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Mauro Maqueda tan solo tenía 22 años cuando decidió invertir y adquirir la discoteca Badiu de La Cerdanya (Lleida/Girona). No fue fácil. El dueño del terreno le pidió una carta de crédito, es decir, un documento que demostrase su solvencia.

Al principio todo fueron impedimentos, pero la consiguió y, a pesar de las pocas esperanzas que tenían puestas en él, en julio de 2019 reformó y arrancó con el proyecto de Badiu. 

"Probablemente, ya empecé con el pie izquierdo", reconoce a preguntas de Crónica Global. Sin embargo, ese verano, en tan solo dos meses, facturó más de 300.000 euros. 

Mientras, en la comarca, las poderosas familias terratenientes de la zona observaban con recelo como "el pijo de Barcelonase hacía de oro. 

Inicio de la cruzada

Ese otoño, el local siguió con la misma dinámica. Maqueda gestionaba el restaurante y la sala de fiestas Badiu a la vez que abrió una nueva pizzería. El joven se negó a pedir la licencia de actividad, pues ya contaba con una licencia que le permitía ampliar ciertos metros cuadrados esa misma actividad.  

Ahí empezó la cruzada de algunos de los hombres de poder de La Cerdanya. El primer golpe llegó a finales de 2019, cuando el Ayuntamiento de Fontanals, a insistencia del regidor de Medio Ambiente y Agricultura, paralizó las obras de la pizzería. El concejal, a pesar de ser un cliente habitual de su establecimiento, presionó al consistorio.

Cuando Maqueda se enteró, no tardó en ir a buscar al regidor. "Le agredí", explica. Años después, en 2022 reconoció los hechos ante la autoridad judicial, pidió disculpas y aceptó un año y medio de prisión y el pago de dos multas de 1.440 euros

La pandemia

Sin embargo, cuando todo iba viento en popa, llegó la pandemia del coronavirus y, en marzo de 2020, sin haber cumplido un año de vida, el complejo posh de La Cerdanya cerró sus puertas durante casi cuatro meses. 

Cuando el Gobierno dio luz verde para la reapertura escalonada de los negocios, los empresarios, restauradores y políticos de la comarca organizaron una reunión para establecer las claves de la paulatina "vuelta a la normalidad".

En dicho encuentro, Maqueda anunció que Badiu no abriría ese verano. Sin embargo, el joven explica que varios sectores le forzaron a llegar a un acuerdo: si ellos no abrían, los botellones se iban a disparar en la zona. 

De este modo, el propietario del club llegó a un acuerdo extraoficial: "Yo accedí a abrir Badiu todo el verano de 2020, en algunas ocasiones ignorando las restricciones por el coronavirus, pero a cambio la policía de la zona haría la vista gorda", reconoce.

Badiu se viraliza en redes sociales

Las quejas, sin embargo, no tardaron en llegar. Los vecinos de la zona empezaron a quejarse del aforo, de la música y de todo lo que llevaba el sello de Mauro Maqueda. A finales de agosto las imágenes de su local lleno de jóvenes llegaron a los medios de comunicación.

Una semana después, recibió la primera visita de los Mossos d'Esquadra. Pronto, el joven Mauro entendió que no iba a ser la última. 

Tras la primera intervención de la policía catalana, las denuncias contra la actividad del complejo de ocio aumentaron. "Los tenía a todos en contra: Sanidad, Interior, Juegos y espectáculos, Medio ambiente... hiciese lo que hiciese, todo eran problemas", explica. 

En la diana de la burguesía

Maqueda acumula decenas de denuncias y sanciones administrativas. "He perdido la cuenta", dice. Incluso, llegó a estar detenido en dependencias policiales durante 72 horas, tras la denuncia de un trabajador. "Cuando no era la pizzería, era el aforo o el ruido, o que tenía una terraza en zona inundable...", explica. 

Badiu, poco a poco, fue acumulando sanciones administrativas, algunas que rozaban los 300.000 euros. Según Maqueda, el complejo se situó en la diana de algunas de las familias más poderosas de La Cerdanya, que movieron cielo y tierra para hundir el negocio hasta llevarlo al concurso de acreedores, que ya ha superado

Alcalde polémico

Cabe recordar que Badiu se encuentra en la pedanía de Queixans, perteneciente al municipio de Fontanals de Cerdanya. Esta localidad ha saltado a los titulares por el chalé en zona protegida e inundable que se hizo el alcalde, Xavier Chía. El casoplón dedicado a la caza está en el punto de mira de los ecologistas y de la fiscalía, como explicó este medio.

Los Chía son uno de los poderes fácticos de la comarca de asueto de la burguesía catalana: Ramon Chía retiene la vara de alcalde de la citada Fontanals e Isidre Chía, su hermano, la de Bolvir y la presidencia del Consell Comarcal de La Cerdanya. Ambos son de Junts per Catalunya, el partido del expresident prófugo Carles Puigdemont.

Nueva etapa sin Maqueda

En este contexto político llegó la decisión de apartarse del negocio: "Ya no podía hacer nada más", lamenta. La última sanción le llegó después de la última fiesta de Halloween, el pasado 31 de octubre. Fue entonces cuando entendió que ya no podía seguir. 

Maqueda fue a suspensión de pagos y un juzgado de Barcelona declaró la empresa en concurso de acreedores a principios de noviembre. En tiempo récord, el joven ha encontrado un comprador que ha asumido el negocio: "Badiu encara una nueva etapa y espero que sin mí el negocio pueda prosperar...". 

Ahora, él también encara una nueva etapa, pero en la sombra de todo. "He aprendido la lección y, aunque asumo que yo he hecho cosas mal, nunca quise hacer daño a nadie, solo montar un negocio donde la gente se lo pasara bien", zanja. 

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