Education First (EF), con sede en Barcelona, es la escuela de formación de referencia en aprendizaje de idiomas a través de cursos en el extranjero. Unos viajes que pueden durar desde dos semanas hasta un año en 50 destinos diferentes alrededor de todo el mundo y adaptados a todas las edades. La compañía fundó su primera escuela en Suecia y, hoy por hoy, ya cuenta con más de 600 oficinas en más de 100 países.
En las próximas semanas, miles de alumnos tendrán que decidir su futuro. En muchas ocasiones, hay quienes no lo tienen claro, y acaban eligiendo una salida que no les gusta, que culmina con el abandono. Para ellos, Education First ofrece lo que se conoce como Gap Year, algo que mucha gente asocia, erróneamente, a un año sabático. En este sentido, el director general en España, Xavier Martí, asegura que no es un tiempo perdido, sino de crecimiento personal y de aprendizaje del idioma, de descubrirse a uno mismo y el futuro laboral que desea. Todos ellos, aspectos muy valorados en el mercado laboral.
Para Martí, en España se comete el error de pensar que los jóvenes deben ir obligatoriamente a la universidad, la enseñanza de las lenguas está muy centrada en la teoría y los profesores están poco formados. En una entrevista con Crónica Global, el CEO de EF considera que los idiomas deben ser una prioridad estratégica de los gobiernos.
- ¿Cómo ve el sector de la educación en España?
- En general, es necesario que la educación sea más práctica y prepare a los niños para la economía de la innovación y no para llegar a la universidad. El sistema actual genera muchas frustraciones y fracasos en el mundo profesional.
- ¿Y en idiomas, cómo estamos posicionados?
- Hay demasiada teoría y mucha gramática, cuando los idiomas se aprenden hablando y practicando. Se aprende mejor cuando viajas al extranjero y escuchas el idioma.
- ¿Qué CC. AA. destacan por una mejor educación? ¿Y cómo está Cataluña?
- En España hay una correlación bastante alta entre el nivel económico y el nivel educativo de los niños. Y eso sigue siendo un problema para la sociedad, porque en países como Finlandia, que es el modelo que hay que seguir, hace 20 años se hizo un plan estratégico que es mucho más igualitario. Así pues, destacan las ricas, que son País Vasco, Cataluña y la Comunidad de Madrid, tanto en lo que es la educación, en general, como en los idiomas. En cuanto a Cataluña, está donde le toca por su nivel económico, pero no donde le toca, si queremos ser una referencia mundial en atracción e inversión, porque no tenemos suficientes personas preparadas. Somos el número 33 en la atracción mundial de idiomas. Tenemos el mismo nivel que hace diez años. Portugal ha avanzado 20 puestos.
- ¿En qué nos hemos dormido respecto a Portugal?
- En pensar como un país grande. Cuando piensas como un país grande o como una empresa grande, te haces pequeño, y cuando piensas como una empresa pequeña o como un país pequeño, te haces grande, Esto es porque tienes las ganas de estar al día, de atraer inversión, de estar en la economía e innovación, de ver cómo me espabilo para ser mejor. Aquí nos hemos dormido. Los idiomas no han sido una prioridad estratégica de ningún gobierno en los últimos 15 años.
- ¿Qué diferencia hay entre Portugal y España?
- Hay una parte social. Por ejemplo, las películas no se doblan, no se pueden ir a ver en portugués. Aquí te cuesta ir a verla en inglés. Eso también genera una cultura de que el inglés es parte del día a día. Los niños deben ver en inglés las películas en casa y también alguna revista. Después, hay una parte fundamental, que son los profesores. La formación de los docentes es básica, porque si no tienen un nivel alto ¿cómo van a enseñar inglés? Y luego hay políticas en algunos países como Portugal o en América Latina que han enviado de forma masiva niños al extranjero subvencionados por el gobierno.
