Antes del estreno de El techo amarillo, Isabel Coixet consiguió algo muy difícil, que la justicia reabra el caso de los abusos que tuvieron lugar en el Aula Municipal de Teatre de Lleida, por parte de su director y otro profesor, Antonio Gómez y Rubén Escartín. Un éxito extra cinematográfico del que está más que orgullosa.
La justicia, si bien da por probados los abusos, detalla que están prescritos, pero la cineasta catalana ha conseguido el testimonio de otras alumnas que también sufrieron abusos en los últimos años. En la película aparecen algunas de ellas.
En cines
La cinta llega ahora a las salas con este aval y presenta al mundo los abusos que durante años fueron tapados en esta escuela de teatro de gran fama en la capital leridana. Todo desde el máximo respeto a sus víctimas, algo que siempre tuvo muy claro la cineasta.
Crónica Global se encuentra con la realizadora para hablar del proceso de rodaje y la importancia de denunciar y tratar con respeto estos casos.
--Pregunta: ¿Cómo fue el contacto con las chicas tras leer la noticia y cómo dio con el enfoque?
--Respuesta: Yo leí el artículo. Me pareció que había una multiplicidad de voces muy interesantes, con mucha investigación detrás y hablé con Albert y Nuria, los autores del artículo y después con ellas. Yo no sabía muy bien qué quería hacer, si una ficción o algo. Al conocerlas, pensé que hacer ficción no sería tan potente como escucharlas a ellas y dejando que se expresaran.
--A ellas apenas se las ve llorar, ¿hay una voluntad de evitar el morbo?
--A mí me molestan mucho los documentales con muchos detalles morbosos. Me parecía que no hacían falta. Ya la situación es bastante escabrosa. No hace falta mostrar las lágrimas, llorar. A veces las lágrimas son demasiado fáciles, una emoción reprimida dice mucho más que alguien llorando como una Magdalena.
--¿Cómo fue ese rodaje?
--Hablamos mucho antes de rodar. Siempre les dije que ellas tendrían el poder de decidir si querían que su testimonio saliera. De hecho, dos de las no originarias no quisieron salir y lo entendí. Cada uno puede escoger lo que quiere mostrar y decir. Por otro lado, ese tema de la búsqueda de la víctima perfecta siempre me ha horrorizado. O los que dicen "¿por qué las más jóvenes no denunciaron?". A ver, todos sabemos lo que la víctima tiene que hacer, pero luego no hay nadie cuando hay que ayudar, creer y apoyar.
--De hecho, ellas cuentan como algunos de los compañeros del profesor le seguían las bromas. ¿El abuso es algo muy instaurado?
--Sí. Y no tenemos que ser hipócritas. En las clases teatrales, que un grupo de adolescentes apaguen la luz y se metan mano, no me parece mal. Me parece mal que te lo vendan que es lo que se ha de hacer para hacer teatro y que haya un adulto. Se puede hacer, pero no con un adulto ni instigados por él. Y muchos adultos lo sabían, pero miraban hacia otro lado. También los hubo que se fueron de la escuela. Creo que fue una bola que fue creciendo y duró demasiado tiempo.
--Además, con una figura que cuenta con el apoyo de los medios que destacan su figura, del alcalde de Lleida de entonces, Àngel Ros...
--Era alguien con su carisma, que se llevaba muy bien con el poder e hizo de eso su reino. Todo era muy opaco, como dice una de las personas que aparece en el documental. Es una institución a caballo entre un patronato y el ayuntamiento, pero no es exactamente el consistorio y cada vez que se intentaba que fuera una empresa municipal para que tomara el control, algo pasaba para que no ocurriera.
--¿Eso no lo hace sospechoso?
--Hay algo muy extraño allí, como el hecho mismo que el profesor recibiera una indemnización. Cuando yo pregunto al respecto me dicen que hay una sentencia, lo que pasa que dice que los hechos están prescritos, pero que eran reales. Porque más allá del documental, antes hubo policías, fiscales, abogados... La prescripción en este caso no niega los hechos y ¿despides al profesor y con la excusa de que está prescrito le das una indemnización? ¿Con lo que cuesta que en este país te indemnicen por algo? Nadie te da nunca nada (ríe). Esto puede dar para varios documentales.
--Eso sin contar la regidora que apunta que "en las artes escénicas hay una fina línea" que se puede confundir con los abusos
--Esa fina línea no la hay. Yo no he sido profesora de teatro, pero he dirigido muchas escenas sexuales y tengo muy claro que "estamos haciendo como si" y no "estamos haciendo".
--¿Cuándo ha jugado la película en la reapertura del caso?
--Bueno, fue el mismo ayuntamiento de Lleida quien, después de ver el documental, se puso en contacto con la abogada de las chicas y han decidido dar ese paso. Ahora llamarán a los testimonios más jóvenes, que nunca hasta ahora han pasado por la fiscalía. Así que se ha reabierto el caso gracias al documental, lo que me parece la consagración.
--En este caso, supongo que una ya no sabe cuál es el mayor éxito de este documental si que lo vaya a ver mucha gente o la reapertura del caso.
--Sé que la gente lo verá. Ojalá lo vea mucha gente, pero lo hemos pensado no sólo como arma para reabrir el caso, sino que se cuenta de una manera muy hábil para que te interese. Se puede ver también como un thriller, lo que con hechos reales y que han pasado aquí al lado.