El cineasta Jaime Rosales / EFE

El cineasta Jaime Rosales / EFE

Creación

Jaime Rosales: "Ahora la oferta de cine es más diversa; que la calidad haya mejorado es discutible"

El cineasta presenta su nueva película, 'Girasoles silvestres', una acercamiento a las relaciones amorosas en tiempos de 'stories'

21 octubre, 2022 00:00

Jaime Rosales (Barcelona, 1970) lo ha vuelto a hacer. Su nueva película, Girasoles silvestres, vuelve a ofrecer una propuesta estética diferente, con unos planos que parecen casi grabaciones de móvil para las stories de Instagram.

La cinta sigue el crecimiento de Julia, una joven que tiene que salir adelante con sus dos hijos en una sociedad muy adversa para los ciudadanos de su clase social y que se enamora de la persona equivocada, Oscar, un hombre que aparece como un salvador y que se convierte en su infierno

Relaciones

Refugiarse en su exmarido y padre de las criaturas, Marcos, tampoco es la mejor decisión para ella. Quien aparece al final, Álex, es más maduro, se hace cargo de su pasado, del de Julia y de sus hijos. Tres hombres, tres masculinidades, una mujer y una sociedad adversa. Claro que el cineasta no es muy fan de hablar de eso de la masculinidad.

Crónica Global habla con Rosales sobre este filme que, a pesar de su experimentación y su dureza, abre una puerta a la esperanza. No se trata de que sea optimista, asevera, sino observador de la sociedad. Solo así se explica su particular mirada a la realidad.

--Pregunta: Una vez más, una película de Jaime Rosales; una vez más, una nueva exploración de la imagen. No se cansa, ¿no?

--Respuesta: No me canso, pero es cansado (sonríe). Al final me voy quedando escaso de ideas. De película en película, como dices, he explorado diferentes formas y matrices fílmicas y es posible, o me da la sensación, que la próxima película acabará en una síntesis de las formas que me han interesado más y que, a partir de esa síntesis, quede fijada una matriz y no la varíe más. He hecho siete películas, puede que se acabe fijando la matriz en la octava. Tengo más ganas de fijar una matriz que de seguir explorando otras.

--O sea, ya lo está perfilando. ¿Sabe a dónde va?

--Sí, lo estoy encaminando, pero todavía no lo tengo del todo decidido, pero intuyo que sé por dónde va.

--En este caso, lo apuesta a filmar estos 'Girasoles silvestres' como 'stories' de Instagram, con todo lo que ello también tiene de juego de elipsis. ¿Es porque los protagonistas son jóvenes?

--La idea surge de la voluntad de contar que a lo largo de nuestra vida sentimental pasamos por diferentes parejas, que son radicalmente diferentes entre sí. Y me interesaba contar que igual que hay un aprendizaje de un oficio o de un idioma, como los niños aprenden a relacionarse o a hacer amigos, también creo que se aprende en el amor. Me interesaba explorar ese proceso de aprendizaje y maduración en las relaciones. En este caso, de tres relaciones y desde el punto de vista de la mujer.

--Claro, pero Julia apenas aprende, ¿no? Cae en esas masculinidades tóxicas.

--La palabra masculinidad no me gusta, la palabra tóxica tampoco y la masculinidad tóxica todavía menos. Yo hablo de personas, de hombres, de mujeres, de relaciones y conflictos. Este es mi vocabulario. Entre hombres y mujeres, entre mujeres y mujeres y entre hombres y hombres hay conflictos. Creo que el mundo avanza cuando los unos y los otros nos acercamos y nos hacemos más tolerantes, si aprovechamos mejor las oportunidades de convivencia. La película explora las posibilidades de relaciones entre hombres y mujeres. Eso me interesa, explorar claves, por qué esto funciona y lo otro no. También abrir debates, me gusta que se hable de temas que la película puedan evocar como el problema del ascenso social, de las relaciones de pareja, de formar una familia, de compatibilizarla con el trabajo, las dificultades de encontrar empleo.

--En cuanto al ascenso social ¿es más difícil ahora que antes?

--Es posible que el ascensor social no haya mejorado o empeorado en cuanto a dificultad. Cuesta subir lo mismo que ahora, igual que bajar, pero en general las condiciones materiales han mejorado muchísimo, sin duda. Todo lo material indiscutiblemente ha mejorado, pero también lo social. Es mucho mejor ser una mujer, un homosexual, discapacitado, de una minoría racial hoy que hace 30 años. La gente viaja más. El mundo ha mejorado mucho, es perfeccionable, hay muchas cosas que resolver todavía. En el caso de la película lo hay, siempre y cuando, el personaje tenga el valor de tomar las riendas de su vida, resistir a los golpes del destino y, al mismo tiempo, tomar decisiones inteligentes. El personaje de Julia mejora, el de Oscar empeora, el de Marcos se queda igual y el Álex mejora. Es muy claro.

--De hecho, su película es una de las más luminosas. ¿Es una voluntad de mostrar que, pese a que lo vemos todo negro, hay un resquicio para la posibilidad?

