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El ejercicio que está a punto de finalizar ha sido pródigo en ofertas de compra sobre grandes empresas catalanas. A las ya planteadas en 2024 al Banco Sabadell y Ercros, se han sumado la OPA de exclusión de Catalana Occidente y la de Naturgy sobre acciones propias, con el fin de elevar la liquidez del valor en bolsa.

De todas ellas, la que más movimientos bursátiles y ruido mediático ha generado ha sido la OPA hostil del BBVA sobre el Banco Sabadell. Formalizada en mayo de 2024, no ha sido hasta octubre de 2025 cuando se ha conocido un desenlace en forma de fracaso estrepitoso de la entidad que preside Carlos Torres.

Desde las primeras semanas del ejercicio, la operación empezó a complicarse para el potencial comprador. La cotización del Sabadell se situó por encima de la contraprestación incluida en la oferta; el mercado empezó a presionar así al BBVA para que mejorara la propuesta, algo a lo que el oferente se resistió hasta muy última hora. 

Antes de que se decidiera a dar el paso, la aparición de otros factores complicaron aún más una operación que no ha dejado de contar con la oposición de la práctica totalidad de actores socioeconómicos.

Entre ellos, destacó la intervención del Gobierno tras la aprobación de la operación por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia en Fase 2 y con compromisos. El Ejecutivo impuso severas condiciones, que incluyeron el veto a una fusión en un periodo de tres años y a realizar ajustes laborales relacionados con la operación. 

El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, en la sede del Ministerio, a 16 de julio de 2025, en Madrid (España) Marta Fernández / Europa Press

Las medidas de Moncloa complicaban y retrasaban los objetivos económicos del BBVA. Pero no sólo el Gobierno, contrario a la operación desde el primer momento, movió ficha. También lo hizo el Banco Sabadell al acordar la venta de su filial británica TSB al Banco Santander y el reparto de un dividendo extraordinario de 2.500 millones de euros al cierre de la transacción. 

Un nuevo estímulo para convencer a los accionistas de que rechazaran la oferta de la entidad con sede en Bilbao. La leve mejora del canje propuesto en la OPA por parte del BBVA buscó, al menos, la vía de alcanzar un mínimo del 30% y abrir la puerta a una segunda oferta para hacerse con el control del Sabadell.

El intento resultó en vano. Apenas poco más del 25% del capital decidió aceptar la propuesta, lo que consumó el fracaso del abordaje a la entidad catalana. 

También proveniente de 2024 es el proceso de toma de control de la química Ercros. Las ofertas de la portuguesa Bondalti y la italiana Esseco han competido para hacerse con la totalidad de la compañía.

Tras el pasado verano, el grupo luso se ha quedado en solitario en su interés por adquirir Ercros. Las severas condiciones impuestas por la CNMC en Fase 2 hicieron desistir del intento a Esseco. 

Tirar la toalla

En cambio, Bondalti ha aceptado finalmente las condiciones del regulador, que decidió en su día extender el proceso hasta la segunda fase al considerar que las operaciones suponían un riesgo para la libre competencia. 

La empresa portuguesa sí ha aceptado los compromisos acordados con la CNMC, con lo que el camino para hacerse con Ercros aparece mucho más despejado. 

El presidente de Naturgy, Francisco Reynés (dcha.), junto al secretario del consejo, Manuel García Cobaleda, en la última junta de accionistas / NATURGY

Al margen de las operaciones de compra, también ha habido lugar para otro tipo de OPA. Una de las más llamativas de los últimos años ha sido la lanzada por Naturgy, dado que se trata de una oferta sobre acciones propias. 

Como admitió la propia compañía, no es la maniobra más habitual ni ortodoxa. Pero el consejo no encontró un camino mejor para solventar el problema de la falta de liquidez bursátil que acuciaba a la energética.

Debido a su reducido capital flotante (dado que los principales accionistas sumaban cerca del 90% de las acciones), Naturgy fue excluida de los índices MSCI, lo que supuso la salida inmediata de un buen número de fondos indexados a estos indicadores. 

Así, Naturgy decidió lanzar una auto OPA para que los accionistas de referencia vendieran a la empresa una porción de sus participaciones; una vez liquidada la oferta, la compañía que preside Francisco Reynés colocaría de nuevo esos títulos en el mercado para elevar el capital flotante y, con él, la liquidez. 

A través de la operación, Naturgy alcanzó el 10% de autocartera, el máximo permitido por Ley, y procedió después a colocar los títulos propios en bolsa. La maniobra sirvió para elevar el capital flotante por encima del 18% y, de este modo, permitir el regreso del valor a los índices MSCI.

Adiós a 150 años en los mercados

Para completar el abanico de ofertas, una de exclusión. La lanzada por Inocsa, accionista mayoritario de Catalana Occidente y controlada por la familia Serra, para hacerse con el cerca del 40% que aún no controlaban de la aseguradora. Como resultado de la oferta, Inocsa ha pasado a tener cerca de un 98% de la compañía, lo que le ha posibilitado llevar a cabo un proceso de compraventa forzosa de acciones hasta alcanzar el 100%.

La OPA pone así fin a una larga trayectoria en los mercados, que se remonta a las últimas décadas del siglo XIX.