Raventós Codorniu ha avanzado sus resultados operativos del ejercicio fiscal 2024-2025, que arrojan un beneficio de explotación (Ebitda) récord de 44 millones de euros. Una evolución del 13% en relación con el año anterior que contrasta con el incremento de las ventas, de un 3% en euros constantes.
Un elemento en el que ha tenido especial importancia el factor de los aranceles de EEUU. La compañía ha admitido la existencia del impacto, especialmente tras los primeros anuncios por parte de la Administración Trump, que generaron gran confusión en los mercados.
Los descensos de hasta el 20% en las ventas en el mercado estadounidenses se moderaron conforme transcurrían las semanas y la Casa Blanca ajustaba las cifras de los aranceles, hasta dejarla en el 15% para el caso de los productos comercializados por la compañía.
Codorniu cuenta con producción propia en EEUU, que le sirve para completar aproximadamente la mitad de las ventas que realiza en este mercado. En torno a un 10% de la producción total de la compañía se comercializa en EEUU; de acuerdo con sus propios datos, en torno a un 5% de la facturación total se vería afectada por las medidas proteccionistas de Trump.
Imagen de archivo del CEO de Codorniu, Sergio Fuster
Una proporción inferior a la de otras empresas del sector, más dependientes del mercado estadounidense. No obstante, el influyente segmento norteamericano no ha sido precisamente el que más ha evolucionado en la exportación de la compañía desde que Carlyle se hizo con el control del grupo.
Este lugar corresponde a mercados como Reino Unido y Japón, con un incremento superior al 20%. Incluso, China ha tenido un mayor crecimiento, cercano al 8%.
Pandemia, sequía y aranceles
Desde que se produjo el cambio en la propiedad, Codorniu ha tenido que sortear obstáculos como la llegada de la pandemia, la sequía en Cataluña y, finalmente, las medidas arancelarias en uno de los principales mercados de un producto como el cava.
También ha tenido que sortear los cambios en las preferencias de los consumidores, especialmente los europeos, que han virado de forma progresiva a otro tipo de productos espumosos, más asequibles desde el punto de vista económico y con un modelo de producción menos tradicional y más ágil.
Con la pandemia superada y la peor fase de la sequía ya finalizada, los otros retos aparecen en un momento más que inoportuno como el proceso de salida del principal accionista.
Las previsiones de Codorniu pasan por alcanzar los 50 millones de beneficio operativo, marcado como objetivo estratégico al inicio de la nueva etapa de la compañía de la mano de Carlyle.
El momento más delicado
El complicado escenario geopolítico supone una incertidumbre añadida a las propias del segmento, que han ocasionado también numerosos problemas a competidores como Freixenet. Cabe tener en cuenta que cerca de un 45% de las ventas de Codorniu proceden del exterior. Y que el mercado nacional no está evolucionando al ritmo esperado.
En cualquier caso, meses cruciales para el futuro de una de las empresas más antiguas de España, con orígenes en la primera mitad del siglo XVII. Los tiempos actuales exigen mayor inmediatez y la salida de Carlyle se considera una cuestión más de meses que de años. El escenario internacional podría variar estas estimaciones de calendario.
