Los insultos están a la orden del día en las redes sociales y especialmente en Twitter. Buena parte de los usuarios del servicio de mensajería instantánea del pajarito azul han sido víctimas --y/o autores-- de algún improperio en más de una ocasión. Incluso es habitual apuntar a una suerte de Ley de Godwin adaptada a Twitter plenamente vigente, que se postularía así: a medida que una discusión se alarga, la probabilidad de que aparezca un insulto tiende a uno.
Además, existe la sensación generalizada de que esta situación va a peor en los últimos tiempos y de que esta red --con más de 330 millones de usarios activos en todo el mundo-- se ha convertido en una correa de transmisión del odio. De hecho, es un lugar común la máxima que asegura que Twitter saca lo peor de cada uno de nosotros. ¿Es eso cierto? Los expertos no están del todo de acuerdo.
"Capacidad de autodepuración"
Para el asesor de comunicación y consultor político Antoni Gutiérrez-Rubí, Twitter es “una herramienta de conversación pública muy importante, determinante para la creación de la agenda pública y política”. Hasta el punto de que se ha convertido “imprescindible” en este campo.
Ahora bien, como todo espacio de conversación “abierto”, está “sometido a los trolls, a los odiadores y a las malas prácticas”. Sin embargo, el fundador y director de Ideograma.org confía en “la capacidad de la propia red y de la conversación digital de ir autodepurándose” para “ir construyendo espacios de libertad de expresión responsable y de respeto a las opiniones de los demás”.
El asesor de comunicación y consultor político Antoni Gutiérrez-Rubí / YOUTUBE
Respuesta instantánea vs. reflexión
Gutiérrez-Rubí admite que los insultos son difícilmente erradicables del todo en una red donde “la respuesta instantánea prima sobre la reflexión” y donde el anonimato y las identidades múltiples son posibles. En este marco, los usuarios con una larga trayectoria, más reflexivos, que enlazan y mencionan a otros son un camino sobre cómo “ir separando el grano de la paja”. Y, en último caso, siempre queda la opción del bloqueo.
También destaca las iniciativas que está implementando Twitter “para garantizar que la red preserve la intimidad y el derecho de las personas a no ser insultadas”. El consultor no es amigo de la regulación específica de las redes sociales, más allá de lo que el Código Penal considera que es delito. “Yo no me alarmaría excesivamente de lo que estamos viendo, aunque no creo que haya que negarlo y mucho menos subestimarlo, pues continúo pensando que es una red imprescindible para la construcción de la agenda pública”, concluye.
"Un lodazal"
La responsable de redes sociales de El Periódico, Silvia Cobo, es más pesimista. “Yo estoy en Twitter desde hace once años y tengo la sensación de que, cuando éramos menos, no era como ahora. Ahora es un lodazal, hasta el punto de que se te quitan las ganas de participar”, asegura a Crónica Global.
La experta insiste en que “desde hace tiempo” participa menos en esta red por sentirse “menos cómoda” en ella. “Y creo que le pasa a la mayoría de usuarios”, añade. A pesar de ello, considera que la herramienta es, en general, positiva pues le ha permitido conocer a mucha gente interesante que hubiese sido imposible de otra forma. Cree que “los que insultan son una minoría pero ruidosa y frena a otros a participar”.
"Contar hasta cuatro"
Sobre las causas del caos, Cobo habla de “un factor psicológico”: “La gente no cuenta hasta cuatro antes de escribir un tuit. Dice cosas en las redes que no diría cara a cara, o lo haría con tanta vehemencia”. Además, en muchas ocasiones se obvia el contexto al responder a un comentario. Pero no cree que el anonimato sea el principal problema del aumento de los insultos en Twitter. “En Facebook la cosa es aún mucho más salvaje, a pesar de decir lo que se dice con nombre y apellidos”, apostilla.
Cobo apuesta por establecer "unas reglas más claras en las redes sociales", como ocurre en la vida real, aunque ve complicado que se pueda poner remedio a esta deriva, puesto que "la violencia verbal genera violencia verbal" y es fácil que eso ocurra cuando alguien lanza sus opiniones "de forma muy vehemente, sin tener en cuenta el contexto en el que algo se dijo".
El Odiómetro
La gravedad de la situación llevó a Mikel Torres Ugarte, programador de aplicaciones web, a promover una curiosa iniciativa. En julio de 2017 lanzó el Odiómetro --"que también se podía haber llamado el insultómetro o el vomitómetro"--, una aplicación que rastrea los insultos que se vuelcan en Twitter en tiempo real, los contabiliza y los muestra. También señala cuál es el usuario que ha recibido “más odio en los últimos diez minutos”.
“Quería comprobar si efectivamente había momentos en los que se producían picos en el nivel de odio que se vertía en Twitter. También mostrarme a mí mismo y a los demás que efectivamente utilizamos Twitter generalmente como una vía de escape para nuestro rencor y nuestra rabia, más que como un lugar para el debate”, explica a Crónica Global el experto en redes sociales.
Odiómetro
Canal para expulsar la ira y la frustración
Torres está convencido de que el nivel de insultos en Twitter es una cuestión psicológica y que responde a una suerte de "terapia" que “consiste en primero dar forma ideológica para luego expulsar esa ira que vamos acumulando en el día a día”.
