“Todavía ganamos a los robots en inteligencia”. Pero puede que su aportación en la producción industrial empiece a coger fuerza en poco tiempo. La empresa catalana PAL Robotics trabaja en un nuevo modelo de robot bípedo humanoide junto con el laboratorio LAAS, de Toulouse. “Esperamos que sea el robot bípedo eléctrico más potente del mundo; sería un salto tecnológico muy importante”, asegura el fundador y consejero delegado de PAL Robotics, Francesco Ferro.
Una de las empresas que colabora con LAAS es Airbus, una de las únicas grandes compañías interesadas en incorporar robótica de este tipo a su línea de producción. Airbus empezó en 2016 con un programa destinado al desarrollo de humanoides para tareas de fabricación complejas, en el que también participan los japoneses Kawada Industries y Joint Robotics Laboratory.
¿Qué pueden hacer estos robots?
De momento, las capacidades de los humanoides bípedos llegan a caminar, subir y bajar escaleras, hacer tareas repetitivas como transportar objetos, contestar a preguntas determinadas... todo programado previamente. La inteligencia, insiste Ferro, todavía está lejos.
Pero sí pueden aprender. Por imitación o si un humano coge el brazo de un robot y lo mueve para enseñarle lo que tiene que hacer, el dispositivo puede memorizarlo y repetirlo las veces que sea necesario.
PAL Robotics se centra en tres mercados. La industria ligera es uno de ellos, que ahora esperan desarrollar más con el modelo en el que trabajan con el LAAS. Otro de los mercados es la investigación, en la que usan los robots como plataformas sobre todo en universidades. El tercero es el sector retail, para el que comercializan el Stockbot con un uso muy concreto: hacer el inventario en tiendas de ropa.
Robots en casa
La seguridad es uno de los elementos que impide introducir a los robots en las casas. “No están preparados para convivir con inteligencia”, afirma Ferro. El CEO de PAL Robotics sostiene que todavía se necesita mucha investigación para minimizar el peligro que suponen para las personas. Que el robot no detenga su movimiento cuando choca con un objeto es un ejemplo.
Una de las limitaciones que más investigación necesita en la actualidad es la autonomía. El modelo más avanzado de la compañía catalana, el humanoide bípedo REEM-C, dura hasta seis horas sin enchufarlo a la corriente. “El equivalente de Honda, por ejemplo, se tiene que cargar cada 30 o 45 minutos”, asegura el fundador de PAL Robotics.
Competición global
Las diferencias entre la empresa ubicada en Barcelona y sus competidores internacionales no terminan aquí. El precio de los robots oscila enormemente según sus características; desde los 20.000 euros por la base móvil más sencilla hasta los 330.000 que cuesta el último modelo humanoide (que no se fabrica en serie, sino que va por demanda). El equivalente de este último “lo vende la NASA por 2 millones, y Google por 1 ó 1,5”, asegura.
¿El secreto? Reducir los costes de producción “con negociaciones duras con los proveedores y conocimiento del mercado”. El hecho de que los ensayos fallidos tengan que incluirse en el precio final es uno de los factores que encarecen el producto.
“Tenemos un enfoque muy distinto a nuestros competidores”, concluye Ferro. La parte que más vende es la interacción de los robots con las personas, “que salude y dé la mano”. Sin embargo, en PAL Robotics consideran que esta industria tiene que ir enfocada al servicio de las personas, y “esto intentamos hacer desde hace 12 años”.