La figura de Marilyn Monroe sigue despertando auténtica admiración. Su prematura muerte la instaló en el exclusivo Olimpo de hermosas criaturas ancladas en la eternidad del imaginario colectivo.
Icono pop, sex symbol, estrella de cine y uno de los personajes más influyentes del siglo XX. Aunque es obvio que era una actriz con grandes dotes para la comedia también demostró tener un enorme talento para los papeles dramáticos. Su carrera profesional, así como su trayectoria vital estuvieron marcadas por la polaridad entre la exultante diva, que todos querían ver o explotar, y la inteligente y vulnerable Norma Jeane.
La Filmoteca de Cataluña en colaboración con The Archives, LLC (la entidad que custodia el material exclusivo de la actriz) nos brinda la oportunidad de disfrutar de su talento y fotogenia innata con Marilyn Monroe by Milton H. Greene. The 50 sessions. Una exposición formada por una selección de 84 fotografías, firmadas por el que fuera su fotógrafo oficial, buen amigo, además de socio, Milton H. Green y un ciclo con algunas de sus mejores cintas.
Alegre, cercana, relajada, espontánea y muy natural se muestra el mito en las 50 sesiones fotográficas realizadas entre los años 1953 y 1957, justo cuando se encontraba en la cúspide de su carrera. “La muestra retrata la profunda verdad de la belleza (como escribió John Keats) y la increíble fuerza que irradiaba Marilyn Monroe, la cual, en última instancia, le va a permitir abrirse paso hacia la cima en las circunstancias más adversas”, explica Cristina Carrillo de Albornoz, comisaria de la exposición.
Producta y combativa
Fueron numerosos los fotógrafos que la tuvieron frente a su objetivo. Richard Avedon, Bern Stern, Henri Cartier-Bresson, Cecil Beaton o Eve Arnold, las miradas más brillantes del pasado siglo sucumbieron al influjo irresistible de la carismática estrella. Pero fue Milton H. Greene quien supo captar mejor su versatilidad como actriz e inmortalizó su faceta más humana, más cercana, aquella que se revelaba cuando los focos se apagaban y dejaba de ser el centro de atención.
Ambos se conocieron en 1953, durante una sesión para la revista Look. Desde ese momento se convertirían en amigos inseparables y confidentes, llegando incluso a crear su propia compañía cinematográfica: Marilyn Monroe Productions. Su faceta como productora, apenas conocida, supuso sin embargo un triunfo sin precedentes sobre el establishment de los grandes estudios que obligaban a sus estrellas a firmar contratos abusivos. Paradójicamente la que muchos consideraban “una rubia tonta” fue la primera en sublevarse contra el status quo dominante y fracturar los cimientos de la todopoderosa Twentieth Century Fox.
Marlon Brandon, Arthur Miller y un vestido pequeño
El material expuesto, seleccionado por el hijo de Greene, Joshua Greene, muestra imágenes tomadas en diversos lugares: en su estudio, descansando en mitad de un rodaje, en la privacidad de su hogar o junto a su esposo, el dramaturgo Arthur Miller.
Entre las obras exhibidas se pueden ver algunas de sus fotografías más célebres, a veces relajada en solitario, otras acompañada por Marlon Brando, Marlene Dietrich o junto al propio fotógrafo.
Una de las más conocidas, en la que vemos a una radiante Marilyn descendiendo por las escalerillas de un avión, forma parte de una campaña publicitaria de American Airlines que se valía de grandes celebridades para atraer al gran público. Feliz e ilusionada aparece en su boda con A. Miller en julio de 1956. Aquel día escribió una nota personal en la que decía: “Esperanza, esperanza, esperanza”. Junto a otro astro, Marlon Brando, posó sonriente en la promoción de una gala benéfica a favor del legendario Actors Studio.
Pero quizás la más famosa de las fotografías que Milton obtuvo de ella, y una de las tres mejores imágenes del siglo XX, al menos así lo consideró en 1999 la revista Time, es Bailarina, tomada en octubre de 1954 en el estudio neoyorquino de Milton. Cuentan que Amy, la esposa de Greene, desconocía la talla exacta de la actriz proporcionándole un vestido dos tallas más pequeñas de la que solía usar. Aún así Monroe no tuvo ningún inconveniente en ponérselo y posar con total confianza frente a la cámara.
Como complemento a la exposición se ha elaborado una audioguía titulada Miradas: cine, imaginarios y poder, donde personalidades de diferentes ámbitos comentan acerca de las fotografías, mientras reflexionan sobre el poder de las imágenes en la construcción de arquetipos femeninos, en una industria dominada por los hombres.
Clásicos del cine
La exposición, que se podrá visitar hasta el próximo 24 de febrero, se completa con una retrospectiva con los títulos más representativos de su filmografía, que se proyectarán hasta el 31 de diciembre. Muchos de ellos forman parte de los grandes clásicos de la historia del cine: La jungla de asfalto y Vidas rebeldes (su última película) de John Huston; Niágara de Henry Hathaway; las inolvidables Con faldas y a lo loco y La tentación vive arriba de Billy Wilder; Me siento rejuvenecer y Los caballeros las prefieren rubias de Howard Hawks; El multimillonario de George Cukor o Río sin retorno de Otto Preminger.