--Es curioso, porque al mismo tiempo que pienso que el mundo va a mejor convivimos con una sensación de que empeora. Podríamos decir que es una neurosis social. Yo puedo discutir con todo el mundo que conozco, de cualquier estrato social y su vida es mejor que la de sus padres. Una chica me decía que eso no es verdad porque no podía tener hijos, pero había viajado más que sus padres, por ejemplo. Finalmente, había decidido viajar y darle valor al ocio. Es una elección, no digo que esté bien ni mal, pero has hecho cosas que tus padres ni se podían imaginar.

--Supongo que uno se queda con aquello que no puede hacer, a veces. ¿O es que se quiere todo?

--Es que a veces me da la sensación de que se quiere viajar, tener hijos, no luchar por nada y que todo me venga dado y si no me enfado. Y al final, en la vida de todas las sociedades se ha tenido que luchar. Es muy extraña esa neurosis social. En España, uno recorre cualquier lugar y las carreteras, los hospitales, los centros sociales están mejor... Para mí hay una neurosis.

Rodaje de 'Girasoles silvestres / A CONTRACORRIENTE

Rodaje de 'Girasoles silvestres / A CONTRACORRIENTE

--¿Y el cine?

--Técnicamente ha mejorado de manera impresionante, hay un progreso indiscutible. Hay mucha diversidad temática y estética también. Hay muchas voces y respeto por todas ellas. El cine también. Hacer una obra maestra es igual de difícil ahora que antes, como pasa también en el cine, en la literatura, en la música... Es muy bueno que todo el mundo pueda expresarse y acceder a la cultura. Cuando era niño había películas que sabía que existían y no podía verlas más que si las programaban en algún lado. Ahora, al día siguiente ya se pueden ver. Igual con una sinfonía o un libro. 

--Pero propuestas más arriesgadas y fuera del canon cuestan más de ver.

--Porque en paralelo hay mucha, mucha, mucha imitación. Hay también mucha creatividad, pero dentro de la gran cantidad de obra que se está haciendo hay mucha imitación. Hay mucha obra buena y originales, pero cada cierto tiempo. También una cantidad relativamente grande de películas que te da la sensación que ya has visto con alguna variante. Pero estamos más acostumbrados a distinguir el polvo de la paja. Yo, a nivel personal, intento no imitar a los demás. No me inserto en ninguna ideología ni en ninguna estética. Siempre estoy buscando ideas nuevas y transmitir cosas nuevas tanto a nivel ético como estético. No es fácil, pero no se ha hecho más difícil. No siento que sea más difícil financiar una película ahora que hace 30 años. Yo veo que hay óperas prima que salen con 100 copias, que tienen distribuidor antes de ser rodadas... La prueba es que cuando empecé se estrenaban tres películas a la semana y ahora son 10, igual no son todas interesantes. Antes quizás había 40 cineastas que ofrecían sus trabajos y ahora hablamos de 100-120. La oferta es más diversa, que la calidad haya mejorado es discutible. Hay calidad pareja.

--Y hablando de obras maestras. ¿Usted es tan perfeccionista como parece con el cuidado de su imagen?

--Me cuesta mucho ver mis películas y reconciliarme con ellas porque creo que no han sido lo suficientemente perfectas, que hay detalles que se me han escapado y no los pude corregir. Toda obra de arte tiene dos aspectos: la estructura y los detalles. La primera tiene que estar bien y el valor, el diablo, está en los detalles. Yo procuro hacer un armazón estructural sólido e intento cuidar en la medida en la que pueda todos los detalles, pero me gustaría cuidarlos más. Y de película en película, cuando intento mejorar cosas es para tener aún más control sobre el medio y el material.

--¿Cuál es esa excepción?

--Sueño y silencio, creo que es perfecta.

--Volvamos a la actual, que habla de la juventud. ¿Cómo la ve? 

--Muy bien. Espectacular. Están alerta, preparados, con ganas de entrar en juego y tienen las características de cualquier joven, eso es inevitable y bueno: tienen sus inseguridades, sus dudas, sus necesidades de explorar. Tengo una fe absoluta en que la próxima generación lo va a hacer espectacularmente bien, mejor que nosotros y que dejará, como siempre ha hecho, un camino para que la siguiente sea mejor.

Escena de 'Girasoles silvestres / A CONTRACORRIENTE

Escena de 'Girasoles silvestres / A CONTRACORRIENTE

--Da gusto hablar con gente positiva.

--Yo no participo de esa neurosis colectiva. El mundo va a mejor, los jóvenes son estupendos, pero los media han contagiado esa neurosis. Incluso la política va a mejor. Hace poco tuvo que dimitir una presidenta porque robó un champú, ese es el nivel de intolerancia a la corrupción.

--¿Pero no hay más confrontación?

--No, había más entre Alemania y Francia en la segunda guerra mundial, hace 50 años en las guerras morían millones de personas y ahora mueren miles. La respuesta solidaria que ha habido a la guerra de Ucrania es impresionante, cuando muchas veces era un "ahí te apañas". Acogen refugiados, mandan comida, dinero... Afortunadamente ya nadie se muere de hambre en el mundo. Yo no es que sea optimista por naturaleza, yo observo.