yo hubiera preferido estar con alguno de los largos o alguno de los documentales o con la ficción que escribí, pero no, todo eso han sido negativas. Aunque aquí tuve suerte. Lo envié y al cabo de un tiempo me escribe Mike Plant, que es uno de los senior programmers. Muy amable, me dice que hace tiempo que no hablamos, pero que tuve suerte de que el corto cayera en sus manos porque el corto enviado estaba sin subtítulos y si lo podía volver a enviar. Al cabo de un mes, ya me dijeron que lo habían visto y les gustó. Fue premiado y esto ha ayudado mucho a la distribución del corto.