Estalla la burbuja de las empanadas argentinas de Barcelona

Hace diez años, poca gente en Barcelona había oído hablar de las empanadas argentinas. Hoy es imposible ignorarlas: sus locales pueblan toda la ciudad. Cada barrio, cada eje comercial, cuenta con decenas de estos negocios. Pero su burbuja ya ha estallado.

La mayor parte de las cadenas que en el último lustro se han embarcado en una expansión desmedida hoy capean problemas económicos. Otras, ya han desaparecido.

Un acuerdo truncado con Ametller aboca al ERTE a la cadena de empanadas argentinas Las Muns

Unas pocas sobreviven en un mercado que "no admitía tantos operadores, ni tan salvajes", tal y como explica un empresario del sector, quien asegura que "llegó un momento en el que cuatro o cinco cadenas abrían una tienda al mes en Barcelona".

Además, la oferta de la empanada también ha llegado a los supermercados y a las panaderías, lo que ha reducido la rentabilidad de las cadenas.

Dos cadenas ya enterradas

La empresa que peor suerte ha corrido es I Love Empanada, una franquicia que llegó a gestionar una decena de locales en la ciudad, pero que cerró debido a su escasa rentabilidad.

Por el camino, intentó traspasarse a un inversor ruso, que huyó cuando contempló los balances del grupo y su "disparatado" plan de negocio, expresan fuentes conocedoras del caso.

Empanadas Las Muns

Una situación semejante le ocurrió a la ya extinta cadena La Gula Argentina, que llegó a disponer de cinco locales en Barcelona. Hoy todos están cerrados.

Sabores Express, denunciada

Un caso aparte es el de la argentina Sabores Express. La cadena, que comenzó el año pasado un plan de expansión en Barcelona y Madrid, se ha visto obligada a detener su plan de aperturas porque está cercada por dos denuncias. 

Lo explican fuentes empresariales del sector a este medio. "Simplemente, sus números no dan. Nadie puede abrir 30 locales en un año, gastarse millones en una fábrica y vender empanadas a un euro. Es imposible que un negocio así esté limpio", detallan.

Tienda de Sabores Express en la calle Creu Coberta de Sants (Barcelona)

Dos denuncias anónimas pusieron en el ojo del huracán a la empresa, que desde entonces actúa con mucha más cautela, y ha frenado su ritmo de aperturas.

También influyó en el cambio de la política de expansión una investigación de la policía argentina, que destapó irregularidades laborales, evasión de impuestos y tenencia de armas en los locales de la firma.

La firma empleaba en negro a 257 trabajadores, tenía tres cajas fuertes con 400 millones de pesos argentinos y 13.000 dólares no declarados y poseía un variado arsenal de armas, como revólveres y pistolas, además de munición.

Tío Bigotes, el líder bajo sospecha

Hay más. Una de las compañías líderes del sector sigue siendo Tío Bigotes, pero su resplandor también se ha apagado. El "maltrato" a sus franquiciados, según explican exsocios suyos, ha mermado la reputación de la compañía.

El grupo ha tenido que replegarse, cerrar locales y controlar mejor su política de expansión para no caer en la quiebra. Sin embargo, ha continuado la nula formación a los profesionales, el caos en la gestión diaria y la escasa posibilidad de diálogo o crítica con la matriz, como explicó Metrópoli.

Los que funcionan

En este errático panorama, solo dos cadenas permanecen sin replegarse: Malvón y Empanada Club. 

La primera avanza con una veintena de locales, la mayor parte de ellos ubicados en Madrid. Mientras, Empanada Club es la que más crece en Barcelona, con unos 15 puntos de venta.

Las Muns mira fuera

La empresa de empanadas pionera en España, Las Muns, que también crece, se ha especializado en exportar el modelo fuera de España ante los signos de agotamiento del mercado nacional. La compañía cerrará en diciembre una ronda para acelerar este crecimiento en el extranjero.

Ya han abierto seis tiendas en Portugal y han plantado bandera en Italia, Canadá, Gibraltar y Lisboa.