El Gran Hotel Central es una finca con historia. El arquitecto Adolf Florensa construyó en 1926 un edificio en el número 30 de Vía Laietana, en el corazón de Barcelona, por orden de Francesc Cambó, el empresario y político de la Liga Regionalista que ocupó los ministerios de Fomento y Hacienda en el arranque del siglo XX. Era su finca familiar y en 2006 mutó en un gran hotel de lujo. Esta temporada el joven chef Alberto Vicente, de 32 años, ha tomado su dirección gastronómica.
La carrera del cocinero empezó con tan sólo 16 años en otro hotel, el Ambassador, de la mano de su padre. Ha estado en los fogones y ha sido responsable de las cocinas del Caelis, el Hotel Murmuri, El Castell de Ciutat, Silken Diagonall, Hotel Rivoli, Petit Comité y el restaurante La Trufa Negra en Teruel. Estaba en Aragón cuando se le propuso tomar el relevo de Ramon Freixa, un chef con dos estrellas, en el establecimiento de la capital catalana.
Pau Guardans centraliza en Madrid
El empresario Pau Guardans, nieto de Cambó, había pedido a Freixa que centrara su atención en la oferta gastronómica de los dos establecimientos de Madrid de Único Hoteles, el que da nombre a la sociedad y acoge el restaurante biestrellado Relais Chateaux Ramón Freixa, y The Principal, abierto en enero de 2015 y que cuenta con un local también de gran nivel llamado Ático en la azotea.
La expansión y consolidación como hotelera de lujo en la capital es el actual foco de la compañía. Guardans apostó porque Freixa se centrara en Madrid y requería un relevo en Barcelona. Apostó por Vicente, quien manifiesta que asumir este reto es “divertido, ya que podemos cocinar con la cocina… siempre que se haga con lógica”.
Un año en renovar la carta
El nuevo chef aterrizó en las cocinas del Gran Hotel Central hace un año y empezó a trabajar en la renovación paulatina de la carta heredada de Freixa. El objetivo era no bajar el nivel en cuanto a la propuesta gastronómica y atraer a más comensales. El factor del precio es un elemento clave en esta ecuación. Se puede comer en el establecimiento por unos 30 euros, vino incluido.
The City Restaurant es el espacio principal. Situado en la planta baja del establecimiento, comer allí es un respiro en la bulliciosa Vía Laietana. De hecho, sorprende salir del local y encontrarse en la arteria de Barcelona porque, por su aspiración al lujo, se han cuidado todos los detalles. Merece una atención especial el hilo musical, con lista propia en Spotify.
Carta renovada
La carta sigue la tendencia de unir “tradición y modernidad”, uno de los leitmotiv de la oferta gastronómica. Para empezar, se pueden escoger desde un plato de jamón ibérico de Guijuelo, buñuelos de bacalao, anchoas o ensaladilla rusa hasta dados de salmón ahumado con caviar de aceite o rocas de parmesano al romero.
Como la inmensa mayoría de clientes del hotel son internacionales --y acaudalados, ya que la noche cuesta unos 300 euros-- Vicente ha hecho concesiones en la carta como incluir una ensalada césar, con confit de pollo para darle el toque premium. Se ha atrevido a renovar la sopa de cebolla con un resultado que funciona (es ligera), hay varias propuestas de risottos y pastas y pescados y carnes frescas. Mención especial a las albóndigas con foie y avellanas, uno de los platos que más salida tienen en el restaurante.
En el apartado de postres también se ha renovado la crema catalana. De hecho, Vicente ha acercado la receta a la piña colada con un resultado curioso.
Menú de verano
El chef reconoció que la carta de invierno tiene los días contados y que después de Semana Santa se incluirán poco a poco platos fríos con más productos de temporada.
The City Restaurant es el principal espacio gastronómico del hotel Cambó, pero no el único. El nuevo cocinero también ha dado una vuelta a la oferta de los eventos privados que se acogen --no disponen de reservados para pocos comensales, pero sí la opción de organizar eventos en petit comité o incluso cócteles con 40 personas en espacios como la biblioteca-- y a la carta del espacio que se lleva más premios del establecimiento: la terraza en la azotea.
Terraza en la azotea
La piscina que acoge está considerada una de las mejores de Europa y propicia que algunos clientes del hotel decidan pasar un fin de semana en Barcelona en el que se disfruta de la terraza del Gran Hotel Central durante el día y de la oferta de restauración y ocio de la ciudad por las noches.
Vistas de la terraza del Gran Hotel Central / CG
Con vistas privilegiadas al casco antiguo (se llega a ver las torres Maphre y la Agbar), si quien esté allí desvía la vista hacia el sobreático verá cómo asoman las plantas de la terraza privada de los Guardans-Cambó. Los padres del dueño del hotel residen allí desde hace años. Esa es la vivienda del histórico político.
Acceso con reserva previa
Vicente manifiesta que la propuesta de esa zona recreativa se basa, principalmente, en platos fríos. Durante el día sólo está a disposición de los clientes del hotel, pero a partir de las ocho de la tarde se abre a todo el mundo con reserva de mesa previa.
La terraza se ha renovado recientemente --el principal cambio ha sido la climatización de la piscina-- y se ha ampliado el número de mesas. De nuevo, el precio medio de la factura ronda los 30 euros. Aquí se pagan las vistas.