Barcelona es uno de los principales emplazamientos del modernismo, movimiento artístico que se llevó a cabo desde el 1890 hasta el 1910, aproximadamente, con una gran cobertura internacional.
Su máximo exponente, Antoni Gaudí, desarrolló el característico modernismo catalán, caracterizado por mezclar lo moderno con motivos ornamentales propios de estilos clásicos como el Gótico. El arquitecto catalán dejó un gran legado de obras, que hoy se han convertido en enclaves inauditos para los que visitan la ciudad de Barcelona. Una de ellas, quizá la más importante, es la Sagrada Familia.
Obra maestra
La obra maestra de Gaudí se comenzó a levantar en 1882. Aún inacabada, se estima que las obras podrían finalizar en el año 2026, fecha que coincide con el centenario de la muerte del artista. A pesar de estar incompleta, la basílica es visitada por una cantidad ingente de turistas, llegando a alcanzar la cifra de tres millones de visitantes al año.
Las entradas se pueden adquirir por internet, permitiendo distintas franjas horarias de visita. Aún así, las colas para acceder al monumento son interminables, algo que ya se ha convertido en costumbre dentro de Barcelona. Estos son los tres puntos que nadie puede perderse de esta catedral.
Las torres
La Sagrada Familia cuenta con un total de 18 torres (actualmente 12 construidas) y una altura de 175, 5 metros, convirtiéndose en la catedral más alta de Europa tras la conclusión de las obras. Es por eso que conviene comprar una entrada combinada para poder visitarlas, ya que se tratan del elemento más espectacular de esta catedral.
Estas torres cuentan con un ascensor para facilitar el acceso durante la visita. El propio Gaudí reconoció que la Cripta de la Colonia Güell (otra de sus obras arquitectónicas) sirvió como banco de pruebas, antes de embarcarse en el gran desafío de la catedral modernista.
La basílica
En lo que al exterior de la basílica respecta, son cuatro las fachadas que custodian la entrada al templo: Nacimiento, Pasión, Ábside y Gloria. Cada una representa las distintas etapas de la vida de Jesucristo, encarnadas en la máxima expresión del naturalismo que Gaudí llegó a alcanzar en sus últimos años de vida.
En 2007, fue seleccionada entre una de las siete maravillas de Cataluña. Numerosos arquitectos como Jaume Busquets o Carles Mani estuvieron implicados en la decoración escultórica de la catedral. Esta basílica es el segundo punto que nadie puede perderse.
Los techos
Por último, uno de los detalles más impresionantes del monumento que diseñó Gaudí son sus techos. Conviene acceder a la catedral un día de sol para poder apreciar cómo la luz se cuela por los millones de recovecos que tiene la estructura.