
Entrevista a Eugenio Oñate Barcelona
Oktics, la empresa catalana pionera en etiquetas inteligentes: "Queremos crear un nuevo canal de comunicación a través de los objetos"
El CEO de la innovadora compañía, Eugenio Oñate, desgrana los detalles de una tecnología que vive "un gran momento para explotar"
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En una época en la que lo tecnológico es tan inteligente que lo inunda todo, hay empresas pioneras que miran por hacer la vida más fácil a las personas, y apuestan firmemente por la innovación. La empresa Oktics, de Barcelona, es un claro ejemplo de ello.
Nació en 2019, como una spin-off del centro de investigación CIMNE de la UPC. Su idea era muy clara: "la comunicación a través de las pantallas". No cuajó porque instalar pantallas resulta caro, pero con la llegada del Covid, a Eugenio Oñate, CEO de la compañía, se le ocurrió una idea mejor: usar la pantalla que todo el mundo tiene, la del móvil, para que el cliente, a través de una etiqueta, “pueda obtener allí toda la información que tendría en una tele”.
Es en este registro en el que la empresa empezó a despuntar. Las etiquetas inteligentes aparecen ya en algunos productos, los empresarios las empiezan a usar incluso como tarjetas de visita y los usuarios están acostumbrados a la tecnología necesaria para saberlas usar.

Etiqueta inteligente en una crema OKTICS
- La pregunta es obvia, ¿qué es una etiqueta inteligente?
- La etiqueta puede ser o un simple QR o un NFC. Ambas pueden ser leídas con el móvil sin necesidad de bajarse ninguna aplicación. El mundo ya está un poco saturado de aplicaciones y esta es la gracia de las etiquetas inteligentes, son compatibles con todos los dispositivos y, detrás, hay una plataforma que gestiona el contenido de la etiqueta de forma remota.
- ¿Cómo sería eso?
- Yo puedo tener en la ropa unos chips o unos QR. Por ejemplo, puedo tener unas sudaderas repartidas por todo el mundo y desde la plataforma decidir qué contenido mostrar a mis clientes en función de en qué parte del mundo estén, como el idioma.
- ¿Son etiquetas personalizadas?
- Exactamente, esa etiqueta se personaliza a nivel individual o por lote, depende de cómo la quiera el cliente.
- ¿Tiene otros usos?
- Tiene dos vertientes. Por una parte, la de marketing. Yo le puedo dar una información personalizada a mi cliente a través de mi producto. De hecho, queremos crear un nuevo canal de comunicación a través de los objetos. Asignando estas etiquetas a un objeto físico, el usuario accede a una información. Las empresas tienen las redes sociales, emails, televisión, medios tradicionales... pues ahora sus productos serán un nuevo canal más para comunicar.
- Además, tenemos la parte normativa a nuestro favor. Europa va a sacar una normativa, el Digital Product Passport, que obliga a todos los fabricantes a que todos los productos que se venden en el continente tengan una etiqueta donde el consumidor pueda consultar una información que ahora no cabe en la etiqueta física. Está empezando con el textil, con el vino y con la electrónica.
- Entonces, si unimos la parte de marketing y la parte normativa, pues, claro, es un gran momento para la explosión de esta tecnología.

Entrevista a Eugenio Oñate Barcelona
- ¿Qué información nueva es esa?
- Las etiquetas dan información de sostenibilidad, de emisiones de CO2, de materia prima, de cómo reciclarla...
- ¿Eso no puede modificar de alguna manera el producto e incluso la imagen que se tenga de él?
- Claro, cambia la forma de diseñar el producto.
- ¿Y están preparadas, las empresas y la sociedad, para este cambio?
- Hay un proceso de transición. De hecho, Europa ha puesto el límite en el 2027. Tenemos 2 años para que las empresas se vayan preparando. Algunos sectores, como el del vino, ya han empezado. Pero claro, aquí la clave del éxito es que el usuario lo lea. Las marcas han de dar soluciones paralelas y crear una economía circular con sus usuarios.
- Por ejemplo, cómo conseguir que una americana, de aquí a cinco años, sea devuelta a la marca para que la empresa la pueda revender. Inditex ya lo está haciendo un poco con el mercado de segunda mano. Pues, con la etiqueta inteligente, tú tendrás en un QR o un chip en la ropa que, con el móvil y un clic, la marca te recogerá la prenda y, a cambio, tendrás un descuento.
- Lo mismo puede servir con las cremas, ya que hay una normativa de ecodiseño de los productos para que sean reutilizables. Entonces, a través del envase, tú podrás solicitar una nueva recarga, y la empresa verá cuantas veces lo reutilizas; y cuantas más veces utilices el envase, más descuento tendrás.
- Eso es todo un cambio de mentalidad.
- Sí. Hay que darle un valor añadido al usuario, un beneficio de por qué lo tengo que tener. No que sea algo simplemente normativo, sino porque tengo una ventaja.

