El cantante hawaiano Bruno Mars congregó el viernes en el Palau Sant Jordi de Barcelona a unos 17.900 fans, ansiosos por saborear el directo de su gira 24K Magic World Tour.
El estadounidense activó su pop funk de la mano de su último disco, acompañado de sus ambiciosas coreografías.
El artista salió sonriente y repleto de energía a la pista, y tuvo unas palabras para el público, al que animó a bailar en todo momento.
Mars tuvo un comportamiento adecuado en este concierto abierto tras el enfado de sus fans el pasado jueves cuando actuó en una sala privada de la capital catalana, a donde llego con casi tres horas de retraso, y actuó en playback.