Amy Winehouse, en un fotograma del film 'Amy'

Amy Winehouse, en un fotograma del film 'Amy'

Creación

'Amy': La trágica existencia de una jovencísima 'dama' del soul y el jazz

Crítica del film sobre la desaparecida cantante británica

4 septiembre, 2015 18:10

Título original: Amy
Año: 2015
Duración: 128 min.
País: Reino Unido
Director: Asif Kapadia
Guión: Asif Kapadia
Música: Antonio Pinto
Reparto: Documentary, Amy Winehouse, Mitchell Winehouse, Blake Fielder, Salaam Remi, Nick Shymanksy, Yasiin Bey, Mos Def, Tony Bennett, Mark Ronson, Janis Winehouse

El "ídolo caído", el "juguete roto", son expresiones que describen a la perfección los procesos de autodestrucción de estrellas del espectáculo o del deporte que tienen días gloriosos y un final miserable. Esa es la historia de Amy Winehouse, y esa es la que nos relata un documental construido como una narración en la que se sigue esa historia cronológicamente, desde la infancia hasta la muerte de la joven estrella británica. El relato construido por el director Asif Kapadia se nos presenta, con gran acierto, como una auténtica película biográfica interpretada por la propia cantante. Su evolución, sus comienzos, sus crisis, su matrimonio, su descenso a los infiernos… Nada falta, y para todo hay imágenes elocuentes. Amy es la historia de un proceso de autodestrucción que parece ajustarse a una pautas muy conocidas y repetidas ad nauseam, como sabemos por casos como los de Janis Joplin, Jim Morrison o Kurt Cobain, por ejemplo.

Hablamos de una adolescente con problemas de bulimia y depresión a quien un joven seductor, Blake Fielder, introduce en el mundo de la droga, del que, lamentablemente, ya no podrá salir. Recordemos que su canción más popular, Rehab, es casi un himno de resistencia a la asistencia psicológica. La triste historia de la pareja Winehouse-Blake recuerda a la que Alex Cox llevo a la pantalla: Sid y Nancy (1986) sobre el bajista del grupo punk Sex Pistols, Sid Vicious.

La caída de una artista ascendente

Todas las degradaciones que tienen su origen en la drogadicción se parecen demasiado, pero, en el caso de Amy, ello ocurre justamente cuando su carrera sigue una trayectoria ascendente radicalmente opuesta a su descenso a los infiernos. Pronto se reviste, a ojos del gran público, de la aureola de artista "maldita" y "transgresora", papel que parece asumir con gusto, lo que contribuye a incrementar el interés morboso de los media por sus espectaculares "caídas". En ese aspecto, Amy recuerda mucho a otro documental que hemos reseñado en estas páginas sobre el excepcional músico que fue Antonio Vega, Antonio Vega. Tu voz entre otras mil (2014).

Aunque la película no es propiamente un musical, porque no se busca una presentación artística y efectista de sus numerosas canciones, en él se hallan algunas interpretaciones de sus temas que tocan profundamente la más sensible de las fibras de los espectadores. Es difícil sustraerse al hechizo de la voz prodigiosa de una artista para quien estaba reservado un lugar de privilegio en la historia del soul y acaso del jazz. Descanse en paz. Oigamos su música.