En el verano de 1872, en la recién estrenada sede del Ateneu Barcelonés en la Rambla, se inauguró una exposición de fotografías de Cataluña tomadas, entre 1871 y 1872, por encargo de la casa J. Laurent de Madrid. “Varias de ellas están ejecutadas con mucha habilidad y algunas al par que producen excelente efecto pictórico permiten que puedan ser minuciosamente estudiadas bajo el punto de vista arquitectónico”, decía una reseña en El Diario de Barcelona, apunta el comisario Jep Martí i Baiget en el catálogo de la muestra.
150 años después estas imágenes se vuelven a exponer. Pero lo importante de esta efeméride no es tanto el tiempo transcurrido, un dato meramente anecdótico, lo realmente significativo es que, más de un siglo y medio después, se ha restituido la autoría legítima de las mismas que corresponde a Jules Ainaud y no al empresario y fotógrafo Jean Laurent a quien se atribuían.
A su obra de aquellos dos años y a reconocer al autor el lugar que le corresponde en la historia de la fotografía está dedicada La Cataluña de Jules Ainaud (1871-1872), la exposición que puede verse en el Centro KBr Fundación Mapfre de Barcelona hasta el próximo 3 de septiembre.
Cuando España era un destino puro y exótico
Jules Ainaud (Lunel, Francia, 1837-Barcelona, 1900) llegó a España en 1863 con la intención de quedarse solo unos meses, pero finalmente se estableció definitivamente en Barcelona en 1878. No se sabe con exactitud el motivo de su viaje inicial, aunque, según apuntan los organizadores, pudo deberse a la percepción que tenían los europeos de nuestro país.
“A comienzos del siglo XIX, la Península ya era uno de los destinos favoritos de viajeros, intelectuales y artistas que la veían como un lugar anclado en el pasado y, por lo tanto, incontaminado y puro, exótico, que de algún modo encarnaba todos los ideales románticos”.
El escritor Washington Irving, los pintores Delacroix y Manet o el escultor Auguste Rodin sucumbieron al extraño hechizo de una España atrasada, que se resistía al cambio, anclada en el pasado y aferrada a sus raíces y tradiciones.
Propiedad y derechos de autor
Lo mismo sucedió con algunos fotógrafos de la época. Quizás el más conocido sea Charles Clifford, el fotógrafo inglés que, entre otros muchos trabajos, documentó los viajes de la reina española Isabel II. Pero no fue el único. El francés Jean Laurent abrió en Madrid su primer estudio fotográfico en 1856. Un próspero negocio que acabaría convirtiéndose en el más importante de España dedicado a la comercialización de fotografía.
Tanto es así que tuvo que contratar un gran número de colaboradores para realizar los numerosos encargos. Jules Ainaud fue uno de esos operadores externos. En paralelo a sus trabajos por encargo para Laurent, desempeñó su oficio en varias poblaciones de nuestra geografía como Manresa, Cardona, Alicante, Igualada, Valencia, Xátiva o Alicante, casi siempre por cuenta de otros fotógrafos.
“En esa época, lo que importaba era la propiedad de las imágenes y no se consideraba tanto la autoría”, sostiene Carlos Teixidor Cadenas, conservador de fotografía en la Fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España. Ese es el motivo por el que su nombre haya quedado desdibujado y su obra aún se siga investigando.
La Cataluña del siglo XIX
La colección de fotografías de Cataluña expuesta en el centro KBr de la Ciudad Condal fueron realizadas entre los meses de agosto de 1871 y julio de 1872 por encargo de la casa J.Laurent.
En el transcurso de esos meses, Ainaud tomó imágenes de diversos enclaves catalanes que abarcan desde el Ebro hasta Barcelona: los monasterios de Poblet y Santes Creus; el monasterio y la montaña de Montserrat; el faro de Buda, la muralla romana, la catedral o el acueducto de las Ferreras en Tarragona, así como numerosos escenarios de la capital catalana: la Rambla del centro, la plaza del Duque de Medinaceli, el edificio de la Lonja, el teatro Principal, la estación, la montaña de Montjuic o el puerto barcelonés.
Un oficio artesanal
Ainaud, al igual que la mayoría de fotógrafos de su tiempo, trabajaba con placas de vidrio al colodión húmedo, una compleja técnica inventada por Gustave Le Gray, que implicaba viajar con un pesado laboratorio portátil para poder revelar las placas.
La muestra, enmarcada en la programación de PhotoEspaña, recoge un centenar de copias vintage obtenidas a partir de los negativos de vidrio, vistas estereoscópicas, reproducciones de algunos de estos negativos y diversos documentos relacionados con el viaje por tierras catalanas del autor. Una auténtica inmersión en una época en la que la fotografía estaba dando sus primeros pasos y su práctica aún era un oficio artesanal.