Roberto Bueso (Valencia, 1986) junta lo que se considera el opio del pueblo, fútbol y religión, para convertir una historia real en una película para todos los públicos que no hace otra cosa que emocionar y dibujar una sonrisa en el espectador.
Para su segunda película, Llenos de gracia, el cineasta se ha atrevido a ficcionar el paso del futbolista Valdo por el colegio El Parral. Para ello, cuenta con unos niños que brillan con luz propia y Carmen Machi, quien da vida a la hermana Marina.
Guiños y sonrisas
Las travesuras y gamberradas de unos chicos huérfanos, la inventiva de una monja para fundar un equipo de fútbol con los pequeños y unos guiños a Marta Sánchez hacen las delicias del público. Y es que, en épocas de crisis, pandemia y guerras, el filme desprende luz y buen rollo.
El director prefiere no intelectualizar su manera de hacer cine, cuenta las historias como le surgen y se siente afortunado de poder hacerlo. Crónica Global habla con él para desgranar cómo ha sido este rodaje.
--Pregunta: ¿De dónde sale esta idea?
--Respuesta: Esta historia está basada en un hecho real. La hermana Marina, una monja de mediados de los años 90 en un colegio llamado El Parral llevó a cabo una iniciativa un tanto peculiar: crear un equipo de fútbol. Chavales que arrastraban mochilas muy duras y pasaban por situaciones difíciles encontraron así una manera de seguir adelante. Uno de ellos fue Valmiro Lopes, conocido como Valdo, que debutó en Primera División con el Real Madrid y se dedicó al fútbol profesionalmente. A mí el caso me lo contaron mis productores, Fernando Bovaira y Guillem Vidal-Folch, y nos sirvió de premisa. La peli se basa muy libremente en lo que pudo pasar en ese colegio, pero sí hemos intentado respetar el corazón del caso real y que está en la película. Para ello nos hemos entrevistado con Valdo, con un compañero de colegio suyo que se llama Ismael, con el hermano de la hermana Marina, ya que ella está muy mayor... Y tras documentarnos, Óscar Díaz Cruz, que es mi compañero de guion, y yo empezamos a desarrollar la historia.
--¿Por qué no optó poner entonces lo de "basado en hechos reales"? ¿Cree que condicionaría?
--Como es una ficción basada muy libremente en hechos reales nos parecía que sería deshonesto colocarlo al principio porque, si no, a partir de ese rótulo se lo relacionaría con la realidad. Al ponerlo al final, has vivido esa película de manera más libre y así te quedas con el espíritu de la película, que es lo que realmente comparte con el caso real. El viaje es otro y nos parecía más interesante así.
--¿Y cómo fue la entrada de Carmen Machi al proyecto y el 'casting' con los niños?
--Carmen Machi estuvo desde el principio. Incluso antes de empezar el guion, en la fase de desarrollo, se leyó lo que teníamos, se mostró encantada, se enamoró del personaje real y lo quiso hacer. Eso nos vino muy bien, de verdad, porque es la actriz que creemos que debía tener este personaje: comedia, ternura, inteligencia. Y esto lo hace con los ojos cerrados. El caso de los niños fue peculiar. Hicimos un macrocasting en Valencia, fuimos a clubes de fútbol, colegios, asociaciones. Eva Leire y Yolando Serrano lideraron este proceso en el que vimos a más de 2.000 chicos y entre ellos encontramos a estos diamantes en bruto.
--¿Desmiente entonces que no se puede rodar con niños? ¿Es un topicazo?
--Era la primera vez que rodaba con niños, la verdad. Evidentemente, había una incógnita muy grande. No sabía si iba a ser un desastre. Es verdad que en el cine, a veces, aparecen niños que declaman demasiado o que son muy cantarines. Yo creo que es por la voluntad que se tiene de que hagan el mismo recorrido que los actores y se conviertan en actores de forma exprés. Yo creo que es todo lo contrario. Yo he aprendido muchísimo con ellos. Se trata de hablarles de tú a tú y pedirles que en esta representación tienen que ser ellos mismos y hacer delante de la cámara como actúan con sus amigos.
--Lo curioso es que es de las pocas películas basadas en hechos reales que apuestan por la comedia.
