La empresa Cárnicas Ginés, con sede en Terrassa, ha entrado en concurso de acreedores voluntario. Así lo dispone un auto dictado por el Juzgado Mercantil número 6 de Barcelona. Este admite a trámite el expediente y nombra administrador concursal al despacho Advocats i Economistes Tem.
La compañía se dedica desde 1996 a la elaboración de alimentos derivados de la carne. Sus clientes son los hoteles, los restaurantes y las firmas de catering.
Según los datos más recientes publicados, referidos al ejercicio 2022, Ginés facturó 20 millones, registró resultados equilibrados y repartió a los socios un dividendo de 270.000 euros. Su plantilla consta de 90 empleados.
Filiales e instalaciones
La entidad vende sus productos por medio de su subsidiaria Plataforma de Distribución Cárnica. Gestiona una cadena de carnicerías integrada por 40 tiendas entre propias y franquicias, todas ellas ubicadas en Cataluña. Asimismo, es dueña del 50% de la comercial Porta Blada.
La sede social del consorcio se encuentra en Terrassa, calle Ebre número 42. Dichas dependencias constan de 7.000 metros cuadrados de almacenes y 10.000 metros cúbicos de cámaras frigoríficas.
Accionistas
Ginés tiene de administradora única a Casanovas i Torres Alimentació, representada por Pedro Joaquín Torres González. Dicha mercantil ocupa el cargo desde el pasado verano, cuando cesó el consejo de administración formado por Erik Ginés Velasco, Francisco José Ginés Barragán, Jordi Matas Llivina, Jesús Mayoral Domínguez, Rubén González Molina, más el padre de este último Antonio González Rodríguez, que actúa de director de orquesta del grupo.
Precedentes
Este singular personaje es un empresario del ramo de largo recorrido. Fue fundador en los años ochenta de Cárnicas González, que en los noventa experimentó un crecimiento exponencial. Su entramado alcanzó 350 establecimientos y facturaba 75 millones de euros.
Siniestro total
Su expansión alcanzó tales dimensiones que la entidad aparecía en los medios de información con frecuencia. Su promotor llegó a pronunciar conferencias en la escuela de negocios IESE ante concurridos auditorios de empresarios.
Por desgracia, Cárnicas González se desmoronó como un castillo de naipes en 2001 y se declaró en quiebra, con unas deudas de 15 millones. La compañía acabó desguazada y liquidada.