Maria del Mar Serrano, propietaria y directora de Mudanzas Diagonal

Maria del Mar Serrano, propietaria y directora de Mudanzas Diagonal Yolanda Cardo

Business Entrevista

María del Mar Serrano: “Cuando sepas que te vas a mudar, contacta con una buena empresa”

La empresaria catalana destaca la innovación, el trato cercano y personalizado y un equipo profesional y formado como pilares fundamentales de su empresa

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Maria del Mar aún se emociona, y mucho, cuando habla de su padre, Benito Serrano. Su recuerdo sigue bien presente en su memoria y aún siente su ausencia en todos y cada uno de los rincones de la sede de Mudanzas Diagonal donde recibe a Crónica Global.

“Recuerdo que entraba por la puerta y se me caía todo al ver la escalera que sube a la oficina, la nave, todo. Hasta su mesa, pero aquí la mantengo después de 20 años”. Y es que han pasado ya dos décadas desde que tuvo que dejar su vida en Londres donde estudiaba turismo para hacerse cargo del negocio familiar, una empresa de mudanzas integrales y personalizadas. 

La entrevista acaba convirtiéndose en una distendida conversación en la que los aspectos profesionales se entrelazan inevitablemente con los sentimientos más privados. Al fin y al cabo, todo negocio familiar es también memoria. Memoria e historia. La suya cambió cuando a su padre le diagnosticaron una grave enfermedad y el rumbo de su vida cambió sin previo aviso.

Maria del Mar Serrano, propietaria y directora de Mudanzas Diagonal

Maria del Mar Serrano, propietaria y directora de Mudanzas Diagonal Yolanda Cardo

¿No entraba en sus planes dedicarse al negocio familiar?
En absoluto. Yo estudié turismo y al acabar la universidad me fui a Inglaterra a vivir para perfeccionar el inglés, trabajar allí y empezar a volar. Llevaba un año y medio y tenía la intención de quedarme. De hecho, estaba buscando piso. Entonces mi padre enfermó, le diagnosticaron ELA con una esperanza de vida de tres años. Y así fue.
Cuando acabé los exámenes regresé de inmediato a Barcelona para atenderlo, acompañarlo a los médicos y gestionar la venta del negocio porque esa era la idea inicial, deshacernos de él. Aunque al principio, cuando llegué, no pensé nada. Simplemente, estaba la casa familiar por pagar, la mitad de la nave por pagar, el apartamento de la playa por pagar… Estaba todo así porque mi padre tenía 48 años cuando le diagnosticaron la enfermedad. Estaba en la flor de la vida y falleció a los 51 años.
Yo tenía 22 y lo que quería era viajar, ver mundo, pero me encontré con esta situación y mi prioridad fue atender y cuidar a mi padre porque sabía que le quedaban tres años de vida. Por si fuera poco, yo regresé a Barcelona en febrero de 2005 y en septiembre mi hermano falleció en un accidente de moto. Tenía 17 años recién cumplidos. Y me quedé sola.
¿Fue entonces cuando cambió de idea?

Mi prioridad entonces era apoyar a mis padres. En cuanto a la empresa, no recuerdo muy bien porque entre la pérdida de mi hermano y la de mi padre yo estaba en shock. Si recuerdo que durante esos tres años, la empresa se tambaleó un poco. Afortunadamente, los trabajadores se portaron muy bien. Gracias a ellos se mantuvo a flote. Con la ayuda del equipo pudimos aguantar durante esos tres, cuatro años. Yo venía, pero no sabía y además tenía la cabeza en otras cosas. 

En esa época intentamos vender la empresa. Dimos voces en el sector. Mi padre conocía a mucha gente porque siempre se había dedicado a las mudanzas y algunos empresarios se interesaron. Hubo uno que estuvo dentro, incluso se le dieron poderes para que gestionara, pero finalmente no llegamos a un acuerdo. Y entonces me quedé yo.

Cuando falleció mi padre me dediqué en cuerpo y alma a la empresa. Trabajar, trabajar, trabajar. Creía que era lo que tenía que hacer. Ni siquiera me planteé si esto era lo que quería. Solo recuerdo claramente que fueron años durísimos para mí. 