- Las becas MEC fueron muy criticadas…
- Fueron criticadas, pero nadie vio exactamente la magnificación que había detrás. Es verdad que no todo el mundo lo aprovechaba como tenía que aprovecharlo, pero fue un impulso muy grande. Porque, además de generar estancias en extranjero, con las que esos niños mejoraron su inglés, marcó una prioridad del gobierno. Nuestra prioridad es que haya una mayor internacionalización de la juventud y un mejor nivel de inglés. Para resumir, nos falta estar en el top 10 de la prioridad del gobierno. Mucha formación en profesores, es básica. Inversiones altas y creíbles, incluyendo estancias en extranjero.
- En Education First destacan los viajes internacionales. ¿Cómo fiscalizamos que realmente sea un viaje de estudios y que se aprenda inglés?
- Nosotros siempre defendemos dos elementos del viaje en el extranjero: el inglés per se y la internacionalidad. Los dos son importantísimos para el futuro. En cuanto al inglés, no te escapas de hacer cuatro horas al día con un profesor que te hace la formación. Por otro lado, es verdad que le va a costar a quien no quiera aprovecharlo, porque encontrará un italiano que se puede comunicar en español e italiano, pero el que lo quiera aprovechar va a tratar de hablar en inglés con el italiano. Y si ve a un español, se va a escapar de estar con ellos. Entonces, es cierto que hay un riesgo de que, al final, uno viaje y solo haga las cuatro horas académicas.
- ¿Se dan muchos casos?
- Es raro, porque durante ese tiempo también vives en una familia con la que tendrás que desayunar y cenar, por lo que tendrás que hablar inglés. Y lo que nadie te quita es la parte de internacionalidad, de salir de tu zona de confort y ver que en el mundo hay italianos, franceses, coreanos, chinos y brasileños que piensan distinto, que hacen cosas distintas y que la mejor manera para comunicarse con todos a la vez es en inglés.
- Esa parte os ha creado algún problema de reputación. A veces, los alumnos se quejaban de que las familias habían hecho un negocio el tener a gente en casa y no les daban esa parte de acogida. ¿Cómo se ha trabajado para que esto no ocurra?
- Llevamos más de 55 años en el sector y tenemos un grado de satisfacción muy alto. El 88% de los estudiantes que vuelven dicen que quieren recomendar a sus amigos, a sus familiares o volver a trabajar con nosotros. Eso no pasa por casualidad. ¿Quizá el 12% restante tiene algún problema con la parte de donde viven con nuestras familias en las residencias? Sí, hemos tenido algunos problemas durante la historia con algunos temas de adaptación.
- ¿Qué ocurrió el año pasado?
- Con el Covid, la industria cayó, pero nosotros resistimos, hasta el punto de que enviamos a 200 estudiantes durante 2020. En 2021, tuvimos un volumen de estudiantes bajísimo para el que estamos acostumbrados, pero seguimos operando, y ese verano fue complicadísimo. Durante la sexta o séptima ola se van muchos niños infectados y ahí hay protocolos en los que, básicamente, tienes que aislarlo. Fue un verano muy complicado donde asumimos un riesgo, tanto los padres como nosotros. Teóricamente, 2022 tendría que ser el año en el que todo volvía a la normalidad. ¿Qué pasó? La demanda fue altísima, tuvimos muchísimos niños que querían viajar y peticiones por encima de nuestras expectativas. Entonces, tuvimos que correr mucho para tener hoteles, residencias y adaptarlos en poco tiempo. Y ahí llegamos a veces un día tarde, a veces dos días tarde, a veces una semana tarde. No nos gustó nada estar en esa situación, de la que hemos aprendido.
- ¿Cómo se prevé este año?
- El 99% de los estudiantes que van a salir en agosto ya tiene familia y residencia. Por lo tanto, hemos vuelto a la normalidad. El año pasado hubo fallos de cálculo.
- En cuanto al perfil de alumno que elige los programas, ¿cuáles son las tendencias?