“Además de las frustraciones habituales, ciertas noticias ayudan a alimentar esa ira que, en lugar de racionalizar, la redirigimos a las redes en forma de insultos, zascas y debates a cuchillo. El problema de esa terapia es que cuando otros vuelcan esa ira en tu timeline, eso provoca que a ti se te despierten ciertas emociones y necesites expulsarlas a su vez. Es la pescadilla que se muerde la cola, pues odio genera odio”, añade.
Odiómetro
"Tomarse unas vacaciones de Twitter"
Torres detecta un aumento de las muestras de odio en Twitter en los últimos años como resultado, quizás, de la "inmediatez" que propone la herramienta unido a la actual "guerra cultural e ideológica" en la que está inmersa la sociedad.
En todo caso, está convencido de que Twitter "es una herramienta muy positiva" que "en general ha ayudado a hacer mejor la sociedad, dando voz a personas que anteriormente no la tenían" y a fomentar causas justas que, de otra forma, pasarían más desapercibidas. "También digo que tomarse unas vacaciones de Twitter es algo que recomendaría a todo el mundo, para relativizar su importancia y desestresarnos, que eso siempre nos hace falta", concluye.
No es el reflejo de la sociedad
El profesor, consultor y periodista Manuel Moreno, creador de Trecebits.com, introduce otro elemento: "Muchas veces los usuarios activos de Twitter creemos que lo que ocurre en Twitter es reflejo de la realidad o de la sociedad en general, y solo es reflejo de una pequeña parte de la sociedad. Todo el mundo parece que esté ofendido en Twitter, pero la sociedad entera no está ofendida. Hay muchas personas que viven ajenas a Twitter y que ni se enteran de las polémicas que circulan en esta red".
El experto en redes apunta a la "dejadez" de las plataformas durante muchos años a la hora de hacer cumplir las reglas como uno de los motivos de la situación actual, pero sostiene que la principal responsabilidad es del propio usario.
El consultor especialista en redes sociales Manuel Moreno / CG
Prudencia y templanza
Moreno subraya que Twitter es una herramienta "a la que se puede sacar mucho partido" y lamenta que "lo que más llame la atención sea lo negativo" o "las polémicas". "Quizás en Twitter es más fácil recibir un insulto que en otros sitios. En la calle casi nadie va a atreverse a acercarse a nosotros e insultarnos, y en Twitter llegamos al insulto fácil. Pero también nos ofendemos más rápidamente, porque cualquier cosa que leemos por Twitter parece que nos ofende. Perdemos un poco la intencionalidad del mensaje, el tono", añade.
El consultor recomienda "prudencia y templanza" en el uso de Twitter. "No hay que dejarse llevar por el calentón del primer momento. Pensar cinco segundos antes de contestar. Preguntarse si puede tener consecuencias mi contestación", aconseja.
Filtrar a los usuarios
Roger Molinas es un conocido activista de Twitter cercano a ICV y crítico con el nacionalismo. A través se cuenta Arqueòleg Glamurós interviene en los debates más candentes de la actualidad política y social. Sus opiniones le han llevado a sufrir ataques masivos por parte de usuarios críticos con sus posiciones, como le ocurrió en 2015, cuando recibió "miles de amenazas e insultos". "A partir de entonces bloqueo sistemáticamente a todo el que me insulta. Ahora tengo un Twitter bastante tranquilo y, normalmente, puedo decir las cosas que quiera sin tener esa oleadas de odio y de ira repentinas", explica a Crónica Global.
Molinas es un entusiasta defensor de la red del pajarito azul pues permite "conocer a mucha gente", aunque advierte de que, "si fuesen los pecados capitales, Twitter sería la ira e Instagram la vanidad", por lo que insta a tomar precauciones. "Hay personas que abren una cuenta en Twitter solo para insultar a las personas que no les caen bien. Pero una vez has bloqueado a los usuarios molestos, pasado el filtro, el resto que queda es muy interesante", señala.
Importancia relativa
El experto en comunicación Joan López Alegre, fundador de Strategycomm, ironiza sobre Twitter, a la que compara con la canción de Roberto Carlos Yo quiero tener un millón de amigos. “La clave está en darle a las redes sociales el peso y la importancia que tiene. Twitter es un acelerador de cualquier cosa, pero no deja de ser virtual, por tanto, es irreal. No en sus consecuencias, porque puede destruir una reputación o puede ayudar a construirla, pero jamás tiene la importancia de los hechos reales. No es lo mismo que te deseen la muerte por Twitter a que te agredan realmente”, explica.
Según López Alegre, Twitter ha traído una cierta "democratización social", pues ha permitido "decirle lo que quieras a un político" cuando antes no se solía insultar a nadie por la calle, salvo que se padezca algún tipo de perturbación. "La parte mala es que eso tiene un punto de cobardía", matiza. En cualquier caso, considera que Twitter --como el resto de redes sociales-- es una herramienta muy útil en muchos ámbitos, por ejemplo permite a los responsables de recursos humanos conocer de primera mano cómo son los candidatos a un puesto de trabajo.