Hay muchos símbolos arquitectónicos de la exquisitamente subversiva Gauche Divine en la obra de este tándem profesional. Ambos fueron parte integrante del célebre movimiento liberal de jóvenes ilustrados que convirtió Barcelona en epicentro de la modernidad durante los años sesenta y comienzos de los setenta.

Esa fue una parte destacada de su legado que dejó, en la capital catalana, espacios tan emblemáticos como la famosa tortillería Flash-Flash, el restaurante Reno o Il Giardinetto o la discoteca Up & Down. Posteriormente firmarían obras de gran trascendencia urbanística como el Anillo Olímpico de Montjuïc, la reforma de la plaza Reial, la sede de la Diputación de Barcelona, la torre Atalaya (galardonada con el premio FAD de Arquitectura), el edificio Habitat en la avenida Diagonal y el Museo Episcopal de Vic, entre muchos otros proyectos.

La exposición Correa & Milá, en perspectiva, hasta el 4 de junio en el Centro Abierto de Arquitectura de Barcelona

“Arquitectos de cabecera” de la alta burguesía

Federico Correa (Barcelona, 1924-2020) fue un hombre de cultura refinada, moderno y cosmopolita, educado en Inglaterra donde residió durante algunos años. Alfonso Milá (Barcelona, 1924-2009) provenía de una familia de la alta burguesía catalana y estaba muy bien relacionado. Se conocieron en los Jesuitas de Sarrià y juntos decidieron estudiar arquitectura. El resto es historia.

Discípulos directos de José Antonio Coderch, considerado por muchos el arquitecto español más importante del siglo XX, trabajaron en su estudio mientras estudiaban la carrera y posteriormente siguieron colaborando con él en algunos trabajos. La reforma de una vivienda en Cadaqués, la Casa Villavechia, marcó la andadura de su propio despacho de arquitectura e interiorismo, Correa-Milá, fundado en 1953. A partir de ahí asumieron numerosos encargos, gracias a las buenas conexiones de la familia Milá con la alta burguesía de Barcelona, que les permitieron sobrevivir sin tener que depender de los grandes proyectos del régimen franquista. Pequeños proyectos de reformas de viviendas, oficinas o tiendas para las clases más privilegiadas, aquellas que tenían negocios y movían el dinero. Ellos fueron los artífices de los lugares “donde esta burguesía va a consumir, y quiere ver y ser vista, es decir en los restaurantes, las tiendas de ropa, las discotecas, los clubs de golf, los clubs de tenis… un poco el caldo de cultivo de esta sociedad de Barcelona que ya no existe, pero hubo un tiempo que sí, y fue muy importante, y ellos fueron los arquitectos de cabecera de toda esta gente”, sostiene Omar Ornaque, comisario junto a Aureli Mora, arquitectos de AMOO, de la exposición Correa & Milá, en perspectiva que se podrá visitar hasta el próximo 4 de junio en Barcelona.

Collage de la reforma de la Plaça Reial. Barcelona. 1981 1984. Federico Correa. Fondo Correa y Milá Arquitectos. Archivo Histórico del Colegio de Arquitectos de Cataluña

El tándem perfecto

Maestro de arquitectos como Oscar Tusquets, Lluís Clotet y Elías Torres, Federico Correa compaginaba su labor docente en la Escuela de Arquitectura de Barcelona con su trabajo en el estudio. Dibujante virtuoso, trazaba directamente una perspectiva para posteriormente levantar la planta, justo lo contrario de lo que suelen hacer los arquitectos. Era como “el antiproceso, pero le daba una escala muy humana a todos los proyectos”, apunta Ornaque.

Por su parte Alfonso, “que era más campechano, muy fino”, llevaba principalmente las direcciones de obra. Aunque cada uno asumía tareas diferentes, todas las decisiones eran consensuadas, “ni el uno ni el otro se pisaban”, afirma Ornaque. “Correa era más extravagante en sus gustos y Milá aportaba esa sobriedad y el buen gusto de una burguesía de larga tradición. Eran el equilibrio que les hacía falta. Quizás, sin Federico Correa, Alfonso Milá no habría experimentado tanto y, sin Alfonso Milá, Federico Correa podría haber llegado a ser demasiado excesivo”. Así, durante las más de cinco décadas que trabajaron juntos, lograron ser el tándem perfecto en el que “cada uno suple las carencias o ensalza las virtudes del otro”.

Restaurante Il Giardinetto. Barcelona. 1973 1974. Federico Correa. Fondo Correa y Milá Arquitectos. Archivo Histórico del Colegio de Arquitectos de Cataluña

Perspectivas de toda una vida

El dúo de arquitectos barceloneses abordaba los trabajos atendiendo todas las perspectivas. Desde la ejecución del edificio hasta el diseño interior. Nada quedaba al azar o fuera de supervisión. Su gusto por controlarlo todo, hasta el más mínimo detalle, les venía de su formación clásica y de los pequeños proyectos con los que empezaron. El interiorismo fue una parte del oficio que siempre mantuvieron.

La exposición Correa & Milá, en perspectiva rinde homenaje a su prolífica trayectoria. El vasto corpus expositivo reúne más de 400 objetos y documentos, muchos de ellos inéditos, procedentes en su mayoría del Archivo Histórico de COAC además de valiosos préstamos de otras instituciones como el Museu del Disseny, el Museo Reina Sofía, la Escuela de Arquitectura de Barcelona o el Archivo de Leopoldo Pomés. Mobiliario original, planos, material de época como revistas o cartas, fotografías de Francesc Català-Roca y Oriol Maspons así como numerosos dibujos en perspectiva, leitmotiv de la muestra, conforman esta extraordinaria retrospectiva que pretende ser un nuevo acercamiento a la obra de estos dos arquitectos excepcionales de los que en 2024 se celebrará el centenario de su nacimiento.

Alfonso Milá y Federico Correa al solar de la casa para Pablo Sagnier. Cadaqués. c. 1955. Autor desconocido. Fondo Correa y Milá Arquitectos. Archivo Histórico del Colegio de Arquitectos de Cataluña