- El retrato de nuestro cliente no ha cambiado en los últimos 10 años. El 65% son niñas, aunque no sabemos por qué. Tienen 17 años y se van al Reino Unido, el 1 de julio, durante tres semanas. Más allá de eso, hay subsegmentos. El 90% quiere aprender inglés. Y de ese porcentaje, el 65% se va al Reino Unido y un 25% a Estados Unidos. El que está creciendo bastante, pero partiendo de muy abajo, es Australia. Es un país cada vez más atractivo. En cuanto a edades, los mayores de 25 años han subido mucho este curso.
- ¿Eso a qué responde?
- En general, a una intención del estudiante de relanzar su carrera profesional. No tiene inglés o está en el paro y sabe que, sin esa lengua, no encontrará trabajo, o no progresará.
- También existen desigualdades de género. ¿Qué papel juega el idioma a la hora de romper las barreras? Por ejemplo, en la elección de carreras tecnológicas que siguen estando masculinizadas…
- Hoy por hoy, no está cambiando la elección de carreras tecnológicas para las mujeres. Y lo sé muy bien, porque este año Education First ha trabajado con la OCDE para llegar a más de 500 colegios a divulgar en torno a la elección de carreras técnicas. No hay razón por la cual vosotras no elijáis una carrera tecnológica. No es por el inglés. Si no las elige es, lamentablemente, por un tema de entorno y de cultura. En casa, los padres, podemos orientar a nuestra hija. Es difícil librar esta batalla si no entramos en las casas.
- Por otro lado, hay quien entiende lo de irse un año al extranjero a aprender inglés como un año sabático. ¿Lo es?
- El año sabático tiene connotaciones negativas porque se cree que se ha perdido un año, pero no es así. Hay que recordar que en torno a un 40% de estudiantes universitarios dejan la carrera, la mitad de ellos en el primer año. Eso sí que es perder un año, porque es decepcionante para el estudiante. Ahí es donde aparecemos nosotros, para decirle ya que tienes una carrera que no te gusta, al menos aprovecha el año y vete. Por tanto, año sabático no es un buen término porque tiene este elemento peyorativo.
- ¿Deberíamos normalizar que los estudiantes se vayan un año al extranjero?
- Está muy extendido en Estados Unidos o en América Latina que el joven, entre la escuela y la universidad, se vaya un año fuera para reforzar el idioma, conocerse a sí mismo y reforzar la internacionalidad. Pero en España no pasa por la misma obsesión de educar para ir a la universidad cuanto antes. Desatendemos la parte de la internacionalidad, del inglés, de la práctica y de dejar que nuestros hijos elijan una carrera que le vaya perfectamente a sus habilidades.
- Antes ha mencionado la obsesión de que los niños vayan a la universidad, pero hay otras opciones como la Formación Profesional, donde una de las reivindicaciones es que los jóvenes salgan igual de preparados en inglés que en los campus.
- Parte de los fondos europeos destinados al Gobierno de España están orientados a la formación profesional, y pueden invertirlos en idiomas. De hecho, nosotros estamos trabajando con muchos centros de formación profesional para enviar a niños al extranjero, subvencionados por la UE. Y eso, hace dos años no existía.
- Por último, ¿cómo un grupo que se dedica a la educación, acaba entrando en un deporte como el ciclismo?
- Bertil Hult creó Education First hace 60 años. Ahora, él está dejando la parte operativa y tiene tres hijos. De ellos, dos están metidos en el negocio. Philip Hult y Edward Hult. A uno de ellos, un día le explicaron que había un grupo ciclista que se había quedado sin dinero y se dio cuenta de que los valores que tenía eran muy similares a los nuestros. Esos son, trabajo en equipo, internacionalidad y sacrificio. Por tanto, nos pareció una buena manera de combinar publicidad con ser un poco íntegro en los valores que genera un equipo ciclista.