--Desde que me lo contaron sí vi elementos que enfocaban a la comedia, pero no me gusta catalogar las películas dentro de un género, a no ser que esa sea la apuesta clara y decidida. Es una batalla interna que tengo. En este caso se ha intentado un equilibrio. Es una película con momentos muy divertidos y que se han hecho para que el espectador se divierta. Está mezclado también con la ternura, la emoción... Decir que es una comedia muy clara es perdernos cosas. Me gusta que lo bonito de una peli haga un recorrido entre varios géneros y no pasa nada. Es una película que te hace reír, te emociona, te hace pensar. El género más bonito es el que está entre géneros.
--Lo que sí podemos decir es que es un canto a la amistad. Sobre todo, la que se forja entre la infancia y la preadolescencia, ¿espera que pueda atraer a ese público joven que parece alejado de las salas?
--Espero que sí. Nosotros nunca pensamos en el target cuando la escribimos y la hacemos, intento ser accesible, hacerme entender y pienso en un público muy amplio sin renunciar a la calidad ni hacer un producto. Esta película, con toda la humildad lo digo, creo que puede enganchar a gente muy distinta y de diferentes edades. Nuestra intención al hacer películas, al contar historias es ensanchar todo lo posible al futuro espectador.
--De hecho, sus dos películas, como decíamos, son un canto a la amistad y la camaradería, al buen rollo. ¿Entiende el cine así, como un lugar donde encontrarse entre amigos? ¿Cómo llegó a él?
--La conciencia de que el cine se hace y que quería hacerlo me llegó tarde, en la tardo-adolescencia. Lo que sí hacía desde pequeñito es escribir mucho. Y sí, lo cierto es que tanto en mis cortos como en mis largos el concepto de pandilla está. Voy ahí de manera natural, me ha surgido así. No sé si en la próxima, si es que la hay, va a estar. Creo que las historias se te instalan, y el concepto de pandilla fue fundamental en mi desarrollo. Ese código de camaradería y lealtad que se da nos construye como personas.
--¿Podríamos decir que sería una 'feel good movie', aunque ahora no estén muy bien vistas?
--Es una intelectualización y de un pensamiento a posteriori. La amistad es un tópico porque es un tema muy importante en la vida real. Si hay una parte del público que rehúsa de ello, al verlas volvemos a conectar con ellas porque, a su vez, conecta con algo muy profundo que hay dentro de nosotros. Este género o tipo de historias no nos van a aburrir ni cansar jamás. Tanto en el cine como en la literatura, porque es una parte fundamental de nuestro desarrollo. Es verdad que a veces se hace con una nostalgia excesiva, sí, pero nadie puede negar la importancia de una historia así. No solo vamos a contar el lado más sórdido y sombrío de la vida y del ser humano, también hay cosas que valen la pena y podemos disfrutar como espectadores.
--Le iba a preguntar por proyectos, pero como ha dicho antes, "si es que hay otra película", no sé. ¿Tan mal está el panorama?
--Quiero pensar que es más prudencia y no que soy un cenizo. Para mí ser director de cine es un sueño y quiero dedicarme a esto toda la vida, evidentemente. Es un sueño que se ha cumplido por segunda vez. El oficio me parece muy difícil y seguir también. Pero no es porque creo que está difícil. De hecho, la sensación es que se complica la exhibición tradicional de la sala de cine, pero se hace más cine y ficción que nunca. No se ha trabajado tanto nunca.
--Usted empezó en el largo con las plataformas ya en activo. ¿Cómo ve esa dicotomía de salas versus plataformas?
--Yo me he criado en una sala de cine. Es una cuestión romántica porque para mí es un lugar al que vas solo para ver una película con gente que no conoces, no puedes dar el pause, hay un efecto psicológico incomparable a verlo desde casa. No estoy en contra de las plataformas, tengo y las miro, pero para mí es innegociable: la experiencia de la sala de cine es incomparable con verlo en casa por muy buen sistema que tengas. Creo que pueden habitar ambas cosas, por eso. Tengo la sensación de que la sala volverá poco a poco y coexistirá con las plataformas. Para mí, lo importante es contar historias y lo seguiré haciendo sea como sea.