Pocas provincias combinan como Girona los paisajes marítimos de la Costa Brava y los montañosos del Pirineo. En el extremo más próximo al Mediterráneo, la cordillera llega a elevarse más de 2.900 metros y esconde historia, tradición, gastronomía, aventura y fiesta. Estos son 12 de los mejores planes para hacer solo, con amigos o en familia en el paraíso nevado catalán.
1. Esquí lunar en Masella
A los fanáticos del esquí les encanta recorrer de noche las pistas de Masella. La estación ilumina diez kilómetros de bajadas, aunque algunos aficionados prefieren descender, equipados con un frontal de luz y bajo su responsabilidad, por las pistas no iluminadas. La actividad tiene mucho éxito las noches de luna llena, cuando se iluminan los paisajes nevados de forma natural.
2. Las mejores fiestas nocturnas
En las casetas repartidas a lo largo de las pistas de Masella, también suele haber música y baile. Los bares de Alp tienen bastante vida nocturna y su club de esquí no tiene nada que envidiar a las discotecas de la ciudad. Y, de vez en cuando, se montan raves con DJ en las ermitas abandonadas de las montañas.
3. Supervivientes en la nieve
La estación de esquí La Molina ofrece una interesante actividad que es a la vez un escape room entretenido y a la vez una miniformación útil para saber cómo funcionan los rescates en aludes y cómo actuar si esquiando la nieve devora a algún compañero.
4. Tarzán en La Molina
La actividad de tirolinas en el bosque es otra de las que La Molina ofrece en su apartado de aventura, que se mantiene abierto todo el año. La temporada de esquí terminará después de Semana Santa, pero en verano es cuando más visitas recibe de escuelas y familias para subirse a las tirolinas. El infantil es un público estratégico para la empresa, que acaba de cumplir 80 años, ya que considera que los niños son los esquiadores del futuro.
5. El refugio de las águilas
El Niu de l'Àguila es uno de los destinos estrella dentro de La Molina. Se llega a la cima a través de un teleférico de FGC y desde ella se disfruta de unas vistas privilegiadas. En el exterior del refugio hay una terraza con sillas, mientras que su interior es acogedor y alberga un bar. Su visita es obligada y urgente, pues la edificación de madera es de las más antiguas de la zona y circula el runrún de que va a ser reformada.
6. Los primeros excursionistas
Otro refugio mítico es el edificio modernista de Ulldeter, que usaban los primeros excursionistas de la zona, burgueses que se retiraban a la montaña para descansar. De la estructura original solo quedan las ruinas, pero es una de las excursiones con raquetas de nieve que se pueden hacer desde la estación de esquí Vallter.
7. Un spa a 1.200 metros
Después de sentir el frío de la nieve durante un día largo de esquí o excursiones, no hay nada mejor que pasar un rato de relax entre saunas y piscinas para entrar en calor. La Coma, en Setcases, es uno de los hoteles que ofrece esta experiencia con un spa pequeño pero perfecto para relajarse.
8. La retirada republicana
Las antiguas murallas de Camprodon guardan muchos capítulos de historia. Uno de ellos es el de la retirada republicana de la Guerra Civil, que queda documentada con fotos, armas, bombas y todo tipo de objetos en la la exposición La Retirada del Espacio Cultural Cal Marquès, que actualmente también expone los dibujos de Josep Bartolí.
9. La capital gastronómica
Llívia es una de las capitales gastronómicas de los Pirineos. El enclave tiene lo mejor de la cocina francesa y de la Cerdanya y eso se nota al comer en restaurantes como Cal Cofa, que sirve buenos embutidos y platos como un delicioso cordero a la mostaza y patatas con sal rosa de vino, o el desmedido postre de merengue ardiente. También se come bien en la avenida Supermolina de Alp, que cuenta con el Gastrobar La Molina, el restaurante El Bodegón o el hotel Solineu, donde se puede cenar sin ser huesped.
10. El festival de Puigcerdà
Algo debió ver el consul danés Schierbeck en Puigcerdà para visitar la localidad, cuyo parque del estanque lleva su nombre. Subir al campanario del municipio permite ver los Pirineos españoles y franceses. En verano, se celebra la Festa de l'Estany, con carrozas, conciertos y la protagonista, una legendaria vieja que vive en el fondo del estanque y sale una vez al año para reñir a los vecinos por el estado del pueblo.