Alegría, miedo, pena, rabia. Las emociones son una parte fundamental de la experiencia y determinan en gran medida las decisiones que toman los seres humanos de forma individual o colectivamente. Por ello, la representación de los afectos ha sido motivo recurrente a lo largo de la historia del arte. Y precisamente sobre las diferentes maneras de representar las emociones humanas en las artes visuales se basa Poéticas de la emoción.
El núcleo de la nueva exposición de CaixaForum Barcelona (Av. de Francesc Ferrer i Guàrdia, 6-8) está formado por piezas contemporáneas en relación con obras de otras épocas y contextos diversos. La muestra, comisariada por Érika Goyarrola y organizada y producida por La Caixa, presenta un total de 44 obras que recorren los últimos setecientos años de la historia del arte. Para ello ha contado con la colaboración del Museu Nacional d'Art de Catalunya, que ha cedido seis obras, así como de otros catorce prestadores entre instituciones, galerías y algunos de los propios artistas representados: la Fundació Joan Miró, el MACBA, Es Baluard - Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Palma, la Colección Corporativa Iberdrola, el Museo Nacional de Escultura…
Obras de Joan Miró, Bill Viola o Perejaume
Bill Viola, Joan Miró, Colita, Pipilotti Rist, Carla Andrade, Julio González, Esther Ferrer, Darío de Regoyos, Joaquim Mir, Enric Folgosa, Perejaume, Shirin Neshat, Manolo Millares, Bas Jan Ader, Esteban Jordán, Günther Förg, Ramon Padró Pijoan, Gina Pane, Iván Argote, Francesca Woodman y Jeremy Deller son los nombres que conforman Poéticas de la emoción, cuyo objetivo principal es el de “resaltar la capacidad de conmover que tiene el arte contemporáneo frente a aquellas posiciones que lo sitúan en un terreno más racional o preeminentemente político”.
Cartel de 'Poéticas de la emoción' / CAIXAFORUM BARCELONA
De esta forma, la muestra ahonda en la forma en que el arte ha incorporado las emociones en su discurso a lo largo de la historia. Las obras seleccionadas muestran “cómo son transformadas las emociones básicas comunes a la experiencia humana en emociones estéticas representadas por medio de gestos, signos y formas que sobreviven a lo largo del tiempo”, indican desde CaixaForum Barcelona.
Una exposición dividida en tres partes
Poéticas de la emoción, que se puede visitar hasta el 19 de mayo, se divide en tres ámbitos y presenta en cada uno ellos tres modos distintos en los que la emoción se ha mostrado en la historia del arte. El primer grupo ahonda en la emoción del sujeto a partir de la representación expresiva de los personajes protagonistas, a través de obras contemporáneas y piezas de arte religioso que expresan dolor o tristeza.
El segundo presenta un conjunto de piezas en las que la emoción se expresa de forma metafórica gracias a la traslación del estado anímico del artista al paisaje y a la arquitectura representados. Finalmente, un tercer ámbito analiza la forma en que el arte se apropia de la emoción que vertebra el campo social, desde los movimientos sociales y la política hasta la esfera de la fiesta o las celebraciones populares. Estas obras tratan las emociones compartidas a partir de imágenes que representan la fuerza de la protesta o el gozo de la celebración.
La dimensión sensible de las artes visuales
Desde sus orígenes, las distintas disciplinas artísticas poseen la capacidad de generar emociones. Poéticas de la emoción prioriza esta dimensión sensible de las artes visuales que, desde el siglo XX, ha sido desplazada en numerosas ocasiones en favor de la presentación de una idea o de un razonamiento teórico.
'The Silent Sea' / BILL VIOLA
En la exhibición, varias piezas correspondientes al arte religioso católico (del que en gran medida es deudora la iconografía de las emociones en Occidente) señalan la pervivencia de las formas de expresión del pathos (dolor, compasión, tristeza) en el arte contemporáneo. Por ejemplo, el realismo de las expresiones de los protagonistas del vídeo The Silent Sea (2002), de Bill Viola, traza un vínculo directo con el de los personajes de diversas escenas religiosas, como el Calvario (1460). La quietud que caracteriza las silenciosas piezas de Viola, junto con el fondo negro y la luz teatral, revelan las expresiones de los personajes resaltando un amplio arco de emociones (desde la pena y el dolor hasta la ira y el miedo) en el que se observa el dinamismo del gesto y destacan intervalos de enorme expresividad.