Iberdrola mantiene su apuesta por el mercado español y un creciente programa de inversiones en energías renovables, pero su implicación en los planes del Gobierno para articular la transición energética no será a cualquier precio. El presidente de la energética, Ignacio Galán, mira con cierto recelo la propuesta de Moncloa para revisar el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec), sobre el que existe un cierto consenso en el sector.

La mayoría coincide en señalar que el programa, actualmente en fase de consulta pública, es "muy ambicioso", dados los elevados objetivos que persigue y el alto volumen de inversiones que requiere, cerca de 300.000 millones de euros.

Cuestión de demanda

Pero precisamente en este punto es donde puede radicar el problema: si tal volumen podrá ser compensado con una mínima rentabilidad, algo que determinará en cualquier caso el cruce entre la oferta y la demanda

"Llegados a este punto, tendremos que analizar cómo va a evolucionar la demanda antes de estudiar lo que tenemos que construir", apuntó el ejecutivo a los analistas, en la conferencia posterior a la presentación de los resultados semestrales de la compañía.

Pioneros en la descarbonización

Galán hizo hincapié en que el ritmo de construcción de instalaciones renovables en los últimos años ha estado en el entorno de los 5.000 megavatios (MW) anuales, mientras que el plan prevé justamente el doble. 

"Somos pioneros en el campo de la descarbonización y el desarrollo de las renovables", señaló Galán para justificar la consideración de voz autorizada en este terreno. "Por eso, tenemos claro que si no hay demanda suficiente, las inversiones no se van a realizar".

Almacenamiento

A la hora de llevar a cabo las inversiones, Galán también observa un elemento que aporta elevadas dosis de incertidumbre, como es el del almacenamiento de la energía. 

"Debemos tener mayor visibilidad sobre los sistemas de almacenamiento, que es algo que aún no está resuelto".

Mirar a Europa

No obstante, el presidente de Iberdrola también incidió en que el documento se encuentra en fase de consulta pública y que hasta su entrada en vigor, prevista para mediados de 2024, aún queda tiempo para aclarar estas incertidumbres.

Un aspecto que, no obstante, preocupa más en el seno de Iberdrola que los posibles cambios normativos que puedan surgir del Gobierno que resulte de la reciente consulta electoral. "Los cambios no serán inmediatos porque aún deben constituirse las Cortes y eso lleva un tiempo; pero, en cualquier caso, ahora hay que mirar hacia Europa, que es donde se está diseñando la normativa que luego se trasladará a España. El Gobierno que resulte elegido no va a apartarse de esa línea", se mostró convencido Galán.

No obstante, la situación en España no será obstáculo para que Iberdrola siga rompiendo todos los registros en el capítulo de inversiones. Los planes de la energética pasan por superar la barrera de los 11.000 millones ya a cierre de 2023 y enfilar la de 12.000 en la recta final del plan 2021-2025.

Además, este logro lleva aparejado el recorte de deuda que la compañía ha conseguido introducir en el balance, hasta el punto de que las guías actualizadas apuntan a una cifra de 42.000 millones de euros al cierre del ejercicio frente a las anteriores, que se aproximaban a los 50.000 millones.

La operación de PNM 

En este montante no está incluida la operación de compra de PNM Resources, aún pendiente de las autoridades del Estado de Nuevo México y para la que Iberdrola cuenta con un margen temporal hasta final de año, que podría incluso ser prorrogado algo más.

A la vuelta del verano está prevista una audiencia de los tribunales locales en la que se podría dar luz verde de forma definitiva a una operación que supondrá inversiones superiores a los 7.000 millones de euros y que consolidará a Avangrid, filial estadounidense de Iberdrola, como una de las tres mayores eléctricas del país.

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