El consejo de administración de Caixabank ha activado el programa de recompra de acciones de la entidad que anunció a finales del pasado mes de julio, con un máximo de 500 millones de euros, cuya posterior amortización supondrá una reducción de capital de aproximadamente el 2%.
La operación, la segunda de este tipo que lleva a cabo el banco desde que se hizo efectiva la fusión entre el antiguo Caixabank y Bankia (al cierre del primer trimestre de 2021), se inicia después de que haya obtenido las autorizaciones regulatorias pertinentes, según ha anunciado a través de un comunicado de información privilegiada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Exceso de liquidez
El objetivo de la recompra es destinar parte del exceso de liquidez que acumula la entidad en complementar la retribución al accionista que, tras la amortización de los títulos, verá elevada su participación en el capital sin necesidad de invertir.
Las estimaciones de Caixabank apuntan a que la recompra consumirá 23 puntos básicos de capital, con lo que la ratio CET1 fully loaded se situaría en el 12,29%, por encima del objetivo fijado en el plan estratégico 2022-2024 y con un amplio colchón sobre el mínimo exigido por el Banco Central Europeo (BCE).
Doce meses para ejecutarla
A precios actuales de mercado, Caixabank se haría aproximadamente con algo más de 141 millones de acciones, aunque el límite de la recompra se fija en 750,21 millones, con el que alcanzaría el límite legal del 10% de autocartera.
La entidad ha establecido un plazo máximo de 12 meses para llevar a cabo la operación.
Segunda recompra
En paralelo con el anuncio y los detalles del plan estratégico, Caixabank lanzó un primer programa de recompra de acciones en mayo del pasado año, con un montante de 1.800 millones de euros, que ejecutó en siete meses.
Tras su finalización, el consejero delegado del banco, Gonzalo Gortázar, expresó su satisfacción por el resultado del mismo y dejó las puertas abiertas para repetir la experiencia.
En la actualidad, Banco Sabadell también está inmerso en un programas de recompra de títulos, mientras que Santander y BBVA lo han convertido en una maniobra recurrente desde la pandemia.