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La banca pone a Eroski ante el espejo de sus problemas empresariales

Los tres principales acreedores intentan que la cadena de supermercados abandone su modelo cooperativo por la imposibilidad de hacer frente a los 2.375 millones de euros de deuda

23 julio, 2017 22:30

Contra el espejo. De esa metafórica manera puede describirse la situación de la cadena de supermercados Eroski, perteneciente al conglomerado cooperativo vasco Mondragón. Con una deuda viva de 2.275 millones de euros, los tres principales bancos acreedores han comenzado a pedir a los gestores del grupo una solución que haga posible recobrar el pasivo acumulado en los últimos años.

Ya en enero de 2015, cuando Eroski acumulaba casi 3.000 millones de pasivo financiero, las 15 entidades financieras pactaron con la empresa una reestructuración de aquella deuda. Entre los acuerdos que se suscribieron, la cadena de supermercados debía comprometerse a realizar diferentes tramos de desinversión para aligerar esa carga. El grupo vasco había llevado a cabo unos años antes un intenso plan de adquisición de competidores y un plan de desarrollo inmobiliario en el que la banca corrió con la mayor parte de la financiación.

Cumplir bajo presión

Lo cierto es que Eroski ha cumplido con los objetivos que se fijaron hace dos años y ha hecho los deberes en materia de desprenderse de activos para aminorar la deuda. Con ese escenario, ¿cómo es posible que la banca intente una nueva vuelta de tuerca? Según las fuentes consultadas y conocedoras del proceso, la respuesta debe buscarse en las condiciones que se le permitieron a la compañía en 2015. La reestructuración de la deuda no estaba bien hecha, según explican los bancos, y aunque Eroski cumple las previsiones de ventas y de ebitda no logra suficientes recursos para hacer frente al elevado endeudamiento.

De ahí que también el grupo vasco eche mano de la asesoría de JP Morgan para ponerse frente a los 15 bancos acreedores y buscar una solución conjunta que dé continuidad al negocio de los supermercados. Una de las peticiones que realizan los prestamistas es que Eroski abandone el modelo cooperativo actual y convierta su estructura legal en la de una sociedad anónima cualquiera.

Los costes laborales, espada de Damocles

¿Cuáles son las razones de la banca para esgrimir tal petición? En opinión de integrantes del pool bancario, Eroski no podrá ser una cadena de supermercados competitiva si no modifica su estructura de costes. Lo primero de todo, los salarios. “Pagan unos salarios fuera de mercado, es más un sindicato que una empresa y ante cualquier aviso esgrimen el ruido que son capaces de hacer ante todos los estamentos públicos para silenciar el problema”, explica uno de los banqueros implicados en la situación.

La paz social en el País Vasco, la influencia del gobierno autonómico y la vinculación con la cooperativa Mondragón son razones por las que la empresa ha mantenido criterios de gestión impropios de los tiempos actuales, según la banca acreedora. “Es un nuevo Fagor”, señala otro de los concernidos por la deuda y en referencia a la crisis que vivió otra de las filiales de electrodomésticos y equipos industriales de Mondragón. Dificultades que amenazaron, de hecho, al conjunto del grupo y a su morfología cooperativa.

Más desinversiones: Caprabo y Baleares

Una de las condiciones con las que llega el G3 bancario a las reuniones es su total convencimiento de que no pueden otorgarse nuevos plazos de pago si no se resuelve el problema de fondo de la empresa. “Eroski debe realizar una reflexión estratégica sobre su perímetro como compañía y sus costes laborales, sobre todo”, agregan desde una de las entidades con menos riesgo contraído. “Lo cierto es que no se trata de alargar el vencimiento, sino de conseguir que obtengan unos resultados que hagan viable su continuidad”, prosiguen.

No sólo le pedirán a Eroski que deje de ser una cooperativa, sino que también la empujarán a que realice nuevas desinversiones estratégicas. La cadena catalana Caprabo –“comprada en su día a un altísimo precio”, según los bancarios–, por la que Eroski pagó 1.300 millones de euros sería una de las primeras afectadas por los planes del pool financiero. También las instalaciones logísticas del consorcio en Baleares o una parte de su negocio en la zona centro de España podrían acabar fuera del control de Eroski.

La tranquilidad del presidente

Los planes de la banca para el grupo contrastan con que hace apenas unas semanas el presidente de Eroski, Agustín Markaide, compareciera ante los medios de comunicación en un ciclo de conferencias en el que señalaba la voluntad de los gestores de reducir el endeudamiento un 20% en los próximos cuatros años. Es más, el máximo responsable llegó a señalar que la altísima deuda no impedirá que el grupo mantenga su política de expansión con la apertura de nuevas tiendas. La banca, sin embargo, ve que mientras Eroski mantiene su formato, Mercadona ha iniciado el asalto a uno de los feudos de ventas de la cooperativa de consumo: el País Vasco. “La entrada de Mercadona en la zona de Eroski le representa un problema adicional”, explica un banquero. “Ha quitado menos de lo que correspondería”, dijo Markaide en una tribuna pública hace tres semanas.

Sea de una u otra manera, lo cierto es que Eroski no ha incumplido hasta la fecha sus compromisos de pago con la banca, pero ésta desea que eso no llegue a suceder y lo ve próximo. Entre los bancos acreedores lidera los préstamos el Santander (520 millones de euros con la suma del Popular), seguidos por BBVA (350), Caixabank (255), Sabadell (175), Bankia (140), Kutxa (117), Caja Laboral (69) y otros pequeños como Liberbank o el ICO. Entre los bancos extranjeros sólo Caixa Geral (29 millones) y Natixis (10) acumulan créditos destacables.