Hallan vestigios del paso de Aníbal por Tarragona
Una construcción ibérica que podría haber sido destruida por los romanos que enfrentó a Roma y Cartago por el dominio del Mediterráneo.
28 enero, 2015 11:30Estudiantes del grado de Arqueología de la Universidad de Barcelona han hallado los restos de una construcción ibérica que podría haber sido destruida por los romanos durante la Segunda Guerra Púnica que enfrentó a Roma y Cartago por la hegemonía del Mediterráneo.
En octubre de 2014, los alumnos del grado de Arqueología de la Universidad de Barcelona (UB) localizaron un foso de más de 2.200 años de antigüedad que defendía la ciudad ibérica del Vilar de Valls, bajo el actual municipio de Valls (Tarragona). Este asiento podría haber sido destruido por los romanos durante la Segunda Guerra Púnica (218-202 aC), que enfrentó a Roma y Cartago por la hegemonía del Mediterráneo, según los investigadores Jaume Noguera, del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la UB, y Jordi López, del Instituto Catalán de Arqueología Clásica, directores de la excavación.
Técnicas geofísicas para la investigación arqueológica
En el marco de las prácticas del grado, un centenar de estudiantes llevaron a cabo prospecciones a pie, con detectores de metales, fotografía aérea y prospecciones geofísicas en la zona del Vilar de Valls. Los resultados de una de las técnicas de prospección utilizadas, las tomografías eléctricas, evidenciaron una anomalía en el subsuelo.
La tomografía eléctrica es una técnica no destructiva, realizada con el apoyo de profesores e investigadores del Departamento de Geoquímica, Petrología y Prospección Geológica de la UB, que analiza los materiales del subsuelo en función de su comportamiento eléctrico, y los diferencia según su resistividad.
A partir de estos resultados, a finales de diciembre se realizó un sondeo que identificó la anomalía detectada como un enorme foso que defendía por el norte la ciudad ibérica del Vilar de Valls. El foso podría tener una anchura de catorce metros, una longitud superior a los cuatrocientos metros y casi cinco metros de profundidad.
Tras la huella de las guerras púnicas
Las prácticas de los alumnos del grado de Arqueología aprovechan en este caso la infraestructura del proyecto de investigación Guerra y conflicto en el nordeste de la península ibérica en época romano-republicana (siglos III-I aC).
"Este proyecto plantea como uno de sus objetivos la prospección sistemática de la zona, ya que los indicios recuperados hasta ahora (monedas cartaginesas, proyectiles de plomo...) indican la presencia de contingentes militares punicocartagineses en el marco de la Segunda Guerra Púnica en la península ibérica", describe Noguera.
Durante este enfrentamiento, las comarcas meridionales de la actual Cataluña constituyeron uno de los espacios de operaciones más importantes del conflicto. El general cartaginés Aníbal Barca había atravesado los Pirineos y los Alpes con un potente ejército y amenazaba Roma. Los cartagineses se afanaban para consolidar su dominio en el corredor mediterráneo y poder garantizar una vía de suministro a sus tropas. Pero Roma cortó esta posibilidad en su contrataque, en el que alcanzó diferentes victorias contra los cartagineses. Finalmente, los romanos asaltaron y capturaron en el año 209 a. C. la principal base cartaginesa de la península: Cartago Nova.
Vestigios de la derrota de Cartago
La presencia cartaginesa en la zona de la actual Tarragona y la destrucción violenta del asiento del Vilar de Valls podrían estar relacionadas con una de estas batallas descritas en las fuentes antiguas. Así, tras el desembarco del general romano Cneo Cornelio Escipión, tío del Africano, en Empúries el verano del año 218 aC, las tropas romanas derrotaron un contingente de 11.000 cartagineses dejados en la retaguardia por Aníbal Barca, cerca de una población llamada Kissa o Cissis.
"Después de la batalla, los legionarios romanos asaltaron y destruyeron el campamento cartaginés y la población ibérica, quizás la que hay situada bajo la actual ciudad de Valls", explica Noguera.
El proyecto prevé continuar las prospecciones geofísicas con el objetivo de delimitar la antigua ciudad, que podría abarcar entre seis y ocho hectáreas, y seleccionar una zona donde se puedan iniciar las excavaciones arqueológicas.