En cambio, ahora, se la ve muy cómoda en la empresa

Hace tres años me dio un ataque de ansiedad. Cogí tres meses de baja y me aparté del trabajo. Se quedó al frente mi marido, Iván, que se había incorporado a la empresa en 2013. Nos conocimos precisamente cuando pensábamos vender Mudanzas Diagonal y luego volvimos a coincidir en un curso para transportistas. Al cabo de un tiempo, él dejó la empresa donde trabajaba y se vino. Desde entonces la gestionamos los dos. 

Como te decía, hace tres años me agobié muchísimo, no podía más. Era madre de dos niños pequeños, no tenía ayuda ni paterna ni materna ni nada, porque justo a mi madre le detectaron un cáncer cuando yo estaba embarazada. Me cuesta explicar mi historia porque es un drama. Pero, por otro lado, todo lo que ha pasado me ha hecho ser como soy, me ha hecho salir adelante. Pero durante mucho tiempo no pude entender por qué todo nos pasaba a nosotros. Pero, bueno, eso también te enseña a valorar todas las cosas buenas que tienes: mis dos hijos y mi pareja están sanos, tenemos una familia preciosa y la empresa funciona. 

Después de aquel episodio de ansiedad, después de tocar fondo, empecé a ir a terapia. En realidad, ya iba porque no me encontraba bien. Pero decidí apartarme el tiempo necesario. Cogí la baja por primera vez en mi vida porque verdaderamente lo necesitaba. 

¿Y ese paréntesis le sirvió para aclarar sus ideas?

Necesitaba tiempo para decidir si continuaba o dejaba la empresa. Pero para decidirlo yo, porque me di cuenta de que hasta entonces yo no había elegido. Mi elección era otra, era el turismo. Quería viajar, ese era mi sueño y no el de trabajar en el sector de las mudanzas, ni siquiera en la empresa familiar. 

Durante esos meses, caminé mucho, escribí mucho, leí mucho, me fui a la playa, a la montaña, hice hasta un retiro. Hice lo que me dio la gana. Desconecté de todo esto y me dediqué a escucharme y a preguntarme: ¿qué quieres hacer?, ¿dejarlo todo y dedicarte al turismo o seguir aquí? Al final, decidí que quería estar aquí. Y el hecho de haber decidido yo que quería estar aquí me ha permitido amar lo que hago. 

Maria del Mar Serrano, propietaria y directora de Mudanzas Diagonal

Maria del Mar Serrano, propietaria y directora de Mudanzas Diagonal Yolanda Cardo

Decidir conscientemente la reconcilió

Sí. Sané y me dije, si vuelves, vuelves con todas. Desde entonces lo estoy disfrutando. Me encanta lo que hago. 

También es verdad que ahora tengo experiencia. Llevo ya 20 años gestionando el negocio, mis hijos son más mayores y puedo organizar mejor mi tiempo. Ahora, por ejemplo, en noviembre voy a una convección en Bangkok. Puedo hacerlo, antes tenía que dar una negativa por respuesta. 

Su padre fundó una empresa de mudanzas local y nacional, pero usted la ha internacionalizado

Sí. Mi padre empezó en 1988 como empresa de mudanzas locales y nacionales. En 2004, contrató a un señor que sabía inglés para dar el salto a internacional y nos asociamos a IAM (International Association of Movers). Ese año le acompañé a una convención en California y al volver fue cuando le detectaron la enfermedad por lo que no pudo desarrollar el departamento internacional. Pero nosotros lo retomamos, lo empezamos a mover y entró en la empresa María que lleva ya 20 años llevando internacional. Entre las dos lo desarrollamos porque pensé que era un valor añadido. 

También era una manera de continuar con el legado de su padre

Exacto. Pero tengo que decir que en 2008, cuando me hice cargo de la empresa, vino la crisis, tuve que reducir personal, hacer un ERTE. Nos pilló de pleno, y ¿qué es lo que nos salvó?, las mudanzas internacionales, porque a nivel local, con la burbuja inmobiliaria, se hacían bien pocas. 

¿Es el grueso del negocio?
No, porque a nivel local la empresa está muy establecida en Barcelona. Nosotros tenemos tres tipos de clientes. Los particulares que hacen mudanza local, nacional o internacional; las empresas que hacen mudanzas de oficina o movilidad corporativa de empleados y directivos; y los agentes de mudanzas que son las otras empresas de mudanzas con las que trabajamos.
Además de mudanzas, ¿qué otros servicios ofrecen?

