Los años de periodismo de sucesos pateando las calles de Barcelona, especialmente los barrios del centro histórico de la ciudad, le permiten a Nuria Vázquez ser muy tajante en lo que se refiere a la prostitución y al trato que recibe desde la Administración: nada ha cambiado.
Las mismas multas, la idéntica desconsideración, parecidos intentos de quitársela de encima sin entrar en la cuestión de fondo y una permanente tentación de hacer ver que el problema no existe.
La gestión del actual equipo municipal, encabezado por Ada Colau, no dista demasiado de la del conservador Xavier Trias, que gobernó apoyado en los muy católicos concejales del PP de Alberto Fernández Díaz. Y tampoco de los equipos anteriores, en manos de los hijos progres de la burguesía barcelonesa, militantes del PSC.
Palabras, pero no hechos
Muchas críticas y quejas, una solidaridad desbordante con las víctimas de la prostitución y el proxenetismo; y, por supuesto, contra la trata. Además de la defensa a tope de la mujer en todos los temas de género. Todo esto forma parte de su discurso, pero cuando Barcelona en Comú ha llegado al poder, hace ya casi dos años, no ha aplicado ninguna de esas ideas renovadoras para afrontar el negocio del sexo, con más arraigo en la ciudad que las propias Ramblas. Al contrario, solo hay continuismo de las políticas anteriores.
Quizá con el propósito no confesado de darles algunas ideas a nuestros gobernantes locales, Nuria Vázquez ha escrito una novela a partir de hechos y personas reales.
'Damas del Raval', el libro escrito por la periodista Núria Vázquez / CG
Una historia enhebrada en torno a la vida de cuatro mujeres que acaba siendo una radiografía de la prostitución barcelonesa, donde se rompen algunos tabús --como que todas las profesionales ejercen contra su voluntad-- y se profundiza en la crueldad de sus vidas, como la violencia física y psíquica de que son víctimas estas mujeres, y sus difíciles relaciones familiares.
El relato permite una aproximación al mundo de las putas, de sus clientes y de las empresas que manejan el negocio. Es la parte de reportaje del libro al que alude el subtítulo: Un reportaje novelado sobre la prostitución en Barcelona.
El drama
Pero, aún y con la ironía que utiliza la autora para tomar distancia de lo que cuenta, Damas del Raval no deja de ser una novela dramática con un desenlace desolador.
Porque no son nuestros gobernantes los únicos inútiles incapaces de abordar con eficacia la cuestión; la ineptitud se contagia a unos medios de comunicación que, saciados del picadillo sensacionalista cotidiano, son insensibles ante el horror más cercano, el de ahí al lado, que se produce con una frecuencia brutal.
A Luna, la única de las cuatro protagonistas que no es una profesional del sexo, al final solo le queda una esperanza. La actuación de los policías, la gente que sí se toma el asunto como algo personal, lo que de alguna forma es dar por perdida la batalla y volver a la casilla de salida.