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Los promotores del primer biopolígono de Cataluña están a la caza de empresas interesadas en abastecerse entre sí de materias primas, reaprovechando los desechos de las demás. El de Alcarràs hará de bandera de los otros dos proyectados en la región, en Balaguer y en Alguaire; todos ellos abrirán camino a modo de sandbox regulatorio hacia un auténtico polo de economía circular. 

No obstante, y a pesar de lo pionero del proyecto, la energía que generan en Alcarràs la reparten a medio gas por una norma sin adaptar, que dista del paraguas que ofrecen otros países europeos, como Francia o Alemania. La normativa de comunidades energéticas en España tan solo permite abastecer de electricidad en un radio de 2 kilómetros, y no 20, una cifra mucho más razonable.

El primer biopolígono de Cataluña se establecerá en Alcarràs de la mano de Alcarràs Bioproductors

Ahorro del 50%

150 familias con explotaciones ganaderas integran Alcarràs Bioproductors. Pero esta sociedad del Segrià tan solo puede alimentar a unas pocas con su recién estrenada planta de biogás, en la que entran deyecciones ganaderas desde hace pocos meses. Y están obligados a dar cabida a sus futuros socios del biopolígono en parcelas situadas a una distancia inferior a 2.000 metros para poder abastecerlos.

"Cualquiera de las empresas que se instalen estarán dentro del radio permitido, ya lo hemos planteado así", explica Miquel Serra, uno de los promotores. "Nosotros no nos fijamos en la venta, sino en generar electricidad para alimentar nuestras granjas", agrega. Y en caso de lograr una modificación de la normativa, abastecerían a muchas más explotaciones, y el ahorro de energía rozaría el 50%.

En palabras de Jordi Jové, también miembro de la dirección de Alcarràs Bioproductors: "Aunque no nos afecta como biopolígono, nos afecta como sociedad porque no podemos compartir esta energía con vecinos, empresas, ayuntamientos, bibliotecas, ambulatorios, polideportivos... Es completamente injusto".

20 kilómetros

La Ley estatal de autoconsumo compartido no regula la figura de comunidad energética. De la misma manera, no distingue entre el medio urbano y el rural; si bien dos kilómetros son útiles en el primero, "no tienen ningún sentido" en el segundo.

"El autoconsumo compartido no está pensado para compartir energía a largas distancias", lamenta Teresa Botargues, asesora en Transformación Económica de la Diputación de Lleida, quien recuerda que la norma es competencia estatal.

La experta también censura que no se contribuya a la "necesaria conversión económica", y pone cifras: "El potencial solar y fotovoltaico de las comunidades energéticas de Lleida generaría un excedente de 12 GWh que supondría un vector de competitividad para atraer empresas".

Construcción de la planta de biogás en Alcarràs el mes de abril José Crespín / PSC

Pendientes de Madrid

Por ello, estos actores del Segrià tratan de hacer lobby territorial. Serra y Jové aprovecharon la visita en octubre del conseller Òscar Ordeig (Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación) con motivo del préstamo de 3 millones de euros del Institut Català de Finances, con largos plazos de amortización y condiciones favorables.

También han trasladado la necesidad de modificar la normativa a la senadora de ERC, Sara Bailach, o la diputada Teresa Jordà; también al líder municipal de Junts Isidre Gavín, entre otros.

La senadora de ERC Sara Bailach EUROPA PRESS

Fuentes del equipo republicano en Madrid sacan pecho de haber logrado en 2022 el radio actual, ya que antes eran 500 metros. Aunque reconocen ser "conscientes de que quizás es necesario ampliarlo también" para insistir en la apuesta por el autoabastecimiento mediante energías renovables: "Estudiaremos diferentes opciones para poder plantearlo".

El equipo de Ordeig, por su parte, no ha dado respuesta a las preguntas de este medio.

Primer biopolígono

Alcarràs Bioproductors trabaja para atraer a empresas del sector agrícola, ganadero y agroindustrial interesadas en aprovechar los recursos que allí se generan. No solo energía, sino también los desechos de unas actividades que son materias primas para otras.

Este grupo de ganaderos leridanos puso en marcha hace dos años una planta de compostaje con la que trata 27.000 toneladas anuales de deyecciones de vacuno. El resultado, fertlizante ecológico con gran salida en el mercado y que supone el grueso del negocio de la sociedad.

Sacos de fertilizantes orgánicos producidos por Alcarràs Bioproductors José Crespín / PSC

Y desde este verano, tratan en una planta de biogás la fracción líquida de dichos purines para producir electricidad con la quema de biometano. Infraestructura que, a su vez, será alimentada con los residuos de las actividades que allí se instalen, lo que se conoce como "simbiosis industrial". Ya lo han hecho una de fertilizantes y otra de proteína alternativa.

La Diputación de Lleida acompaña en el proceso, con el objetivo de replicar el éxito de los ganaderos de Alcarràs. "Las empresas que se asienten allí tendrán los productos que necesitan en el mismo parque y su excedente podrá ser reaprovechado", destaca Botargues, que incide en una "tramitación administrativa más ágil y una regulación favorable" en este reducto leridano.