En 2014 fue el turismo familiar, en 2015 el turismo de interior y de montaña, en 2016 el turismo gastronómico y enorturismo, en 2017 el turismo sostenible… y en 2018 el turismo cultural. Este año ha sido designado como Año Europeo del Patrimonio Cultural por parte de la Unión Europea, por lo que la Agencia Catalana de Turismo (ACT) ha decidido proclamar el 2018 como Año del Turismo Cultural. De esta forma, pretende reivindicar el papel de la cultura como factor clave de la diferenciación y singularización del destino turístico catalán.
Durante todo el año se están llevando a cabo más de 150 acciones dirigidas tanto al público final como a los profesionales y organizadas por diferentes empresas y entidades del mundo del turismo y la cultura. Además, la ACT ha destinado un presupuesto de 2,8 millones de euros a promocionar este año temático en diferentes mercados: Francia, Alemania, Rusia, Italia, Reino Unido, Irlanda, España, Bélgica, Países Nórdicos, Estados Unidos, Canadá, Australia, China, Japón y Chile.
La cultura como eje
El Año del Turismo Cultural tiene como reto posicionar la cultura como eje clave y diferencial de Cataluña, y en este desafío el turismo tiene un papel fundamental para ponerla en valor y contribuir a su sostenibilidad social y económica. Se busca reivindicar todo el patrimonio cultural, tanto el más conocido internacionalmente como el más local y desconocido, para que cada vez haya más equilibrio entre los diferentes territorios y que los flujos económicos derivados del turismo cultural lleguen a todos los rincones.
Los objetivos que persigue el Año del Turismo Cultural son los siguientes:
- Vincular de forma más directa la cultura como elemento diferenciador de la marca Cataluña.
- Incrementar el volumen de ingresos por turista a partir de una oferta de experiencias turísticas de más valor.
- Fomentar la creación de una oferta de calidad orientada a una demanda de calidad, a partir de la transformación de los recursos culturales en productos turísticos vendibles.
- Poner en valor la riqueza de Cataluña como destino de destinos autónomos, sostenibles y competitivos, impulsando una mejor distribución territorial de la actividad turística.
- Aprovechar la oportunidad de trabajar la desestacionalización remarcando el valor turístico de la cultura catalana.
- Incrementar el consumo de experiencias turísticas culturales de los visitantes cuando ya se encuentran en Cataluña.
- Maximizar los beneficios también para los residentes que puede generar una cultura que se aprovecha del turismo.