Hace un año contratamos a una organizadora profesional, Paula. Su cometido es todo lo relacionado con la organización en las mudanzas. Hay un servicio pre-mudanza que consiste en seleccionar, descartar, etc. y dos tipos de servicio post-mudanza. El que consiste en colocar todo para que cuando tú llegues a casa esté todo en su sitio, y luego está el servicio profesional de organización en el que la organizadora profesional ve la nueva vivienda y basándose en las necesidades del cliente, organiza las cosas de forma funcional.

Paula está empezando a desarrollar este departamento con nosotros. Hay alguna otra empresa que lo hace, pero nosotros hemos decidido apostar por tener una OP en plantilla para que se implique en el negocio. Es algo de lo que me siento orgullosa. 

Las mudanzas son muy estresantes, ¿cómo las tenemos que organizar?

Lo primero de todo es seleccionar una empresa de mudanzas profesional que te ayude desde el principio. Una vez que la persona sabe quién le hará la mudanza, se quita un peso de encima porque todo el proceso genera mucho estrés. Por tanto, mi consejo es que en cuanto sepas que te vas a mudar, por el motivo que sea, contacta con una buena empresa de mudanzas.

Para mí es esencial porque hay mucho intrusismo en el sector. Y cuando confías en una empresa especializada todo es mucho más sencillo porque nosotros estamos aquí para ayudar, para atender todas esas dudas que generan tanta ansiedad. 

Maria del Mar Serrano, propietaria y directora de Mudanzas Diagonal

Maria del Mar Serrano, propietaria y directora de Mudanzas Diagonal Yolanda Cardo

Pero no todo el mundo puede permitirse pagar un servicio mejor. ¿Tienen tarifas flexibles?
Sí, nos adaptamos siempre. Para nosotros todos los clientes son igual de importantes, tanto si es un cónsul como si es una señora de aquí, de Sant Vicenç dels Horts. Todos tienen valor y a todos los acogemos. Dicho esto, nos adaptamos a las necesidades económicas de cada familia, pero sí es verdad que nosotros tenemos un mínimo de calidad en el material que usamos, tenemos seguros para todo, todo el personal está formado, tiene experiencia y está en plantilla.
Por tanto, tenemos unos precios mínimos. Podemos ajustar el margen si vemos que una persona necesita hacer un esfuerzo para contratarnos expresamente a nosotros, eso nos pasa mucho, y buscamos soluciones, pero la calidad nunca la bajamos. Eso lo tenemos claro. No voy a poner menos personal o cajas más baratas, pero vamos a ver cómo podemos reducir costes. Nos ha costado mucho tener buena reputación y hay unos estándares mínimos de calidad a los que no vamos a renunciar.
Me decía que son pocas mujeres en el sector dirigiendo empresas, que son principalmente hombres

Hombres y además mayores. Aunque estamos en proceso de renovación, de hijos e hijas que van heredando el negocio. Recuerdo que en 2004 que fui a mi primera convención había muy pocas mujeres, ahora en cambio hay muchas, sobre todo en puestos administrativos y comerciales. Pero sí, es verdad que en los últimos años aquí somos muchas más mujeres dirigiendo y también propietarias. No soy la única. Y si es verdad que nos conocemos, pero me gustaría que también nos

apoyáramos, que viéramos cómo podemos cambiar las cosas. Todavía no estamos ahí. Quizá nos vemos como competencia, pero eso es algo que me gustaría cambiar. El otro día, en la asamblea de Transcalit (Federación Catalana de Transportes de Barcelona), otra directora de empresa entró como vocal en el comité ejecutivo del que mi marido es presidente. Me hizo mucha ilusión que tengamos una mujer en la junta directiva.  

Luego, cada directiva gestiona de una manera y puedes estar de acuerdo o no. Pero lo que sí es cierto es que la clave de una mudanza es que esté bien organizada. Y creo que nosotras tenemos esa capacidad de organización porque organizamos la casa o una empresa. Estamos acostumbradas a organizar y tenemos ese punto de querer ayudar. A mí me llama una clienta angustiada por cualquier motivo de su mudanza y lo doy todo. Hay más empatía. Y dado que la mayoría de nuestros clientes son mujeres, cuando ven una mujer al frente se relajan.

¿Qué consejo le daría a alguien que se enfrenta a la limpieza pre-mudanza?

Llévate solo lo que realmente necesitas, las cosas que te arranquen una sonrisa y aquello que te haya costado mucho conseguir. También es muy importante no dejarlo todo para el último momento. Hay que empezar a organizar, mínimo, seis meses antes.