Es realmente difícil encontrar a alguien que no sepa quién fue Ludwig Mies van der Rohe (Alemania, 1886-Estados Unidos, 1969). Más complicado resulta dar con alguien que conozca a Lilly Reich (Berlín, 1885-1947), ni siquiera la mayoría de personas que visitan cada año el Pabellón Alemán de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, a pesar de que ambos comparten la autoría de esta joya arquitectónica. Lamentablemente, no es un hecho insólito que las aportaciones de las mujeres en estas colaboraciones se diluyan hasta prácticamente desaparecer tras la alargada sombra de sus compañeros. Sucedió con Aino Marsio y Alvar Aalto; Charlotte Perriand y Eileen Gray con Le Corbusier y por supuesto con Lilly Reich y Mies van der Rohe.
De Reich, además de su relación sentimental y de su estrecha cooperación profesional durante más de una década con el famoso arquitecto, debemos saber muchas cosas.
Un pabellón de mármol, vidrio y acero en Montjuïc
En 1929, la República de Weimar encargó la dirección artística de la representación alemana para la Exposición Internacional de Barcelona al tándem formado por Mies y Reich. Emplazado a la derecha de la fuente mágica, uno de los elementos centrales del recinto expositivo proyectado por Puig i Cadafalch, lo primero que debió llamar la atención del edificio concebido por la pareja sería la sencillez y geometría de sus líneas frente al adornado aspecto de otros pabellones de estética novecentista, historicista, modernista o art decó. Un ecléctico escenario en el que el proyecto alemán aportó el punto de modernidad.
La famosa máxima del “menos es más” del último director de la Bauhaus se materializó en una elegante estructura, levantada sobre un pódium, de reducidas dimensiones, de planta libre y luminosa, construida con distintos tipos de mármol, acero y vidrio. Dos estanques, uno en el exterior y otro más pequeño en el interior donde se sitúa la escultura en bronce Amanecer, de Georg Kolbe. Un espacio deliciosamente contemporáneo donde la luz fluye en todas direcciones y el interiorismo huye de cualquier extravagancia. Reich poseía una gran sensibilidad para escoger materiales y un talento extraordinario para el diseño. Las cortinas rojas, las alfombras y la icónica silla Barcelona llevan su inconfundible sello.
De trono real a icono del diseño moderno
Las autoridades alemanas recibieron a los monarcas españoles, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, en el pabellón. No sabemos si los reyes descansaron sus posaderas en la famosa silla, pero sí que su diseño está inspirado en la sella curulis, una silla plegable usada por los magistrados romanos durante el Imperio.
De líneas simples y elegantes, su inconfundible estructura de acero inoxidable junto al respaldo y asiento, fabricados en cuero de piel de cerdo, la han convertido en un modelo icono del diseño del siglo XX y en un preciado objeto de culto que aún comercializa la empresa estadounidense Knoll por un precio aproximado de 8.000 euros.
Reputada profesional y maestra de la Bauhaus
Lilly Reich era una respetada profesional cuando conoció a Mies van der Rohe hacia 1926, año en el que colaboraron por primera vez. Ella ya había trabajado junto al arquitecto y diseñador industrial austriaco Josef Hoffman; diseñado mobiliario en Alemania; participado en varias exposiciones y en 1912 fue elegida miembro de la Deutscher Werkbund, una asociación de arquitectos, artistas e industriales dedicados a potenciar la competitividad de los productos alemanes, de la que llegó a ser directora.
En 1932, a petición de Van der Rohe, por aquel entonces director de la Bauhaus, la diseñadora alemana ejerció de profesora en la mítica escuela de arquitectura, artes y oficios fundada en 1919 por Walter Gropius en Weimar (Alemania). Pese a que el progresista manifiesto fundacional promulgaba la igualdad entre sexos, la realidad fue bien diferente. Las alumnas podían acceder exclusivamente a los talleres considerados “más femeninos” como el de cerámica o el de textiles ya que, según parece, Gropius creía que las mujeres solo estaban capacitadas para trabajar en dos dimensiones. Esta situación no mejoró durante la corta vida de la escuela. Incluso, el fundador llegó a declarar que solo aceptarían “mujeres de talentos extraordinarios”, así al menos lo afirma Ulrike Müller en su libro Bauhaus Women: Art, Handcraft, Design.
Grandes hitos del diseño y la arquitectura
Lilly Reich, junto a la diseñadora textil Gunta Stölzl, fue una de las pocas profesoras que dirigieron uno de esos talleres, el de diseño de interiores y tejidos. Lo hizo durante un corto periodo de tiempo ya que en 1933 el partido nazi clausuró la escuela. En 1937, Van der Rohe se exilió a los Estados Unidos estableciéndose en Chicago, mientras que Lilly Reich permaneció en Alemania durante la segunda guerra mundial salvaguardando el legado conjunto conformado por numerosos documentos como planos, bocetos y dibujos.
Resulta indiscutible que de la fructífera asociación creativa con Mies surgieron algunos de los grandes hitos del diseño y de la arquitectura moderna. Juntos crearon el ya mencionado Pabellón Alemán, la silla Barcelona, la Casa Tugendhat en la República Checa y la silla Brno, otro objeto convertido en un clásico. Proyectos compartidos en los que combinaron a la perfección sus habilidades. Lástima que las de Reich no sean tan conocidas ni reconocidas.