Con el inicio de la dictadura franquista en 1939, comenzó, también, una persecución a todas aquellas publicaciones que el régimen consideraba nocivas y peligrosas. Sin embargo, los opositores mostraron con el paso de los años una audacia que les permitió sortear la censura y que es posible apreciar en la Imprenta Municipal de Madrid, en una exposición que lleva por título Letras Clandestinas (1939/1976).
Libros proscritos procedentes del exterior en forma de contrabando, volúmenes secuestrados y denunciados, libros y revistas impresos en la clandestinidad y folletos camuflados con cubiertas falsas son algunas de las secciones en las que esta muestra se encuentra dividida.
Javier A. Martínez, comisario de la exposición, ha manifestado que la muestra pretende rescatar “una realidad poco conocida por las generaciones que no vivieron directamente esos años, pero que es preciso divulgar para reflexionar sobre el valor de la actual democracia".
450 piezas
Un texto de las Juventudes Socialistas Unificadas bajo la portada de Moby Dick, la historia del Partido Comunista Bolchevique con la carátula de Novelas Ejemplares de Miguel de Cervantes, o un manual para fabricar explosivos, que se esconde bajo unas aparentes reglas del hockey son algunas de las maneras como se burló al régimen.
En total, unas 450 piezas en las que también se encuentran otras fuentes de información como la prensa periódica, órganos y boletines de partidos, sindicatos, movimientos ciudadanos, estudiantes universitarios, mujeres, barriadas, empresas, asociaciones católicas vascas, jóvenes y soldados.
La exposición también muestra los aparatos con los que se elaboraba el material: minervas, ciclostiles y vietnamitas (utensilio para imprimir panfletos clandestinamente) que, en ocasiones, se encontraban en sótanos, así como algunos de los mensajes cifrados, sellos disimulados en diversos objetos, cartas troceadas, documentos falsificados, o carteras de doble fondo. También es posible ver algunos de los informes que los lectores del régimen elaboraban.
“Revisando nuevamente esta obra, seguimos considerándola impublicable en España. Está escrita por un rojo, o por lo menos por un antifranquista”, dice uno de los informes sobre el libro del historiador británico Hugh Thomas titulado La Guerra Civil española, publicado en París en 1961 por la editorial Ruedo Ibérico.
Los protagonistas
Al final del recorrido hay testimonios de algunos protagonistas como el académico universitario Nicolás Sánchez-Albornoz, condenado a trabajos forzados en 1947 en el Valle de los Caídos; el poeta Marcos Ana, que estuvo preso durante 23 años; o el político democristiano Óscar Alzaga, quien fuera confinado en el estado de excepción de 1969 en Cueva de Agreda y Almenar de Soria.
También hay un mapa con los puntos de impresión --unas 41 imprentas en todo Madrid-- durante la década de los 40, el período más oscuro y difícil de la clandestinidad. Se llegaron a contabilizar, además, siete librerías o depósitos de libros en la ciudad.
La exposición sobre la cultura clandestina impresa o manuscrita fue concebida originalmente por la alcaldesa de Madrid Manuela Carmena que, en su momento, recalcó la importancia de la transmisión de la palabra, sobre todo en tiempos tan difíciles. La muestra ha sido posible gracias a 33 instituciones culturales y coleccionistas que han custodiado los fondos durante todos estos años. Se puede ver en la Imprenta Municipal de Madrid hasta el 30 de octubre.