Antisistema, polémico, rebelde, controvertido, provocador, misterioso y escurridizo. Así es Banksy, el enigmático artista, rey del denominado Street-Art contemporáneo. No se conoce ni su (verdadero) nombre ni su rostro pero su obra es universalmente reconocida, imitada y venerada.
Mucho se ha escrito acerca de su verdadera identidad. Algunos aseguran que es Robert Del Naja, vocalista y líder de Massive Attack, otros afirman que se trata de Robin Gunningham, un artista de Bristol, y hay quien sostiene que en realidad es un colectivo que actúa bajo el nombre de Banksy. Sea quien sea lo cierto es que su nombre forma parte indisoluble de la cultura popular y que el anonimato, que comenzó siendo una necesidad, ha acabado siendo su seña de identidad además de un negocio muy lucrativo.
Valerio Rocco Lozano, director del Círculo de Bellas Artes, ha presentado la exposición 'The Street is a Canvas' / EUROPA PRESS
Un creador de iconos
Su obra atiende a cuestiones universales, de gran interés social, que incitan a la reflexión: La globalización, el consumismo, la guerra, los animales, el medio ambiente, la riqueza y la pobreza o el poder. Su estilo simple, irreverente y mordaz logra que los mensajes lleguen al espectador de forma directa. Su iconografía bebe de un amplio abanico de personajes: policías, niños, monos, ratas, la familia real… pero además recurre a personajes famosos como Mickey Mouse, Steve Jobs, o a John Travolta y Samuel L. Jackson en una revisión satírica de una escena de Pulp Fiction, también a los clásicos el Pensador de Rodin o la enigmática Gioconda. El artista urbano estadounidense Shepard Fairey lo define así: “Sus obras están llenas de imágenes metafóricas que trascienden las barreras lingüísticas. Las imágenes son divertidas y brillantes, a la par que simples y accesibles: aunque un niño de seis años no tenga la menos idea de lo que es un conflicto cultural, al ver a la Mona Lisa armada con un lanzallamas no se le escapa que hay algo que no cuadra”.
El arte de un activista
El misterioso universo del grafitero más famoso del mundo regresa de nuevo a Madrid con una amplia exposición que se podrá ver, hasta el próximo 9 de mayo de 2021, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Las dos salas principales del Círculo mostrarán una selección de más de 70 obras de las cuales 18 son únicas (originals), es decir de las que solo existe una unidad. Procedentes de colecciones privadas, han sido realizadas con diversas técnicas y soportes: spray, óleo o acrílico sobre lienzo, esténciles sobre hormigón y metal, serigrafías de edición limitada, instalaciones, esculturas, vídeos o fotografías.
“Queremos que cada visitante de esta exposición pueda resolver por sí mismo quién es realmente Banksy: ¿un genio o un gamberro?, ¿un artista o un empresario?, ¿un provocador o un rebelde? Un planteamiento que nos hace llegar Alexander Nachkebiya, comisario de la exposición que no ha podido asistir a la presentación por problemas de salud.
El itinerario comienza con una novedosa y envolvente instalación multimedia que sitúa al espectador, a golpe de coordenadas y mapas aéreos, en algunos de los lugares donde el escurridizo artista ha dejado su huella: Bristol, Los Ángeles, Londres…
Entre las piezas más importantes expuestas se encuentran la famosa serigrafía original de la serie Niña con globo; un maletín repleto de los famosos billetes falsos de 20 libras, con el rostro de Lady Di estampado, que se han convertido en el sello de autenticidad de su obra realizada en estudio; o Fallen Angel valorada en tres millones de libras y que problemas logísticos, ocasionados por la pandemia, han impedido que llegara a tiempo para la presentación.
“Una habitación con vistas”
Conforman la exhibición algunas fotografías de sus primeros años, registradas por el que fuera su inseparable sombra y compañero de batallas Steve Lazarides; varias imágenes del hotel “con las peores vistas del mundo”, The Walled Off, edificado frente al muro de Palestina; y una colección de carteles originales pertenecientes a la exposición Banksy vs Bristol Museum, celebrada en el verano del 2009, la única hasta la fecha, autorizada por él y de la que dijo, “esta es la primera exposición que hago en la que el dinero del contribuyente se utiliza para colgar mis fotografías en lugar de para despegarlas de las paredes”.
Numerosas frases del artista demuestran que estamos ante una figura que trasciende el ámbito artístico, despierta nuestras conciencias y nos hace recapacitar acerca del mundo en qué vivimos: “Necesito que alguien me proteja de todas las medidas que ellos tomen para protegerme” o “No hay nada más peligroso que alguien que quiera hacer del mundo un lugar mejor”. El arte como mera herramienta al servicio del activismo social más reivindicativo.
Sin embargo, la controversia es fiel compañera de este mito anónimo de nuestro tiempo. Un autor antisistema cuya obra ha sido, literalmente, fagocitada por el mismo sistema capitalista que tanto critica. El propio Banksy afirma: “No podemos hacer nada para cambiar el mundo hasta que caiga el capitalismo. Mientras tanto, lo mejor es que nos vayamos de compras para consolarnos”. La polémica y el negocio --de taquilla y merchandising-- están servidos. Sírvase usted mismo.