Etiqueta inteligente en el mobiliario urbano OKTICS
- ¿Y está preparado el cliente para eso? Siempre se habla de que tenemos una población envejecida. ¿La población está preparada para ese cambio o dispuesta a ese cambio? ¿Cómo se la educa para esta novedad?
- Desde el Covid, el QR se ha popularizado. Todo el mundo sabe que ahí, hay una información. Esto ha sido un punto a favor que hemos tenido. Las otras tecnologías, como el NFC, con la que simplemente debes aproximar el móvil, es la misma que se utiliza para pagar con el móvil. Es verdad que esto lo empezará a usar la gente joven que ya está acostumbrada a pagar con el móvil. Con la etiqueta solo es hacer el mismo gesto, acercarlo al jersey o al pote de crema o a sus bandas favoritas.
- Antes hablaba de la nueva normativa europea, que les va a beneficiar y también les va a dar más carga de trabajo, ¿no? Sobre todo, si las empresas quieren diferenciarse y ofrecer información más personalizada.
- Claro, por eso nosotros hemos diseñado una plataforma que sea transversal, donde el cliente (las empresas) sea capaz de generar los contenidos. Nosotros le damos la herramienta, como si fuera una de Microsoft. Son nuestros clientes los que generan esos contenidos y deciden qué información muestran las etiquetas.
- También ha hablado de personalización de cada etiqueta. ¿Cómo sería?
- Tenemos una línea de productos que llamamos merchandising conectado. Son llaveros, imanes o la simple tarjeta de visita. Un regalo físico que tú te puedes llevar. Por ejemplo, esto se ha aplicado en el ayuntamiento de Sant Vicenç dels Horts. El consistorio regaló 15.000 llaveros a la población y, cuando los vecinos decidieran, podían acercar el móvil y acceder a la información semanal o la que el ayuntamiento decida.
- Ayuntamientos, vino, ropa… ¿qué tipo de clientes tienen y a cuáles esperan?
- Podemos aplicarlo a todo. Por eso tenemos varias verticales y una spin off, porque queremos acertar el tiro y no morir en el camino. Una de nuestras líneas es la alimentación. Hay una normativa que está lanzando la Generalitat porque quiere que en el 2027 la gente consuma más producto de proximidad.
- Y allí, ¿dónde entran las etiquetas?
- Estamos trabajando ya con cooperativas como Llet Nostra y con varias empresas de Cataluña para que certifiquen la trazabilidad del producto: el origen de la granja, dónde lo estás comprando. Entonces, tú, cuando escaneas, puedes ver de dónde viene ese producto y tienes y puedes comparar con otros que no tengan esa información. O sea, en el punto de venta, el consumidor ya va a tener una información adicional. Y el consumidor cada vez es más consciente de lo que come.
- En cualquier caso, la Generalitat ha lanzado unas ayudas para subvencionar nuestra plataforma. Y ahí tenemos una línea muy potente.
- ¿Qué otras líneas tienen?
- También lo estamos aplicando en el textil con otras empresas, por ejemplo, con Teresa Helbig, Premio Nacional de Moda, que está integrando las etiquetas en sus vestidos para crear esta conexión con sus clientas.
- ¿Y cuánto les va a costar a las empresas? Porque esta tecnología es nueva, tiene unos costes. ¿Puede repercutir?
- Al cliente final no le tiene por qué repercutir, porque el coste de añadir un QR es muy bajo. Es, simplemente, cambiar el diseño de la etiqueta. Sí que es verdad que la empresa tiene que contratar el servicio para poder gestionar esas etiquetas, por eso nosotros les intentamos dar un valor añadido que puede beneficiar a la empresa. Es decir, no solo es un impedimento más de Europa.
- Claro, ¿se encuentran reticencias?
- El sector primario, sobre todo el agrícola, que es el más machacado y donde los márgenes de beneficio son de céntimos, lo vive con una incertidumbre brutal, lo ve con dudas. Lo único que le favorece es esta normativa sobre la proximidad, con la que pueden ganar posicionamiento de mercado si garantizan que es producto local. Si realmente la Generalitat lo consigue, entonces, esto le sale a cuenta.

Etiqueta inteligente en una prenda de ropa OKTICS
- Habla de los beneficios y ayudas a sus clientes. ¿Y a ustedes? El sector del I+D+i siempre se ha sentido muy desamparado.
- Ser el primero, el valiente, cuesta. Entonces, sí que necesitamos esas ayudas que financien parte del proyecto y contamos con ellas.
- Porque ¿cuánto cuesta una etiqueta inteligente más o menos?
- Depende de la información que quiera el cliente y para qué la quiere. Una etiqueta de ropa que dé información básica, desde unos 100 euros a 150 euros al mes. Con esto pueden ya gestionar 10 etiquetas para 10 productos y luego imprimir los QR, que eso no tiene coste. Los chips tienen un coste de 15 céntimos.
- ¿Qué diferencia hay entre el chip y la etiqueta?
- La etiqueta se puede vandalizar. El NFC, si lo enmascaras debajo de una pegatina o un plástico, está protegido.
- Pero los chips son una tecnología más cara. ¿Los fabrican o tienen proveedores propios?
- Trabajamos con los proveedores, que son de Estados Unidos y China.

Entrevista a Eugenio Oñate Barcelona
- ¿Se podría decir que esto acabará con el código de barras?
- Sí, puede pasar, porque el QR ya va a dar el precio y toda la información que quieren el consumidor y la empresa.
- Esa es la cuestión. ¿El cliente quiere toda esa información o, si se elimina del producto, por pereza, no va a escanear el QR y vamos a ser consumidores menos informados?
- Es un cambio, sí, y está claro que no todo el mundo tiene esa curiosidad. Yo entiendo que es un factor de decisión o para comparar. El cliente escaneará para decidir si elige un producto u otro en función de su criterio, o si hay promociones, sorteos… Además, puede servir para detectar falsificaciones.