El Museo Kunsthalle München acogerá, a partir de mañana y hasta el 3 julio, la primera exposición monográfica que se hace en Alemania sobre Joaquín Sorolla. El pintor había llevado allí una muestra de su obra en 1907.
La exposición Sorolla en París, comisariada por Blanca Pons-Sorolla y María López Fernández, cuenta la historia del reconocimiento internacional de Sorolla, desde el primer viaje del artista a París, con tan sólo 23 años, hasta su consagración como gran pintor de las élites de su tiempo.
Pequeño formato
Contará con cerca de 80 pinturas, de las cuales 29 pertenecen al Museo Sorolla, y 40 "notas de color", obras de pequeño formato, también de la colección del museo madrileño.
La muestra presenta cinco grandes secciones y un epílogo: Sorolla en el salón, El mar. El triunfo de la luz y el color, Intimidad, Hijo de Velázquez, Sorolla cosmopolita: elegantes, jardines y paisajes y Estudios, apuntes y notas de color.
Periplo europeo
La exposición, una vez clausurada en el Museo Kunsthalle München, se presentará sucesivamente en el Museé des Impressionismes, Giverny (14 julio-6 noviembre) y llegará al Museo Sorolla para ser expuesta del 16 de noviembre de 2016 al 15 de marzo de 2017, en la que será la primera gran exposición internacional que acogerá su Casa Museo.
A través de las pinturas que se exponen en esta muestra, que en su mayoría constituyen las obras maestras de su producción, Sorolla buscaba labrarse un prestigio internacional demostrando la calidad de su técnica, la originalidad de su estilo y la modernidad de sus propuestas.
Las obras que Sorolla presentó en París se adaptaban a los grandes formatos de estilo académico pero con novedades estilísticas ya que el pintor experimenta la intensidad y luminosidad propia del impresionismo a lo que suma el prestigio de los viejos maestros.
Desde los inicios de su carrera, Joaquín Sorolla tuvo la vocación de convertirse en un pintor internacional, participando en todos los grandes certámenes internacionales y cosechando importantes reconocimientos, entre otros, el Grand Prix de la Exposition Universelle de Paris de 1900.
Como colofón a lo éxitos obtenidos, Sorolla realiza, entre 1906 y 1908, exposiciones monográficas en París, Berlín y Düsseldorf, Colonia y Londres, y se consolida como el artista español más apreciado gracias a la luz de su pintura, a su pincelada y a su colorido excepcional.