Una futura ampliación del aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat precisa del apoyo de la Generalitat pero éste no se obtendrá a cambio de la entrega de la gestión de la infraestructura por parte de Aena. El presidente del gestor de la red pública de aeropuertos, Maurici Lucena, ha vuelto a cerrar la puerta a tal posibilidad, pese a que admite que el proyecto sin el Govern no es viable.

Lucena ha puesto sobre la mesa la condición de Aena como empresa cotizada, con un 49% del capital en manos de accionistas privados, "una realidad que no es neutra al valorar cómo gestionas tus principales infraestrcuturas".

Esperanza de cambio

En una entrevista concedida a La Vanguardia, el ejecutivo se muestra abierto a "reforzar los mecanismos de colaboración institucional" existentes en la actualidad con la Generalitat a la hora de gestionar El Prat. Pero en ningún caso irá más allá.

"Aena a sus accionistas, cotizamos en bolsa", apunta Lucena junto con la esperanza de que la nueva consellera de Territorio, Ester Capella, haga posible el cambio de actitud del Gobierno catalán en cuanto a su oposición a ampliar la instalación.

Efecto en la acción

Lucena es consciente del impacto negativo que una eventual cesión de la gestión de El Prat tendría en la imagen de la empresa y, especialmente, en el apoyo de los accionistas, especialmente de los inversores institucionales. Aunque el Estado mantiene una participación mayoritaria del 51% y tendría en su mano sacar adelante la medida, una decisión de este tipo podría causar un fuerte retroceso de las acciones debido a la fuga de los inversores.

Pese a esto, Lucena es consciente de que sin el apoyo del Ejecutivo, el proyecto no resulta viable. "Es complejo desde el punto de vista técnico y, sobre todo, medioambiental; sin el liderazgo político del Govern no saldrá adelante, morirá", ha aseverado.

Grave perjuicio

El presidente de Aena ha insistido en el grave perjuicio que supone no llevar a cabo la ampliación del aeropuerto barcelonés para la competitividad y el crecimiento de la economía catalana, que estarán "gravemente perjudicados".

Lucena ha explicado que, hoy en día, las grandes ciudades precisan de infraestructuras capaces de albergar vuelos intercontinentales para poder competir en una economía cada vez más globalizada.

Desafío medioambiental

En cuanto al desafío medioambiental, Lucena ha defendido que la estrategia no pasa por reducir el número de vuelos ni por que los aeropuertos no evolucionen.

"El gran reto es cómo en las próximas décadas se consigue conciliar el hecho de volar más con la descarbonización de la actividad aérea", ha señalado.

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