Las mejores obras de la literatura en catalán

La literatura forma parte del patrimonio cultural de cada país, región o territorio. Son una carta de presentación al mundo. ¿El ejemplo? El Quijote de Miguel de Cervantes. Es la segunda obra más traducida del mundo después de la Biblia. En total, más de 140 lenguas y variedades lingüísticas diferentes.

La historia del caballero hidalgo don Quijote de la Mancha es un orgullo de las letras españolas. Pero no el único, porque España cuenta con notables escritores y obras igualmente notables que han pasado a la historia de la literatura. La que sigue es una lista que lo ilustra. Un repaso por las mejores obras de la literatura catalana de ahora y de antes.

'Poesía'

Poesía de Ausiàs March. La de Ausiàs March es una poesía de otro tiempo con un tema eterno: el amor. Poesías es una recopilación de poemas escritos por este autor valenciano en lengua catalana entre los años 1437 y 1459.

Su obra muestra el vínculo con la poesía trovaderesca provenzal de la época en la que vivió. Este estilo, que emplea para la descripción estilística, se complementa con la filosofía y el cristianismo. Así, el amor se conjuga con la conciencia, la vida y el espíritu.

'Tirante el Blanco'

Tirante el Blanco, de Joanot Martorell. Tirant lo Blanch, en su título original, es una novela caballeresca que narra las aventuras de Guillem de Vàroic como maestro del joven aprendiz aspirante a caballero Tirante, escrita por el valenciano Joanot Martorell.

Se publicó por primera vez en el año 1511, en una edición que carecía del nombre de autor. La novela planteaba una narración inédita hasta la fecha. La sensualidad se convierte en protagonista, y entre sus páginas abundan las escenas amorosas y eróticas. Se aleja de las proezas caballerescas para describir la realidad cotidiana de una vida, la de aquel entonces, que no era nada fácil.

'El cuaderno gris'

El cuaderno gris, de Josep Pla. En el año 1966 se publicaba El cuaderno gris del periodista y escritor gerundense Josep Pla. Dicen desde la editorial Planeta que "al abrir El cuaderno gris es mucho lo que puede sorprender al lector".

El libro contiene las observaciones y la visión juvenil de la vida del autor cuando, en plena primera Guerra Mundial (1914-1918), se ve obligado a dejar la ciudad de Barcelona, donde estudiaba Derecho, para regresar a Palafrugell, su pueblo natal.

'Bearn o la Sala de Muñecas'

Bearn o la Sala de las Muñecas, de Llorenç Villalonga. Está considerada un referente de la cultura catalana por ser una de las mejores obras de la literatura catalana de todos los tiempos. Pero no siempre fue así.

Esta novela de Llorenç Villalonga, que se publicó en el año 1956, no fue bien recibida por el público y la crítica. Pero al final, la historia de don Antonio de Bearn y su manera de afrontar el fin de su vida y del mundo del que forma parte acabó por conquistar a los más reticentes gracias a la destreza narrativa de su autor.

'La plaza del Diamante'

La plaza del Diamante, de Mercè Rodoreda. La traducción a más de 40 idiomas de esta novela de la escritora es aval suficiente para justificar que estamos ante una de las mejores obras catalanas de la historia.

Publicada en el año 1962, la autora construye el monólogo interior de Natalia, conocida por todos como La Colometa, una joven que debe hacer frente a la España de la Segunda República, la Guerra Civil y la posguerra. Un período que sirve como testimonio del hambre, el miedo y la soledad para muchas mujeres como Natalia.

'Soledad'

Soledad, de Caterina Albert. La escritora catalana Caterina Albert se veía obligada a firmar con seudónimo sus creaciones literarias. Víctor Català fue el nombre que escogió para hacer realidad su ambición literaria. Era la única salida posible a principios del siglo XX.

Fue entonces cuando publicó Soledad, en 1905, un relato en el que las emociones se fusionan con el entorno natural. La montaña es el refugio de Mila, la protagonista de la historia. Allí, conjuga su soledad física con su soledad moral. La tragedia habita en la montaña y la vida de Mila descritas por Caterina Albert.