Los terrados de las grandes ciudades son espacios olvidados. En Barcelona, la asociación Coincidències quiere revitalizarlos y situarlos en la oferta cultural de la ciudad. Es por esto que hace tres años organizaron por primera vez Terrats en cultura, un conjunto de espectáculos de disciplinas distintas que se podrán ver en varios terrados desde mayo hasta noviembre.
Dos fines de semana al mes, un anfitrión ofrece de forma voluntaria la azotea de su edificio para el espectáculo. La dirección no es revelada hasta dos días antes, cuando los asistentes reciben las indicaciones para llegar al lugar exacto. “Es parte del juego, el espacio y la oferta cultural no son convencionales, y las reglas tampoco”, explica Lola Armadàs, fundadora de Coincidències. De esta forma, también se protege el anonimato de los anfitriones lo máximo posible.
Al atardecer
Las disciplinas son diversas. El teatro musical estrenó el 6 de mayo esta cuarta edición con el espectáculo Balla amb mi, un repaso de la evolución de los musicales de Broadway desde sus inicios hasta la actualidad. La próxima cita será con la microdanza, el 20 y 22 de mayo. Durante todo el verano y hasta el 6 de noviembre se sucederán los espectáculos, adaptados a los espacios.
“Algunos de los terrados ofrecen vistas magníficas, que es un valor añadido al espectáculo en sí”, asegura Armadàs. Y al atardecer, cuando se pone el sol. Coincidències busca así la proximidad e intimidad en cada representación, que suelen contar con un público reducido, de unas 60 personas.
Cuarta edición
Desde que empezaran en 2013 con dos espectáculos, la oferta ha ido creciendo hasta los 13 de este año. En la cuarta edición, Terrats en Cultura contará con una actuación del británico Adam Giles Levy, en una azotea con vistas a Montjuïc el día del piromusical de la Mercè, el 24 de septiembre.
Qu4art Primera es otra de las apuestas de este año, así como el espectáculo que cerrará la edición. Será Kites, kids and monkeys, del actor, autor y director Ivan Morales. Además de esto, repiten el cabaret y los vinos por su popularidad en anteriores ediciones. El trabajo de los organizadores y de los anfitriones, totalmente voluntarios, pretenden con este proyecto mantener viva la cultura en las azoteas.