“Necesitamos que nos confirmes que estamos ante un vinazo, Juan Carlos”.

Hará unos días que, tras tropezarnos con una botella de Tarón 2013 en una tienda de Molins de Rei (Vinoté & Calité) a la que acudimos regularmente, nos sorprendió la complejidad oscura y misteriosa de un Rioja con etiqueta de “cosecha” sin las ínfulas habituales de crianzas y reservas. Y es que la barrica estaba muy escondida, humilde y discreta, sin buscar protagonismos excesivos.

 

 

Vídeo de presentación de las Bodegas Tarón / BODEGAS TARÓN

Es lo que nos gustó: nos permitía entrar en una Rioja liberada de estereotipos, auténtica y potente.

Por eso llamamos a nuestro antiguo profesor, que lo es (antiguo) porque empezó muy joven, porque habla siempre de sus ancestros y porque tras un dilatado currículum académico y con un bagaje de investigación vegetal de referencia internacional (estuvo en el hallazgo de variedades olvidadas, y sigue) hay alguien que ama la tierra y transmite su conocimiento con afecto y generosidad. Lleva sólo medio siglo a sus espaldas pero le gusta cargar con la tradición que recibió, y cuando pudo permitírselo puso áncoras en Baños del Río Tobía para recuperar las garnachas más que centenarias de los viejos de su pueblo que, a 750 metros atesoran una frescura alucinante. Le gusta compartir las vistas de ese monte de tomilos y romeros y lavandas que acompañan la polinización de esas plantas escultóricas de ladera. Sabe que con esa acidez integrada, para nada agresiva, aunque estructural y esquelética, puede enseñar al mundo la singularidad de su pequeño punto de partida, en esa Rioja de montaña, algo alejada de las ribas más inmediatas del Ebro.

Un vino blanco Tarón en un atardecer / BODEGAS TARÓN

Y sí, como siempre, con amabilidad y con su afecto hacia el vino y hacia las tierras y sus gentes nos confirmó las impresiones que nos había producido este vino de la bodega de Tarón.

Nos acercamos al vino sin apenas datos. Nos gusta hacerlo sin prejuicios. Cuando nos sorprende el gusto es mayor.

Sólo confirmamos la variedad: Tempranillo 100%. Es parte de la tipicidad regional. Pero luego nos lanzamos al trapo sin más; y la vivacidad del color nos hizo especular sobre climas y geografías. Buscamos en el navegador la precisión que nos brinda el MAPS que nos confirmó la imagen que nos estaba dando el vino: Tirgo está situado a 521 metros y las temperaturas medias anuales están sobre los 12,5 grados centígrados. Aunque el eje del Ebro es esencialmente mediterráneo, esa altitud nos aporta continentalidad y frescura para que la Tempranillo pueda expresar finura y profundidad. Las viñas centenarias hacen el resto.
 

Jóvenes brindan con un Tarón / BODEGAS TARÓN

 

Jóvenes brindan con un Tarón / BODEGAS TARÓN

Pero ¿Cual es la impresión que invade a quien se acerca a una dosis de Tarón "cepas centenarias" vivo y elegante? ¿fruta? Seguro, y además variada y rica y sorprendente en un tinto clásico. ¿Madurez? Indiscutiblemente: el vino tiene reposo y está asentado y tranquilo, aunque la barrica le aseguró el esqueleto y le añadió una tanicidad seca que compensa las notas de fructosa. El resumen es equilibrio, pero más que retransmitir el catálogo de sabores que nos hizo recitar, preferimos que sea el errante explorador quien bucee y descubra sus propios mensajes: el embalaje contiene topografías frágiles que requieren de afectos.

Cabe esperar un acercamiento sin apriorismos, buscando placer, pensando sólo, quizá, que esos buenos vinos reposados (Peñín le dio 91 puntos cuando apareció, en 2018), con una marca enológica discreta y solvente, es ideal para platos de caza, con confituras, quizá de frambuesa.

Juan Carlos Sancha, que desde su bodega nos acerca a esa Rioja antigua y rica en matices, nos aportó un último dato: el 39% del vino de Rioja procede de cooperativas. Es famosa la de San Vicente de la Sonsierra; pero la de Tirgo, pequeñita y atada a los agricultores de la región, merece mucha atención.

 

Vino: Tarón "cepas centenarias" Tempranillo 2013 “cosecha”

Precio (en tienda): 17--19 €

Taula de Vi de Sant Benet: Son Oriol Pérez de Tudela, Marc Lecha y Albert Martínez López-Amor