Un robot no hará daño a un ser humano ni permitirá que un ser humano sufra. Un robot debe cumplir las órdenes dadas por las personas, a excepción de aquellas que entrasen en conflicto con la primera ley. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley. El escritor ruso Isaac Asimov hacía bien materializando, en 1942, lo que serían las leyes de la robótica. Estas normas, que quedaron plasmadas en sus obras de ciencia-ficción, cada vez son más necesarias en un mundo de continuo avance tecnológico.
El desarrollo de la inteligencia artificial está creciendo de manera descomunal en los últimos años. Las nuevas tecnologías, entre las que destaca también el aprendizaje automático, están creando robots cada vez más parecidos a los humanos, capaces incluso de razonar y debatir sobre determinadas ideas. En este sentido, nace el Proyecto Debater, un robot tertuliano presentado al público el pasado mes de junio.
Más de 10.000 millones de frases y 400 millones de artículos conforman su base de datos
Este autómata, con voz mecánica de mujer, razona y emite cientos de argumentos y hace alguna broma. Gracias a la inteligencia artificial, es capaz de enfrentarse en plena batalla dialéctica a un humano e incluso ganarle. Con una base de datos que incluye 10.000 millones de frases y 400 millones de artículos, el Proyecto Debater es capaz de gestionar en apenas unos minutos toda la información del New York Times desde su creación y multiplicada por 25.
Empresa tecnológica IBM, la creadora del robot Debater / EFE
Debater está programado para buscar los mejores argumentos en defensa de una idea, teniendo en cuenta la moralidad y ética humanas. Sin embargo, aún tiene algunas limitaciones. Es capaz de improvisar sólo sobre temas ya establecidos por sus programadores, que suelen ser de actualidad, pero no muy polémicos. El idioma es otro problema, pues sólo entiende (por ahora) el inglés.