A pocas personas que no trabajen en Apple se les puede recomendar Jobs, de Joshua Michael Stern. Quizá los jóvenes amantes de los gadgets -los geeks-que no conocieran esta empresa antes de la trilogía iPod-iPhone-iPad pudieran tener cierto interés. Pero, incluso así, es dudoso.
No deja de ser irónico que mientras en Jobs no se pare de alabar la sencillez y simplicidad que debería establecerse en la relación entre hombre y máquina, nos den a cambio un árido relato de tres horas de duración jalonado de frases inspiradoras para gurús de PowerPoint.
Por si no fuese suficiente tedio, bajo los resultados dispares que Steve Jobs obtuvo en Apple -fue expulsado de la compañía y cuando la empresa estuvo a punto de entrar en bancarrota se le suplicó que volviera- se ha intentado vincular una historia con moralina tan simple como esta: cuando se tima y se ignora a los amigos las cosas van mal y cuando uno es capaz de rehacer su pasado van bien. Tal cual.
Ni rastro del iPhone o el iPad
No obstante, es destacable la creíble interpretación de Ashton Kutcher, al que, sin embargo, de vez en cuando se le escapa la guapura. En ocasiones, director y actor se divierten -en planos sin sentido- con la imitación que hace este de la forma peculiar de andar que tenía el desaparecido empresario de la tecnología.
Otro elemento sorprendente en estos tiempos, en los que incluso se ha transformado en mujer al fiel escudero de Sherlock Holmes, John H. Watson, es el papel totalmente ínfimo de cualquier personaje femenino en la película.
La larguísima trama sitúa el presente en el año 2001, con la salida del iPod. Luego se traslada hasta mediados de los 70, cuando Jobs abandona la universidad y junto a su por entonces amigo Steve Wozniak -a quien no le ha gustado la película-, crean Apple junto a un grupo de techies en el clásico garaje de Silicon Valley.
La película acaba con la vuelta de Jobs a Apple a mediados de los 90. Sí, se obvia el final de la persona de Steve Jobs, su larga enfermedad y defunción y el iPhone y el iPad, sus productos más populares en la actualidad. Estos, ni siquiera son mencionados.