La sede social del Hotel Sofia de Barcelona se va a Madrid. La decisión no tendrá efectos importantes a nivel de negocio, ya que el establecimiento seguirá funcionando en la capital catalana como hasta ahora, ni fiscales, ya que no comporta cambios en la tributación de los principales impuestos. Sin embargo, tiene una carga simbólica, ya que el establecimiento se añade así a la larga lista de empresas hoteleras barcelonesas que se gestionan desde la capital de España, en muchos casos por la fuga de empresas relacionada con la vorágine del procés. Desde 2015, se han trasladado a Madrid las sedes de firmas como Hotusa, Único Hotels, HG, Continental, Derby Hotels, AC Hotel Barcelona o Axel Hotels.
En este caso, la decisión se debe a motivos operativos, ya que será más fácil gestionar el día a día del negocio hotelero si la sociedad que lo opera, Hotel Sofia Barcelona Opco SL, está inscrita en Madrid. Y es que los nuevos dueños, la gestora española Blasson y la francesa AXA IM, tienen ambos la sede en el Paseo de la Castellana de la capital.
Con 500 habitaciones, el Sofia es uno de los cinco estrellas más grandes de la ciudad, afectada por la moratoria hotelera de la exalcaldesa Ada Colau que revaloriza los activos de este tipo. El establecimiento, que actualmente lleva el sello Unbound by Hyatt, se convertirá en 2024 en el primer Grand Hyatt y el segundo de España de esta cadena de hiperlujo.
Una operación de 180 millones
El aterrizaje de Grand Hyatt en Barcelona es una baza en la que la Ciudad Condal ha ganado por la mano a Madrid. Sin embargo, la capital de España no será ajena a la iniciativa, dado que pasará a albergar la sede social de la mercantil a través de la que los nuevos propietarios del hotel controlen la gestión.
El traslado se produce como consecuencia de la adquisición esta primavera del hotel, hasta entonces en manos del fondo Brookfield, por Blasson Property y Axa IM; ambas crearon una joint venture, denominada Hollingbury, un par de meses antes de cerrarse la operación para llevar a cabo la compra, cuyo montante ascendió a 180 millones de euros.
Un paso simbólico
El cambio de dueño dio paso a los planes para convertir el establecimiento ubicado frente a la privilegiada zona de Pedralbes en un referente de la industria hotelera en Barcelona. Sin embargo, también lo hizo para que la sociedad propietaria, que fue la que adquirió Hollingbury, tomara el puente aéreo y cambiara su ubicación tradicional en Avenida Diagonal por un edificio de oficinas en el Paseo de la Castellana, muy cerca de la antigua sede de BBVA en la capital.
Desde allí se gestionará el hotel que, por lo demás, no se moverá de Barcelona, dado que el traslado societario tan sólo es una cuestión de eficiencia operativa. No obstante, no deja de resultar significativo que uno de los llamados a ser referentes del turismo de alto standing de la Ciudad Condal tenga sus cuarteles generales en Madrid.
Cambio de gestión en septiembre
Por lo demás, la repercusión desde el punto de vista fiscal será mínima. Seguirá abonando el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) en Barcelona y el Impuesto de Sociedades es un tributo que recauda la Administración Central y cuya redistribución autonómica posterior no está estrictamente relacionada con las aportaciones de cada territorio.
El cambio de sede ya ha aparecido registrado en el Registro Mercantil, junto con el cese de la actual gestora del hotel, Selenta. Desde el grupo señalan a este medio que han acordado retener la operativa del negocio durante la temporada de verano. La cederán en septiembre.
Un hotel con pérdidas
Fuentes de la consultoría hotelera indican que, a partir de entonces, el nuevo titular de la gestión, Blasson, deberá operar de forma directa el establecimiento o buscar una empresa que gestione el día a día del activo, con un acuerdo con la marca Grand Hyatt similar al que tenía Selenta con Unbound. En el edificio, que ya fue reformado en profundidad antes de la pandemia, se llevarán a cabo adecuaciones para convertirlo en un hotel a la altura de la nueva enseña.
Los nuevos dueños han cesado formalmente a Selenta como administrador único de la sociedad, a la que han dotado de una nueva estructura directiva con un consejo de administración conformado por ejecutivos de la órbita de Blasson y Axa. El establecimiento turístico facturó en 2019 4,1 millones de euros, cantidad que quedó diezmada con la llegada del Covid en 2020. En ambos ejercicios, arrojó un Ebitda negativo de más de un millón de euros: el principal reto de los nuevos gestores en esta nueva etapa orientada al gran lujo pasará por revertir esta situación de números rojos.